Artículo Periodístico 3.522º: “Paseando Cáceres, II”.
Toda
mirada añade algo a un ente o entidad o lugar. Con los lugares colectivos que
habitamos y nos habitan, que llamamos ciudades o aldeas o pueblos, nos sucede
lo mismo.
Toda ciudad es la esperanza
colectiva de muchos corazones, que la vida, ha traído a esos lugares, nacieron
allí, porque sus progenitores llegaron allí, quizás por nacimiento también,
quizás por traslado. Y, así se va haciendo la historia del termitero humano,
que no es un nido bajo tierra, pero algo semejante sobre el aire/tierra, algo
de aire, algo metido en cuevas modernas o antiguas rectangulares de piedra o
vidrio o cemento o hierro…
Ahora, no solo es la industria la
que otorga vida a los hombres de un espacio, no es solo la agricultura, sino
que también son los viajes de unos y de otros. Esos fines de semana de
descanso, que la humanidad europea ha alcanzado, después de siglos de
evolución, después de generaciones de ser obligatorio el descanso del domingo,
con fines de descanso de la carne y dejar al espíritu que honrase al Ser
Infinito y Personal y Trascendente, que tantos nombres ha ido teniendo a lo
largo de los milenios…
Decía el maestro Camba, que nosotros los articulistas,
llega un momento que llegas a un lugar para llegar como conclusión a un
artículo. Nosotros los columnistas de opinión, incluso, el modesto escribiente
de estas páginas, ya tiene esa mirada, llega y llegar a un lugar, para un
presunto racimo de palabras, que llamamos crónica-comentario-columna-artículo. Cierto
que intento compatibilizar con otros fines, con la persona de mi lado, ya
décadas ambos caminando por estos aires juntos y rejuntos, con vástagos y
revástagos, aunque sea solo una, de momento… Cada uno, cada persona tiene su
pequeña historia, que es similar a casi las de los demás, en casi todo,
diferente, en algunos colores y matices, a casi todos. Cada uno, síntesis de
todos y cada uno, diferencia de cada uno y de otros. Somos en eso y somos en
todo, somos un tiempo y un espacio. Espacio que vamos recorriendo otros
espacios, como esta ciudad…
Las palabras son imágenes y
conceptos. Con las palabras, estimado lector-lectora, te quiero arrastrar al
fondo de tu mente y conciencia y alma y carne. Te quiero llevar a la mismidad
de ti mismo. Lo exterior es diríamos el guión, esta ciudad es la nave para
arrastrarte un poco más a tus adentros, aparentando que te olvidas de ti mismo.
En ese silencio del inconsciente que siempre está hablando y que no escuchamos.
Es una nueva mirada para ti y en ti, una nueva mirada de esta ciudad, una
mirada que esta ciudad te hace estar en ti, de otra manera…
Dos
juglares
que de noche nos narran espacios y tiempos de la ciudad. Nos narran algo de
este lugar y de algunos tiempos reales e imaginarios. Estos juglares que es la
representación de nosotros en nosotros mismos. Quizás, el maestro Freud, habría obtenido una imagen, que
habría convertido en concepto e idea, y, después en arquetipo mental de la
historia del hombre, individual y colectiva. Y, hoy, estaríamos estudiándola en
universidades, y nos enfrentaríamos a ese concepto, ya durante siglos. Para
intentar averiguar si es cierto, cuánto nos representa. Esta imagen, podría ser
que el “pasado nos proyecta las sombras de nosotros mismos”. Ese pasado
colectivo que es inconsciente, algo del inconsciente colectivo de Jung, que está en los lugares
recónditos del alma, pero que puedes encontrar en la vuelta de una esquina con
juglares que narran algo del pasado, pero que de verdad, están contando una
historia del presente, al estilo de una combinación de García Márquez, Dostoievski, Kafka, Proust, Saint Exupery… Nos
alejamos de los juglares que en la noche entre luces artificiales y naturales
de la luna, entre sombras de realidades y de proyecciones de cuerpos que andan,
anhelamos la paz profunda de la conciencia…
Este lugar como todos los de este
pentágono mezcla de tantas historias colectivas, de tantos ríos de culturas y
civilizaciones y lenguas e idiomas y rostros y colores y libros sagrados, desde
aquellos prehistóricos, neandertales y cromagnones pasando celtiberos, romanos,
y, todos los que han formado el tapiz y manta de los posteriores. De ese siglo
veinte que ya se va alejando en el recuerdo, que ya van existiendo seres, que
el veinte será el pasado, no como nosotros todavía que fue parte de nuestro
presente. Unos respiramos por primera vez, después de la gran guerra, de la
segunda, otros, ya menos, después de la gran guerra, de la primera, ambas en
este suelo del mito de Europa, del sueño de Europa. Deseamos estar y ser en una
Europa como Unidad Política, sin renunciar a nuestras pequeñas ciudades y
pequeñas y grandes historias colectivas…
En todos los lugares, siempre del
pasado o del presente, están las casas del pueblo, lo rural hecho piedra o
ladrillo, están las casas que se denominan casonas o palacios o mansiones de
los estratos altos económicos y políticos y militares, y, están los lugares
religiosos sagrados, según la época de un libro sagrado o de otro diferente, o
de ambos o varios a la vez. Esta es la historia siempre. Vas cambiando los
nombres, aquí el recuerdo sería el Palacio
de los Golfines de Abajo, donde al introducirse late algo de la vida del
pasado en el presente. Algo de lo que fue, antes poder, ahora piedras que
parecen grandes teatros del mundo. Lo nuestro es pasar, nos diría, el viejo
maestro Calderón…
Te das de bruce con un Aljibe árabe del siglo XII. Esencial
son las piedras en una ciudad, esencial son los alimentos, esencial son el
agua, esencial es el fuego, esencial es la seguridad de noche con murallas,
esencial es creer que Algo en este mundo Trascendente nos cobija, y que seguirá
en la eternidad… todos esos esenciales nos movemos los humanos. Unos, dicen que
algunos son más importantes, otros que menos… pero estos elementos o conjuntos
de variables forman el gran conjunto de la vida desde el Homo Habilis, aquel ejemplar que llamamos Lucy, hasta hoy. Hoy, nos sucede lo mismo somos una mezcla de
comida, fuego, agua, seguridad colectiva e individual…
Los viajeros que son carne y
neuronas necesitan energía en forma de alimentos, y se viaja con los ojos, pero
también con las pupilas de la lengua y los sabores y los colores de los sabores
y coloreamos los olores: Torta de Cásar, queso de los ibores, aceite de
Gata-Hurdes, pimentón de la Vera, cereza del Jerte, miel Villuercas-Ibores,
vinos de la Ribera del Guadiana, ternera de la Extremadura, cordero de esta
tierra, chanfaina, migas extremeñas, patatas en escabeche con tencas… Los
viajeros probadores de algunos platos-fogones-calderos con esos nombres, se alejaron
aquella tarde al sueño de la noche…
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jmm caminero (07 marzo-12 abril 2023 cr).
Fin artículo 3.522º:
“Paseando Cáceres, II”.
E. 12 abril