Artículo 5.070º: “Rechazo de personas rechazadas…”.
Hay, personas, que sin pertenecer
a ningún grupo especial, ni tener ninguna característica singular, que siguen
la legislación social y jurídica y moral son rechazadas.
No
se distinguen de la masa social en nada o en casi nada, no disponen de una
característica que sea especial, no buscan ser diferentes a los demás, siguen
en la medida de todos o más, las leyes jurídicas y sociales y morales de su
sociedad, pero son rechazadas. Hay personas que ya a una altura grande del
existir, sin quererlo le vienen a la cabeza, cómo han sido o fueron rechazadas
o silenciadas de tal grupo, en tal época y en la otra, por unas supuestas
razones o por otras. Pero siempre o casi siempre dejadas en el silencio o en el
marco de la historia o de los grupos.
No
es que no hayan tenido amistades, que si han podido, en mayor o menor grado. No
es que no hayan conocido a personas, que lo habrán hecho a docenas o cientos,
no que no hayan conocido grupos, que si han estado. Pero que siempre o casi
siempre, de una manera o de otra, han sido silenciadas, marginadas, incluso
echadas, no dejados entrar en ellos, de una manera o de otra…
Quizás,
es que no hayan conocido muy bien las pautas de normas de relación, quizás,
incluso porque hayan tenido una moral más estricta, que eso se nota, aunque no
se hable, quizás porque no desean entrar en grupúsculos que vayan unos en
contra de otros, quizás porque no les haya gustado hablar mal de nadie, quizás
por quién sabe qué y cómo y cuánto y cómo… pero no podemos negar que hay
personas, no sé si muchas o si pocas, que siendo igual o semejante a la gran
masa de la población han sido rechazados por quién sabe qué y cómo y porqué…
Que llegan a una edad y sin desearlo y venir a cuento, les viene al recuerdo y
a la memoria, quizás una noche de despertarse antes, cómo fueron echados de un
lugar y de otro, de una manera o de otra, de un silencio y de otro, de una realidad
y de otra…
No
pertenecen esas personas de las que hablamos a ninguno de esos grupos que
tradicionalmente son rechazados, no se distinguen del resto, no dejan de seguir
las reglas sociales y jurídicas y morales y laborables de la sociedad… pero son
rechazadas. Y, llega un momento que esas personas, digamos tratan bien a todos,
hablan con todos, siguen las normas de la sociedad y las jurídicas y las
morales y las grandes de sus tradiciones religiosas, pero ya se dicen, quizás
les convenga estar un poco apartado para no recibir otra vez, más veces, ese
látigo del rechazo.
También
hay personas, que sin diferenciarse del contexto, ni buscar polémicas, ni
dialécticas, ni luchas de ninguna clase, si tienen como un gran valor su
libertad interior, su libertad de pensamiento, su libertad de conciencia, su
libertad de expresión en determinados ámbitos. Son individuos que valoran
enormemente la libertad y el libre albedrío, por tanto, la libertad de buscar
la realidad y la realidad-verdad y la realidad-bien. Puede que con el tiempo
hayan aprendido a callarse, silenciarse, no dar opiniones que pueden estar en
contra del grupo o de ese grupo, pero quizás se note, que ellos o ellas piensen
de otro modo… sin buscar distinguirse, se distinguen…
Puede
que la mayoría de individuos no acepten a otros, que tengan un grado de
libertad interior mayor, aunque siempre intenten camuflarse, aunque no expresen
esas ideas, aunque no busquen rechazar a nadie, no busquen distinguirse con
nadie, aunque aparentemente, incluso parezcan que son personas sin criterios,
sin libertad de pensamiento, sin libertad de concepción, que no destacan nada o
en casi nada de la sociedad… Hay personas que quizás por ese tan alto grado de
rechazo, sin pertenecer a ningún grupo especial, sino ser uno más entre los
más, para no ser rechazado han aprendido a camuflarse de alguna manera, a estar
solos y en la soledad y en soledad sonora, incluso sin distinguirse de los
demás, especialmente, en la ropa, en la forma de expresarse, en costumbres, en
hábitos, etc.
Quizás,
existan individuos, que han aprendido al silencio. Que ya están cansados de
haber sido rechazados por unos y por otros, quizás, sin saltarse las normas
sociales, quizás no tengan esa capacidad de interrelacionar, o la tengan en
menos grado, incluso individuos que valoran a otras personas, que no rechazan a
otras personas, son rechazadas, individuos que estiman a las personas, a la
sociedad, a la enorme riqueza de grupos sociales, al Estado…
Bueno,
demos este artículo literario de opinión por terminado. Cuándo uno está en una
cierta edad, percibe el mundo desde la atalaya-torre-montaña, o algo semejante.
Y, uno, ya conoce, a aquellos que en juventud, rechazaron a otras personas, por
tal o cual causa-motivo-razón-excusa, ahora, cuándo son rechazados alguno de
sus nietos por la misma causa que el rechazaba-silenciaba-marginaba-ninguneaba.
Ahora, ahora ya no le gusta tanto que a él o a su descendiente le paguen con la
misma moneda que él/ella utilizaba. Pero ha tenido que pasar una vida, para que
ciertos individuos hayan aprendido, una lección y concepto muy simple: “Uno, no
tiene porqué estar de acuerdo con todos los comportamientos de las personas, a
nivel teórico, pero no por eso tiene que marginar, silenciar, rechazar a medio
o a un cuarto del mundo”.
De
todas formas, siempre estamos ante el problema del bien y del no-bien moral, de
la prudencia-racionalidad moral y, cosas semejantes. Que se tarda toda la vida
en medio aprender, si es que se aprende. Paz y bien.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (25 agosto 2025 cr).
Fin artículo 5.070º:
“Rechazo de personas rechazadas…”.
E.
31 agosto