Artículo Periodístico 3.995º: “Va a perdurar, va a permanecer mi obra”.
Dicen,
que al final de sus vidas, meses o años antes del tránsito, todos los
escritores o escritoras que han tenido prestigio y premios en sus geografías se
hacen esta pregunta.
Es obvio y evidente, que esta
cuestión solo se la plantean el uno por ciento de todos los escribientes,
polígrafos, escribidores, solo el uno por ciento, que en sus sociedades,
durante años, lustros o décadas han ido ascendiendo por la escala del valor
cultural en sus respectivas sociedades, territorios, lenguas, culturas y que
han llegado a recibir suficientes premios para tener un lugar en la isla de la
cultura, incluso premios internacionales, o, incluso nacionales de suma
importancia, o, incluso el Nobel. El resto, el noventa y nueve por ciento, ya
saben, que su obra no perdurará, ni sus nombres, a lo sumo, en las bibliotecas
locales y regionales, puede que queden algunas de sus obras que han ido,
pudiendo publicar en editoriales de todo tipo…
Todo escritor, sabe como en El
Evangelio, que muchos son los llamados y pocos los escogidos. Pero que
incluso entre los escogidos que viven y existen en sus vidas, de la industria y
del negocio y del mercado cultural y del prestigio cultural y de la fama
cultural, habiendo recibido importantes premios y valoraciones y excelencias,
pueden ser olvidados. Porque todos saben lo que sucedió con los escritores de
su anterior generación y de la anterior a la anterior y de la anterior a la
anterior de la anterior… Que en su tiempo, fueron enormemente conocidos, y, que
cincuenta o cien años después, pues siguen pasando el purgatorio de los autores
–que todo el mundo sabe lo que es, y, que no le voy a explicar aquí…-.
Nadie se engaña en este mundo de
la Cultura, porque en nuestro propio país, de los cinco o seis que han recibido
el Nobel de Literatura en estos cien años. Muchos, sabemos y conocemos sus
nombres, muchos, incluso los que se dedican y nos dedicamos a ello, hemos leído
una o dos obras, pero nada más. Si aplicamos lo mismo a la lengua, a nuestra
propia lengua, de todos los Nóbeles que en lengua española, por tanto de España
y de América han recibido este galardón, de cuántos hemos leído cinco libros,
de cuántos los seguimos considerando como grandes escritores…
El otro día, dispongo y disponía
de un libro de Historia de la Literatura Universal, y, llevaba en el seno de
mi ordenador en Pdf, sin exagerar, cinco o diez años, de vez en cuando leía y
abría un trozo de sus palabras y sus ideas… pero tenía, una duda existencial y
esencial. Al menos, disponía de doscientas páginas en papel o equivalente, ya
que era electrónico. Y, al menos citaba a cuarenta autores de la Historia
Universal de la Literatura… pero siempre me enfrentaba a él, con una enorme
duda, además era considerado importante: solo citaba a autores occidentales, y,
tenía una segunda duda, que no citaba a ninguna mujer, en estos veinticinco siglos,
y, tenía otra tercera duda, que de esos cuarenta o cincuenta grandes autores,
no citaba a ningún español, ni siquiera a Cervantes.
Y, tenía otra cuarta duda, que
tampoco citaba a ningún latinoamericano en lengua española… Y, no tuve ninguna
duda, después de pensarlo mucho, que le dí, con mis deditos al botón del
olvido, y lo hice desaparecer del vientre de mi ordenador. Cierto es, que no me
gustó hacer esa operación, pero pienso que al menos una mínima objetividad se
le exige a un libro de crítica e historia de la literatura universal… Si
alguien se pone a hacer una historia de la literatura universal, ponga que es
Occidental, y, después, no incluya cuarenta autores, al menos setenta, e,
incluya algunos en lengua española, sean Borges,
García Márquez, Cela, Cervantes, Unamuno, Calderón, o algunos de los
grandes en estos territorios… -por no citar algunos de otras culturas,
continentes, lenguas no occidentales…-.
Esta pregunta o cuestión del
título de este modesto artículo se la hacen muchos escritores, supongo que
todas las personas que se dedican a la labor cultural, de creación o
investigación, en sus últimos años de existencia, cuándo ya han alcanzado una
fama de mérito y justamente reconocida –en todas las especialidades y saberes-.
Pero son lo suficientemente inteligentes y preclaros para darse cuenta, que una
cosa es conquistar la ciudad de la cultura, mientras viven, e, incluso que sus
obras y sus nombres estén en los manuales de la literatura, de la universidad y
del bachillerato, y, otra cosa es que perduren durante las generaciones futuras
cuándo ellos cierren los ojos a esta vida…
Porque además saben, que sus
obras, ahora y dentro de unas décadas, se compararán con la producción hecha en
todo su continente y en todas sus lenguas de su continente. Que en su lengua y
en su sociedad y Estado han podido alcanzar un nombre que brilla más que el
sol, pero que dentro de equis tiempo, su trabajo cultural será comparado con
otras personas y obras de todo su continente geográfico, pero que un poco más
de tiempo, y se comparará con todo el planeta. Dicho de otro modo, los grandes
de España del siglo veinte, tendrán que compararse con los grandes de todos los
continentes y Estados y, por tanto, ya saben lo que irá sucediendo, que se irá
descendiendo en el cómputo global, alguno ascenderá o se mantendrá…
Pero sucede otra cosa, que todo
producto cultural, pongamos por caso este artículo, tiene que soportar la
competencia de todos los artículos que se publiquen en estos cinco años o diez,
antes y ahora, pero también, con los que fueron construidos hace cincuenta o
cien años, pero también, con los que se hagan dentro de cincuenta o cien años…
Este artículo puede hoy ser considerado, imaginemos, un portento de
esencialidad y de estética y de belleza y de contenido, pero será capaz de
soportar ese mismo valor, con los anteriores parámetros, del presente, del
pasado y del futuro…
¡Ah, y, también, tendrán las
obras culturales, ser comparadas, las del presente y las del pasado con lo que
los sistemas de IA, irán haciendo en cada terreno…! ¡Y, qué sucederá con esto…!
¿Por tanto la pregunta, de todos los escritores y de todos los especialistas en
todas las áreas culturales, sigue existiendo, mi obra permanecerá, seguirá
existiendo dentro de tres siglos, cómo se valorará, pasará al ingente tesoro
cultural de siglos, estará al lado del Mío Cid y del Quijote y de la Galatea
o no…?
¡Solo puedo indicarle un consejo,
escriba buscando la realidad, el bien útil y eficiente, el bien moral, la
bondad, la verdad y la veracidad, la belleza, la racionalidad y la prudencia,
y, lo demás, se le dará por añadidura, incluso el permanecer o el no
permanecer…! ¡Al menos, podrá dormir tranquilo, haga el bien y el
bien-verdad-belleza de y con la escritura sin pensar mucho en el futuro dentro
de tres siglos…!
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (28 dic. 2023-08 en. 24cr).
Fin artículo 3.995º:
“Va a perdurar, va a permanecer mi obra”.
E.
08 enero
E.
15 enero