Artículo Periodístico 4.347º: “Le escribo a usted y a los romeos y julietas de hoy”.
Sobre el amor y el Amor, no soy
muy propenso a redactar textos sobre esta temática, aunque estén en cada frase
que he esculpido, porque es una realidad muy compleja.
El
amor entre dos personas, hombre y mujer… Miles de millones de personas, hombres
y mujeres se han querido y amado, muchas, han estado juntas hasta que la muerte
y las muertes les han separado. Hasta que el silencio de la tierra, de esta
tierra les ha atravesado. Cada historia de amor-amar entre hombre y mujer, a lo
largo de la historia, milenios y milenios, sin negar evoluciones y cambios, han
tenido sus flores y luces y alegrías, y, también sus tristezas y angustias y
penas y dolores y sufrimientos. Cada pareja, de hombre y mujer, ha narrado una
épica y una epopeya dentro de unas circunstancias y una cultura, unas alegrías
y unos dolores.
Hoy,
le escribo a usted, algo así, empieza un artículo, del genial A. Muñoz Molina, -que imagino y
supongo, que ya se debería empezar a que sea uno de nuestros candidatos para el
Nobel-, una columna periodística que tituló: Orfeo Nemo, publicada en El
Ideal, de Granada. Hoy, le escribo a usted, ser anónimo e inédito para
mí, ni siquiera sé, cuántas personas
leerán este artículo, ni siquiera si será leído dentro de cinco décadas, pero
hoy le escribo a usted, quizás, quizás también a mí, para hablar de usted, de
hablar, que aunque sea inconcebible, en pleno siglo XXI, todavía hay padres que
rechazan el amor-amar de un hijo/a con otro ser humano, hijo/a de otra pareja.
Personas que son normales, que son adultas, que tienen una edad ya suficiente,
que se quieren, y, que hoy, como Romeo y
Julieta, como los Amantes de Teruel,
como la Cruz de los Caídos, hoy,
esas historias que hemos visto y oído y sabido en cada pueblo, de cierto tamaño
que está en esta Iberia tan larga en el tiempo, en cada uno existe una historia
medieval o moderna de amor y de encontronazo y espada contra ese amor/amar.
Pero
que esto pueda ocurrir en pleno siglo XXI, de dos personas que bajo la luz
modesta de la voluntad de seguir los Cuatro Evangelios, que todavía
exista que unas de las partes se opongan al amor-amar de su descendiente
directo con otra persona, que hoy, todavía, a personas sanas y adultas, sin
ninguna razón y motivo y causa esencial, se les sigan oponiendo y negando el
amor-amar, y, se ponen hierros candentes e incandescentes en los pies para que
no lleguen al altar de lo sagrado y de lo secular, hoy, estos pequeños romeos y
julietas, que no saben cómo terminará y terminarán esta lucha y esta lid y
estas desavenencias. Hoy.
Hoy,
como Muñoz Molina, no sé a quién
escribo esta columna periodística, no sé si la escribo a usted, a alguien del
mañana, a alguien del pasado, a mí mismo. El tiempo me ha enseñado que aunque
las luchas sociales y los sufrimientos, muchos se han producido en el orden y
el orbe de lo económico y político y social, y, en esa lucha la humanidad lleva
toda la humanidad, conquistando poco a poco, pequeños derechos. Y, ha sido
enorme el avance que se ha conseguido en estos dos últimos siglos. También creo
que se ha olvidado, que demasiados dolores y sufrimientos y penas y angustias,
se producen en las casas-familias-hogares. Que estas entidades están y son los
cimientos de grandes felicidades humanas, pero también, en algunos casos de
grandes sufrimientos humanos. Quizás, casi todos los seres humanos lleven una
herida profunda producida en el seno familiar. No podemos negarlo… Quizás, no
en el del origen propio de su familia, pero sí, quizás en el destino de la
propia familia que han querido crear.
De
esto se habla poco, quizás se ignora por mil razones, pero a veces, me
pregunto, si tanta desestabilización y debilidad moral como Occidente está
sufriendo, tanto palo y lucha y dolor que la familia está pasando, tanta crisis
que está en su seno actualmente, o durante siglos, se deba a que se necesita un Marx y un Freud y un Darwin y un
Nietzsche y un Sartre y un Dickens que nos narren las grandes luces de la
familia y de las familias, pero también de los grandes sufrimientos y penas.
Y,
cómo nadie lo hace o casi nadie, quizás cientos de miles, quizás, millones de
personas, sufren en esas realidades, dolores y angustias y penas, y, nadie o
casi nadie, quiere, primero indicarles que existen esos dolores, aunque también
alegrías, y, nadie o casi nadie, quiere solucionarlas, al verlas desde este
modo. Se intentan poner parches, dice el refrán popular, pero no buscar las
esencias de los dolores y de las alegrías en las familias, dónde los hombres y
mujeres nacen y crecen y son y están… El hombre se busca a la mujer, y la mujer
ase busca al hombre, y serán una sola carne, la historia del Génesis…
Hoy,
como diría A. Muñoz Molina, quiero
recordar a aquellos a los que se les envía estas palabras-cartas, que son los
artículos, que desconocemos quienes serán. Hoy, quisiera recordar a A. Muñoz Molina, que se merece ser
candidato, entre otros, a ser al Nobel de Suecia y al Nobel de las Letras
Hispánicas, y, hoy, quiero recordar a
esos pequeños romeos y julietas, que en pleno siglo XXI, aquí en Europa, aquí
en España, aquí, si aquí, luchan para que su amor-amar continúe, no se apague…
Aunque, usted y yo, crean que esto no existe, que esta realidad es una cosa del
pasado medieval, al menos aquí en Europa, aquí en España, aquí…
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (03-04 agosto 2024 cr).
Fin artículo 4.347º:
“Le escribo a usted y a los
romeos y julietas de hoy”.
E.
04 agosto