Artículo Periodístico 3.510º: “Camba y Gastronomía olfativa”.
Toda realidad humana tiene
múltiples dimensiones y explicaciones, dicen, que la Naturaleza con el abordaje
de la ciencia solo tiene unas pocas perspectivas…
No vamos a discutir la enorme
creatividad humana, individual y social y colectiva y cultural, a lo largo de
los siglos y milenios. Tal es el grado que nos lleva a una cuestión o tema o
dato a resolverlo de decenas de modos diversos o diferentes, entenderlos de
diversos modos, concretizarlos de diversas formas y maneras, y, de explicarlos
también. Por lo cual, la gastronomía o el plato o el puchero o la sartén o la
comida tiene múltiples formas e interpretaciones. Desde luego, la inmensa
mayoría buenas y correctas y adecuadas…
Uno, de los aspectos, no solo son
los alimentos en sí, y sus proteínas y calorías y vitaminas y minerales, sino
también dos realidades: la olfativa y la plástica-visual. Un plato, ya cocinado
y ya presentado delante de una garganta con hambre de estar y de ser
alimentada, tiene esas dobles perspectivas: el olor y la imagen/percepción
visual, no solo el sabor, ni solo la energía alimentaria que lleva implícita e
inserta. Diríamos que la comida es la combinación de energía más sabor más olor
más imagen…
Todos los días tenemos que
respirar, tenemos que vestirnos, tenemos que alimentarnos. Todos los días. Y,
esta es en realidad la esencia de la historia, el sujeto elíptico de la
historia de todo individuo, que se concretiza en satisfacer las necesidades
primarias, los psicólogos y antropólogos y sociólogos explican que las
necesidades primarias del ser humano, desde hace decenas de miles de años, son:
la comida, el vestido o ropa, el cobijo o casa, el fuego o el calor, la
sexualidad o procreación. Y, después, indican que los humanos tenemos y
necesitamos lo que denominan necesidades secundarias y terciarias…
Pero qué suele suceder, que toda
necesidad primaria, la comida, se reviste-viste también de objetos y fines e
intereses secundarios y terciarios. Porque comer es una necesidad primaria, en
la forma que sea, en todas las especies animales, desde el animal más pequeño o
unicelular, al policelular, entre los que nos encontramos… Pero nosotros lo
rellenamos de otras variables y funciones y finalidades: la comida tiene un
elemento estético y de belleza y de forma y de colores y de sabores y de gustos
y de olores… también variables económicas, políticas, sociales…
En El ABC del uno de febrero
de mil novecientos cincuenta y nueve, el egregio y eximio y notable y excelente
columnista Julio Camba, publicó un
artículo titulado Gastronomía olfativa… Cierto es, que en aquella época, ya
estaba el escritor que comentamos y honramos y alabamos y loamos y
homenajeamos, JCA, ya estaba en su
etapa final, pocos años después, la campana del tiempo en esta tierra se le
terminaba. Pero no olvidemos la situación compleja, de aquel año, cuatro
lustros de terminar una cruenta incivil guerra civil ibérica, tres lustros de
terminar una cruenta guerra civil europea…
Ha caído mucho agua desde ese día
que Camba nos regaló esta columna. Desconozco si en algún lugar de la geografía
española o mundial se haya producido este hecho que narra el
narrador-analizador, Camba, salvo en el siglo de oro de la literatura de la
picaresca española. Porque creo que este hecho narrativo está tomado o inspirado
en el famoso Lazarillo de Tormes.
Porque al final, no lo olvidemos,
toda la literatura hispánica, esencialmente, surgió y se creó hace cuatro
siglos, todos los demás, hemos sido añadidores de algunos detalles. Todo está,
hasta ahora, en Cervantes, Quevedo,
Góngora, bajo mi modesto entender. En cambio Francia y Gran Bretaña,
crearon algo nuevo en y con Proust o
con Joyce… pero nosotros, estamos
anquilosados en los Austrias de hace cuatro siglos, en el terreno de la cultura
y Cultura, además de también de otras instituciones –quizás, por eso, no nos
adaptamos totalmente bien, al mundo moderno, con un corte luterano
eminentemente importante y esencial, pero
ni Quevedo, ni Cervantes, ni Góngora, ni Lope de Vega, ni Calderón eran
luteranos, ni calvinistas, ni zwinglianos…-.
Yo, percibo cuando uno visita las
tascar, bares, restaurantes, cantinas, tascantinas –palabra que alguien ha
inventado, y la ha puesto en el dosel de su establecimiento, aquí en mi ciudad
de residencia y habitabilidad…-, que muchas personas antes de degustar el plato
del día, la tapa del día, la ración del día, la observan, antes de clavar el
palillo o el tendedor, se fija visualmente en ella, a veces, comenta con el
contertulio, haciendo un inciso en la conversación equis que sea, y, la sistematiza
con sus sentidos perceptivos visuales, pero también, unos de forma más adecuada
y racional y equilibrada, y, otros sin miramientos la huelen, acercan su nariz
a ese trozo de alimentos.
Existen dos variedades, unos
bajan su tez y torso y nariz al plato, en ese viaje del tenedor/palillo hasta
la caverna de la boca, y, otros, levanta la mano y dedos, sin casi movimiento
descendente del rostro –evidentemente, depende de tipo de alimento, no es lo
mismo, una tapa de paella, que un trozo de jamón o de queso, con pan o sin
pan…-.
Pero debo indicarlo, muchos, para
aparentar que tienen un gusto exquisito, trocean con sus dientes un poquito y
dejan el palillo con la tapa, muchos que piensan o sienten que no deben
agrandar sus estómagos, apenas lo prueban, quizás para demostrar al público que
les acompaña, que hacen todo lo posible para estar con la línea de peso ideal,
otros, quizás para aparentar que tienen gustos exquisitos, o que están en
niveles sociales más elevados, no pueden degustar comida de pueblo en terrazas
de la plaza del pueblo, otros indican que les falta sal o les sobra perejil...
Pero después que ha terminado el
toreo de los sabores y colores y olores de las tapas, uno percibe, que se van
alejando contorneando piernas y manos y melenas, uno se da cuenta, que casi
siempre se han dejado medio plato sin saborear. Alimentos para tirar. Y, uno,
siempre le viene a la cabeza, que hace ocho décadas, sus abuelos o bisabuelos,
formaron una gran corrida con muerte en el suelo patrio, simple y sencillamente
porque unos/muchos tenían hambre, hambre de verdad no hambrcita, sino hambre de
hambrear, unos y muchos y algunos…
Porque toda guerra civil, es solo
eso, es tener hambre, la produce el hambre, y, después se rellena de unas
banderas u otras… ¡Y, el plato de comida es solo eso: energía, sabor, gusto,
olor, imagen…! ¡En toda guerra está el hambre, después se rellena de banderas…!
¡…! ¿…?
http://youtube.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (27 marzo-05 abril 2023 cr).
Fin artículo 3.510º:
“Camba y Gastronomía olfativa”.
E. 05 abril