Artículo Periodístico 4.380º: “Valorar lo que tenemos, valorar lo que somos”.
Se produce en la cultura, quizás
dos extremos/valoraciones, o se alaba
mucho o se denigra mucho ese producto cultural, o se silencia como si no
existiese, y al final, no existe...
No sé, si no hemos sido capaces
de llegar, en general, no hablo de las concreciones o excepciones, sino de
valorar las cosas con racionalidad, prudencia, mesura, y, todos los valores. Un
producto cultural no es absoluta y totalmente negativo, en todos sus factores y
vectores, ni totalmente positivo. Y, por tanto, se debería indicar, que una
película equis, quizás su estética es buena, su fotografía también, su guión es
regular. Y, el autor/a no debe sentir que sobre él o ella ha caído el diluvio
universal. Le están haciendo un gran favor, que alguien, perciba valores
positivos y valores menos positivos.
Una producción cultural equis,
tampoco es absolutamente negativa, puede que tenga vectores negativos y otros
positivos. Ese jugar entre el ying-yang, lo negativo-positivo, lo blanco-negro,
y, todos los colores es un intento de justicia y equidad y valoración. Así,
llevamos décadas, consumidores de cultura, y, también de las críticas
culturales, que personas y obras, son tan notables, que un poco menos, parece
que serán las grandes construcciones culturales homéricas de nuestro tiempo y
atravesarán los siglos y milenios. Y, otras, otras son tan negativas, que no se
merecen, ni ser, ni estar, ni por tanto ninguna mención, y, si se hace es para
defenestrarla hasta las raíces de la realidad y del ser y del estar…
De ahí, surgen que en todos los
campos culturales, existen a nivel nacional, las veinte o treinta figuras, que
luchan por intentar crear un producto que perdure para generaciones futuras, de
ahí, esas personas sienten la angustia de esa necesidad, y, suelen decir,
frases como ésta: “perduraré o quedaré”, se refiere, evidentemente si su
producción cultural o alguna de ellas, sea en el género o saber o arte o
disciplina que sea, será recordada dentro de cien años…
A otras personas y obras, serían
los de segunda fila en la valoración, quizás, en esa categoría, por géneros y
especialidades, existen o existirían unas decenas, quizás, unas cien o
doscientas. Y, aspiran a estar en la primera fila o en la primera cadena del
ranking.
Y, luego están los demás… que
después de lustros y décadas, han obtenido algunos lugares, pero su problema es
si su producción, no es que sea valorada, sino si seguirá existiendo dentro de
dos o tres generaciones.
Lo anterior es dicho a nivel
nacional, por supuesto, habría otra lista a nivel continental o europeo, y,
otra a nivel internacional, y, otra a nivel regional, que es similar, los de
primera y segunda y tercera como en el futbol, o medallas de oro, de plata o de
bronce… Es o será la definición y descripción del ser humano, todo lo que toca,
lo define o le pone límites, y, al poner límites, pone las cosas en distintas
cajas o estancos o armarios…
Todo estas realidades son reales
para quién se ocupa en el mundo de la cultura o del saber, sea matemáticas o
sea filosofía o sea literatura o sea arte plástico o sea cualquier rama de la
actividad creativa e innovadora de ideas o de percepciones, siempre dentro de
la legalidad y la moralidad. Ciertamente, en una sociedad que habla del reciclaje
del plástico o del cartón, y, que crea sanciones si dejas una caja fuera de un
contenedor, por unas decenas de cientos de euros… pues, no le importa que miles
de producciones culturales, cada década en un territorio fijado y limitado se
pierdan, pocos hablan de las miles de obras, que según géneros y saberes, cada
generación se pierden… quedan en los cajones y se pierden, quedan en los
vientres de los ordenadores y se pierden, quedan en los depósitos de sus baúles
y se pierden…
Puede que a Kafka, Dickinson, Pessoa los redescubrieran, pero me temo, que
cientos de producciones culturales se pierden y se deterioran y se destruyen,
por los ratones del tiempo y de la desidia, aunque sean de cuarta o séptima
calidad, quién sabe, si algún diamante entre miles también se evapore…
Todo esto me lo ha recordado al
mirarme en el espejo, de un artículo que el maestro Umbral, realizó, comentando la película Tacones Lejanos, columna
del mismo título, del director de cine y manchego Pedro Almodóvar, fechado en El Mundo, el 26 del diez de 1991.
Todo producto cultural, todo autor-a, tiene como las geografías del mundo, sus
cimas, tiene sus valles, tiene sus hondonadas y sus abismos abisales…
Ningún matemático genial, ni el
mismo Euler, quizás, uno de los diez
matemáticos más importantes de toda la historia de la humanidad, que según
tengo entendido todavía están publicando artículos científicos que están
inéditos… De tanta producción que tuvo, el genial Euler, el de un solo ojo, fue capaz de crear y descubrir genialidades,
que nos sirven todos los días, sin conocer el mérito de quién está detrás… pues
ni el genial Euler, todo lo que
produjo era genial. Por tanto, ningún pintor, cineasta, fotógrafo, filósofo, y,
etc., todo lo que produzcan es genial, pero por eso, se necesita, ver los
valores y los disvalores en todo.
Y, los autores y autoras, no se
deben ofender por ello, ni tantas alabanzas, ni solo alabanzas, ni tantas
críticas negativas, ni solo críticas negativas… Lo salado lleva algo dulce, lo
dulce algo salado. Paz y bien…
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (13-18 agosto 2024 cr).
Fin artículo 4.380º:
“Valorar lo que tenemos, valorar
lo que somos”.
E.
18 agosto