Artículo Periodístico 3.246º: “Sobre el amor y el desamor”.
Quizás,
la gran fuerza del ser humano sea el amor y su fracaso el desamor, que se
proyecta con mil tonos, mis conceptos, mil ideas, mil concreciones.
Hay amor o amor de deseo o deseo
de amor a personas, animales, cosas, ideas, conceptos, proyectos. ¿Cómo empieza
ese deseo de amor/amar y cómo se termina? Podría hoy bucear en Intenet, y
narrarles datos y cifras, de mil realidades, empezando por el amor-amar entre
dos personas, entre el desamor-desamar entre dos personas. Cada uno, tiene sus
conceptos, una mezcla de experiencia, de percepción de otros, de heridas o
felicidades profundas de uno mismo, quizás, de probaturas y errores o aciertos,
quién sabe…
Dicen que Dios o el Buen Dios
para/en el cristianismo su definición es el Omnipotente Amor/Amar. Singularidad
del cristianismo, los humanos que apenas sabemos de casi nada, aunque hablamos
o creemos saber de casi todo, definimos-describimos al Buen Dios, como el
Infinito Amor-Amar. Dirán, muchos frunciendo el entrecejo, cómo también se
habla de novísimos, es decir, los acontecimientos después de la Muerte: Juicio
Particular, Eternidad del Alma, Sentencia buena o no-buena para toda la
eternidad… Pero exista Dios o no exista, sus caminos superan la inteligencia
colectiva de toda la humanidad, la cultura acumulada por toda la humanidad.
¿Pero por qué el ser humano, de
forma total, la humanidad, y, de forma grupal o colectiva, o, en sociedad, o
como individuos es tan esencial para cada uno y cada entidad, el amor-amar y,
se produce también el desamar-desamor…, cada uno, con su historia y sus historias…?
¿Sería una cuestión psicológica y neurológica que ha ido atravesando las
diversas especies humanas y no humanas que nos ha llevado hasta nosotros…?
Manuel Vicent, nos narra en un artículo titulado: Otro
Amor, del 10 de enero de 1999 en el País, algo de estas cuestiones.
Como su gran maestría muestra y demuestra, en cuatro cientas palabras/imágenes
es capaz de mostrarnos algo del misterio-enigma humano, en relación a esa
fuerza-potencia que denominamos de mil modos, pero que en todo está el amor-amar-querer-desear
o no amar-no querer-no desear-…
¿Puede que ahora, el amor-amar,
en sentido más estricto y más profundo se haya perdido en el aumento y la
confusión con el deseo, el hiperdeseo, una sociedad omnideseante, que incentiva
el deseo en todo o en casi todo, una enorme libertad del deseo, cada uno
después escoge o selecciona sus formas o sus maneras o sus conceptos o sus
contenidos, en el hipermercado del deseo que es la sociedad…?
Se notan los rostros y en las
biografías, que todas las personas, sienten en su ser, que deberían haber sido
estimadas, queridas, deseadas, amadas de forma más profunda, por personas que
están a su lado, o se han cruzado con ellas, pero la realidad ha sido, que
siempre se han atravesado o lo han podido ser o estar, males o malas
intenciones o maledicencias o desavenencias o errores graves de uno mismo o de
otros…
Dice, el axioma popular religioso
de Occidente, achacable a la tradición bíblica, a Juan de la Cruz, que al “atardecer
nos examinarán del amor…”. Esta es la gran cuestión, pero esto puede ser
entendible y comprensible en un mundo, en el cual la religiosidad sea
imperante, pero en una sociedad, que el escepticismo social y religioso sobre
esta temática, cada vez avanza con pasos más agigantados. Quizás, dentro de unas
generaciones, otras religiosidades de otras culturas, se irán imponiendo y
materializando y cristalizando, y, ser ya fuerzas importantes. Con lo cual, el
concepto de amor-desamor tenga otras características, variables,
determinaciones, consecuencias, impregnaciones…
Hay artículos, como este, no para
mostrar el escribiente todo lo que sabe, incluso adrede renuncia a datos,
teorías psicológicas y afectivas o teológicas sobre el amor-amar,
desamor-desamar, sino para que si un sujeto humano viene a andar-anidar-ahuecar
por estas palabras, le sirva para recordar a él o a ella, para volver-revolver
un poco en sus recuerdos y conceptos de/sobre el amor y el amar. Esa enorme
necesidad que está dentro de la naturaleza humana, la gran energía del
interior, el gran pegamento que une-desune personas y sociedades y grupos y
colectivos y Estados.
El amor-amar tiene muchas
palabras, se concreta y se materializa en muchos modos. Pero como toda enorme
fuerza, también existen las enfermedades-patologías-síndromes-violencias-neurosis
de amor y de amores. No todos los amores son correctos, ni para la persona que
los sufre o los causa. Podríamos tener y poner multitud de ejemplos y casos.
Todo el mundo los conoce/desconoce, todos saben de un amor desgraciado, de un
exceso o falta de amor-amar, a una persona o a una realidad. Esos amores-amares
patológicos/distorsionados/sufrientes, debemos aprender a alejarnos de ellos.
Se nos enseña que debemos amar al
prójimo, amar al Buen Dios, pero no se nos indica que nos debemos amar de forma
correcta a nosotros mismos, y, desde ese amor correcto y adecuado y verdadero y
bondadoso a nosotros mismos, emerja y trascienda el buen amor al Buen Dios, y,
el buen amor-amar a los otros, según la distancia, forma o manera, sea un tipo
de amor u otro, sea amistad, como una forma de amor, sea buen trato con el
otro/a persona como una forma de amor, una buena empatía con animales, cosas,
ideas, conceptos. También se aman o desama a ideas o conjunto de ideas…
Todo el mundo ama algo que ha
perdido, todo el mundo ama algo que espera amar.
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (21-26 octubre 2022 cr).
Fin artículo 3.246º:
“Sobre el amor y el desamor”.
E. 26 octubre