Artículo 4.986º: “Ser hoy, un libre-pensador es muy difícil”.
Créanme
ser hoy un librepensador o ejercer el libre-pensamiento es muy difícil. Es
cierto que existe libertad de expresión y de conciencia y de publicación de
forma legal y estatal…
Pero
existen multitud de individuos, grupos, colectivos, ideologías que solo desean
que los defiendas a ellos, o al menos, ataques a los supuestos contrarios o
adversarios. Por lo cual, alguien que quiera observar libremente, recoger datos
libremente, escuchar todas las opiniones y argumentos que se han dado, en la
medida de lo posible, libremente, y, por tanto, razonar y utilizar el saber o
saberes ortodoxos, en la medida que pueda y sepa, lo más libremente posible.
Esas personas sobran, esta es la realidad, se le van cerrando puertas. Aquí
una, mañana otra, pasado mañana otra. Y, al final, se encuentra que está
siempre intentando levantar la cabeza, y, siempre le trocean o un dedo o un pie
o una mano o la cabellera. Le van cerrando puertas y ventanas y ventanucos,
concepto-término-idea que ya dicen, viene de los antiguos griegos y romanos…
Pondré
un ejemplo, muy general, “recuerdo una persona que defendía una postura
psicosexual”, que al menos es controvertible, no diré cual –demuestra al no
expresarla, que ya tenemos una limitación al libre pensamiento-, pues que
defendía esa postura pero después, se le escapaba y decía, aquella persona o el
interlocutor/a es o está demasiado obeso-sobrepeso-gordo.
Es
decir, le parecía bien esa postura sexual, con operación quirúrgica incluida
–miren ustedes, por muy librepensadores que seamos, no decimos el nombre-, pero
no aceptaba, no le parecía bien que alguien en vez de tener un índice de masa
corporal equis, -lo que mandan los cánones, cosa que debería estar en
evaluación y autoevaluación más exacta-, tiene o disponía de un poco más de
equis en ese índice de masa y peso… Hoy Bruno, Voltaire, Diderot, D´Alembert,
Agustín de Hipona, Platón, Aristóteles, Sócrates, Tomás de Aquino, Clifford,
Montesquieu, Bacon –ambos-, Russell,
etc., sobrarían, aunque ahora se alaben mucho…
Por
tanto, en la calle se dice, hay que aceptar lo que indica la entidad equis,
para así tener acceso a tal o cual puesto o prerrogativa o dimensión de la
realidad, o situación psicolaboral y económica, o en el ascenso profesional o…
Muchos escritores y pensadores y viñetistas y articulistas, e, incluso del
ámbito de las ciencias sociales, no se atreven a expresar opiniones. Todo el
mundo se calla.
El
ejemplo palmario, es la situación ahora de la Península Ibérica, existen
cientos de expertos y especialistas en ciencias sociales y en humanidades,
cientos en decenas de universidades, que no hablan, no escriben, no expresan su
opinión en periódicos, por la sencilla razón, de “quién habla o de quién se
mueve no sale en la foto”. Y, ellos y ellas saben, que en el camino muchos
conocidos suyos se han quedado en las cunetas, cunetas de la historia. Y, ellos
y ellas, tienen sus finalidades actuales, no quizás ya solo para ellos, sino
quién sabe para sus descendientes. Y, por eso, los que saben se callan. Se oyen
mil mentiras y errores y medio mentiras en los medios de comunicación, y, ellos
y ellas expertos en multitud de saberes lo saben, pero callan y recallan, se
silencian y se residencian…
El
librepensador no tiene que estar de acuerdo con la última tendencia, igual que
el matemático sigue aceptando que el libro de Euclides, tiene todavía ecuaciones que son verdaderos. Es decir, el
librepensador, no tiene que aceptar que una idea nueva, tiene que ser
verdadera, puede pensar que es falsa, porque ya la expresión o enunciado dicho
hace veinte siglos es verdadero. Ni tampoco, que una idea de hace quince
siglos, por muchos siglos que tenga, es o tiene que ser cierta.
Ni
lo nuevo, todo es error o mentira, ni lo nuevo todo es verdadero y verídico. El
librepensador intenta examinar, con sus limitaciones propias, cualquier hecho o
dato o idea o argumento o acto, a la luz de su modesta cabeza, pero tomando
argumentos y razones de todos los saberes… Y, después tendría que tener el
valor de escribirlo, y, después de hacerlo público o publicarlo. Pero es aquí,
en estos dos últimos pasos, en el que los librepensadores se reducen. O, no
escriben de decenas de temas, porque no quieren complicaciones, o, si lo
escriben no lo publican, o, si lo publican lo hacen en sus redes sociales, un
blog, como casi todos, que apenas nadie lee…
Un
librepensador puede adoptar puntos de vista de la lógica y la racionalidad y la
experiencia y la ciencia empírica en temas que son empíricos, pero puede
aceptar en temas que las ciencias no abordan, temas que ocupan y preocupan al
ser humano, temas humanísticos y metafísicos y morales, puntos de vista de la
razón, la razón no científica, pero la razón, hasta que esos temas los aborden
los métodos de las ciencias.
Es
decir, utilizar otro tipo de razón no científica, sino una razón filosófica o
una razón moral o una razón metafísica… Los dos ámbitos de la razón: la razón
científica y la razón filosófica-moral-metafísica. Después, están otros
saberes, como las artes, las culturas en general, las teologías… -que también
hay que escuchar lo que dicen, y, mirar lo que dicen, a la luz de sus
metodologías propias, pero también de la razón científica y de la razón
filosófica-moral…-.
Créanme
ser hoy un librepensador es muy difícil. Más difícil de lo que pensamos. No sé,
a veces, pienso más difícil que hace dos siglos y medio con la Ilustración clásica… Porque hoy, al
menos en Occidente, el Estado te permite libertad de pensamiento y de
expresión. Pero el otro día, percibí como una mujer que iba a misa, un día
normal, al despedirse de unas amistades, no dijo es que me voy a Misa, sino
dijo, “me tengo que ir”. Es decir, hoy día, en la misma Europa, hay personas que
ya no se atreven a decir que van a Misa, a Misa un día normal…
¡¿Algo
está sucediendo, qué está sucediendo…!? ¡Pero hoy los librepensadores sobran,
no queremos a los librepensadores, pero después alabamos la Ilustración y la libertad de
pensamiento hasta la saciedad…!
¡Quizás,
usted no haya padecido el peso y la carga y el castigo de ser un librepensador,
si lo es, sentirá que de todos los sitios lo irán echando o no le dejarán
entrar, y, desde luego, no ascenderá por la escalera de lo social-laboral, excepto
excepciones…! ¡Y, si no asciende socialmente en niveles de la enseñanza y la
educación y lo laboral, después y antes, todo lo que escriba, no entrará en el
mundo académico, y, por tanto, no será valorado por el mundo académico, ni
universitario…! ¡Salvo alguna excepción! ¡O, no le publicarán artículos los
grandes periódicos nacionales…! ¡Aviso a caminantes…!
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (05 julio 2025 cr).
Fin artículo 4.986º:
“Ser hoy, un libre-pensador es muy difícil”.
E.
20 julio