Artículo Periodístico 3.209º: “Los perros y otros seres humanos”.
Las mascotas, animales de
compañía han entrado en la civilización, al menos hasta ahora, no como animales
que sirven a un fin productivo, sino amistoso o afectivo.
Se encuentran relatos entre la
relación entre animales concretos, por lo general, gatos o perros y, sus
cuidadores/amistades/afectividades. Se
han creado y criado vínculos tan profundos entre estas dos especies animales y,
los seres humanos, que es difícil entender y comprender hasta qué grado.
Pueden que existan muchas razones
y causas y motivos, podríamos ofrecer cifras, de la cantidad de mascotas, y, el
gasto económico que supone, se diría, la economía de este sector, las personas
empleadas… Pero eso es un cifra fácil de descifrar, con unas cuantas teclas en
la geografía de Internet lo puede hacer usted. Es más, existen más mascotas ahora en las casas, que niños de un día hasta los
quince, al menos en esta geografía ibérica hispánica…
¿El hombre/mujer ha perdido, pregunto, el afecto ordenado y racional y
mesurado que se debe a si mismo, la mujer/hombre ha perdido el afecto mesurado
y racional y prudente y ortodoxo y moral que debe a otro ser humano? ¿Y,
quizás, esa doble pérdida, y todas las complicaciones de la vida/existencia ha
arrastrado, a que un aumento de personas en soledad o solitariedad, de una
manera o de otra, ha buscado en determinadas especies de animales, esa
necesidad de encontrar otro yo, aunque sea otra especie?
Cierto es que en los
establecimientos dónde existen mascotas, palabra, que debo confesar no me
agrada, ni mucho, ni poco, porque un
individuo o ser viviente/sentiente es un ser que tiene en sí, un grado de
vivencia y de estructura de ser-estar en el mundo, es un ser habitante de este
mundo, de una especie determinada. Decíamos, que existen, en esos
lugares, otros individuos e individuas
de otras especies, multitud de especies de pájaros, otros seres en la medida,
que estén o no estén protegidos por leyes de conservación, incluso reptiles…
El maestro del articulismo Raúl del Pozo,
en una columna titulada: Coloquio: terapia de perros,
publicada en El Mundo, el 18 de abril del 2017, nos traza algunas líneas y
argumentos y razones y datos, todo combinado, como debe ser una columna
periodística literaria personal, sobre este inmenso mundo, que son/es hoy día
los llamados animales de compañía. ¿Cuánto,
me pregunto, de media, se gasta una persona o una familia, en el cuidado y
mantenimiento de un individuo de una de estas especies…? ¿Cuánto ese
individuo de esa especie da y ofrece a esa persona humana o a esa familia…?
No estoy en contra de esta
práctica de tener mascotas, porque cumplen multitud de funciones, para niños o niñas pueden ser una ayuda
para su desarrollo, en multitud de hogares, que pueden estar solos como
hijos; la vida trae enormes
desavenencias familiares, y, una simple perrita o gatita, puede ser una ayuda para superar, en
niños/as o adultos/as heridas y traumas de relaciones; pueden existir mil
motivos… No podemos obviar y olvidar, que los animales, desde su
domesticación, proceso, que duró miles de años, en distintas especies,
domesticación de vegetales, agricultura, domesticación de animales, ganadería.
Han sido esencial para el desarrollo de lo humano o de la humanidad o de la
humanización o de la historia humana o de la antropologización/psicologización
de la misma humanidad…
Si
no hubiesen sido, por la ayuda, en multitud de campos, de la colaboración de
los animales, de especies de animales concretas, el ser humano no habría
llegado hasta aquí –y, del modo que ha arribado y evolucionado y
progresado…-. Posiblemente, usted no estaría comiendo su tostada esta mañana
con leche de vaca… Por lo tanto, somos lo que somos, en una gran parte, por/con
la relación que hemos tenido con los animales, desde hace miles de años.
Ahora, diríamos, que además de
tener/disponer de la dimensión alimentaria, de supervivencia o de defensa o
aviso ante peligros, de ayuda a la caza, y, otras realidades, ahora, determinados individuos y de
determinadas especies, cumplen la función afectiva y emocional y sentimental.
Ahora, millones de gatos y perros, no tienen solo la función de cuidar la casa,
sino de dar afecto a los miembros de esa familia…
Cuando era más joven, y, tuve que
leer libros sobre la neolitización y la domesticación, La Revolución Neolítica,
se titulaba uno, creo que de Childe, ya tan lejano en el tiempo, se
preguntaban, el cuándo y el cuánto y el por qué de la domesticación, de
distintas especies, además de la problemática de dicho proceso en Eurasia y en
América, si es que de verdad, estuvieron tan separados –siempre he pensado que
naves en la mar, se debieron perder, y llegar a América, quién sabe si las
pirámides de allí, son copias, de marineros de aquí, y, otras costumbres…-.
Siempre he pensado en el problema
del por qué de la neolitización, supongo que en estas décadas, se habrán
encontrado y descubierto nuevos datos. Pero observando, pienso y opino, que posiblemente el motor, de dicho proceso haya sido
el afecto, “quizás, el afecto de la mujer, específicamente de la mujer,
capacitadoras de dispersar y dispensar y criar y crear afecto, a todo, han sido
ellas, el sujeto creador de esta gran revolución”. Me imagino que un
cazador un día llevo una cría de animal salvaje, diríamos un perro, y la mujer,
de pequeño lo cuidó, para que su hijo jugase, quizás porque estaba enfermo. Y,
así, se fueron seleccionando los animales más dóciles.
Me pregunto a mi mismo, si existe
algún monumento o escultura, en el mundo, que trate esta hipótesis, la mujer
como posible o potencial sujeto de la domesticación. Una mujer, un niño y una
potencial mascota –sea cabra, oveja, perro, gato…-. ¡Si no la hay, podría algún
ente benéfico o filantrópico construirla/hacerla/crearla…!
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (25-28 septiembre 2022 cr).
Fin
artículo 3.209º: “Los perros y otros seres humanos”.
E. 28 septiembre