Artículo Periodístico 3.760º: “Echarle la culpa a los demás”.
El deporte de este país no es el
futbol, ni los toros –si es que se pueden decir que esto es una fiesta o un
deporte-, sino echar la culpa de tus problemas a los demás.
Quizás, debido al antagonismo
durante generaciones y siglos, lo bueno que a mi me sucede, se lo debo a mis
méritos y a mi trabajo y a mi familia, pero lo malo, todo se lo debo a los
otros, a otros estratos sociales o a otras clases sociales o a tal colectivo o
a tal persona…
Raramente te encuentras personas
e individuos e individuas que achaquen sus cosas positivas, a multitud de
factores, personales, familiares, pero también sociales, políticos, estatales,
geográficos, etc. Todos o casi todos son suyos. Pero los errores o las cosas
negativas, son todas de los demás, que se pueden centrar y concentrar en
algunos colectivos, grupos, personas e individuos. ¿Este es un origen de la
violencia sistémica y sistemática, teórica y conceptual y práctica y de
palabras y de hechos y de actos que se sufre?
A veces, uno piensa o siente o
percibe, que hay individuos, que necesitan sentir ese odio o rencor o
maledicencia, de las cosas negativas que les han sucedido, y, centralizarlo
sobre algunas figuras o personas o personajes. Diríamos, que así de ese modo,
paga y se paga esa necesidad de animadversión, ya tiene sus chivos expiatorios,
siguiendo el lenguaje popular, pero también antropológico cultural, y, así
parece que por dentro se equilibra o se armoniza…
Echarle toda la culpa y todas las
obligaciones y todos los deberes a los otros, a la sociedad y al Estado, y, a
si mismo pocos o muy pocos, o solo los beneficios, tiene consecuencias
negativas, primero en el orden del pensar, sentir, percibir la realidad, pero
sobretodo después actuar. Quizás, eso se incentiva con los medios de publicidad
y propaganda y medios de comunicación de masas, percibes que tal persona o tal
vecino se va de vacaciones a Cancún, y, tú, no puedes salir de tu barrio. ¿Se
va creando una especie de “odio interior” consciente e inconsciente hacia
otros, una “envidia interior” consciente e inconsciente hacia otros?
Podríamos concretar y
concretizar, si un individuo y la familia de ese individuo, no es consciente,
que la etapa escolar hay que aprovecharla en la medida de lo posible. Eso
tendrá consecuencias, graves para esa persona durante toda su existencia,
incluso, quizás para otras generaciones posteriores que dimanen de ese
individuo. Por tanto, si no aceptamos la responsabilidad del aprendizaje,
personal y familiar, la necesidad y el esfuerzo. Ya, empezamos un edificio con
graves problemas y carestías.
Si en el seno familiar, algún
miembro, tiene o ha caído en un grave problema psicológico moral o ético, ha
caído digamos en un error moral grave, podríamos poner muchos –no estamos
hablando de enfermedades o patologías psicológicas, psiquiátricas, biológicas o
de salud, que sería un capítulo diferente, eso serían patologías
psicosanitarias o biosanitarias-. Si ha caído en un error moral grave –uno, de
los siete pecados capitales, que ahora nadie habla-, traerá consecuencias
negativas para ese individuo y para la familia. Con consecuencias, incluso para
generaciones futuras surgidas de esa famita.
¡Aquí en este país, uno de los
deportes nacionales, es echarle la culpa a los otros, tanto los del pasado, los
del presente y los del futuro…! ¡Salvo excepciones…! ¡Aquí, no somos conscientes,
de intentar analizar las realidades lo mejor posible, y, así, diríamos vamos
adoptando ideas y conceptos no totalmente correctos, y prácticas no totalmente
correctos, y, si a eso se añaden defectos de las realidades, coyunturas
negativas, y, mil otras situaciones no positivas, siempre nos encontramos con
que los otros tienen la culpa…!
No negamos que lo social o la
sociedad, tenga la parte correspondiente de responsabilidad en las realidades
humanas personales, familiares y de todo tipo. Pero si podemos indicar, que
raramente, achacamos los problemas negativos a nosotros mismos. Quizás, a la
acumulación de errores en el tiempo. ¿Quizás, aunque sea una parte, y, no
todo…?
Y, el problema es que juzgamos
los acontecimientos externos, de otras personas, grupos, entes sociales, del
mismo modo y de la misma manera. Lo bueno que nos sucede es mérito nuestro, lo
malo es culpa de los demás, siempre de los demás. Pocas personas te encuentras
agradecidas con el “sistema y el estado del bienestar”, pocas personas
agradecidas del sistema de salud, que les sucede algo y pueden ir a un centro u
hospital, en unos minutos, pocas personas que cobran una pensión de jubilación,
una persona que tiene sistemas de justicia, de defensa, de mil cosas y
realidades… Pocas personas son agradecidas con todo lo bueno que disponemos y
disponen. Sin negar que todo deba ser perfeccionado…
No sabemos si esa “inquina y
rencor y maledicencia social”, -consciente e inconsciente-, que demasiados
individuos tienen sobre otros individuos, sobre otros grupos sociales, sobre
otros estratos o clases sociales, sobre la sociedad en su conjunto o sobre el
Estado. No sé, no sabemos si se debe a cuestiones de la psicología y existencia
y situaciones del individuo concreto, o se debe heredados de realidades
familiares, no sabemos si se debe a traumas personales o, y, además trauma
familiares…
¡Pero pocas personas agradecen,
son conscientes, que después de haber estado en un hospital cinco días o diez,
el coste económico y en recursos humanos que ha tenido esa realidad…! ¡Por
tanto, debería y deberíamos ser más agradecidos…! ¡Por poner un ejemplo de
múltiples posibles…! ¡O, no…!
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (27-30 agosto 2023 cr).
Fin artículo 3.760º:
“Echarle la culpa a los demás”.
E.
30 agosto