Artículo Periodístico 3.789º: “Recuerdos: Museo Escultura al Aire Libre/Madrid y una madre”.
Las ciudades te traen recuerdos,
los lugares concretos de Madrid también. Es la condición humana. Cada uno tiene
sus recuerdos, tiene sus lugares, tiene sus ciudades.
Somos espacio y somos tiempo.
Recuerdo, hace ya más de tres décadas, venir en autobús del Hospital
Oncológico que estaba inserto en el Clínico de Madrid.
Detenerme en la Castellana, y, algunas veces, sentarme al lado y debajo de ese
museo de escultura al aire libre. Me sentaba en algún lugar y pensaba. Pensar,
diríamos, el oficio de toda la existencia que he tenido, aunque no sé si he
obtenido mucho.
Debajo de aquellas esculturas o
al lado, en algún lugar, miraba a Chillida.
Supongo que las esculturas seguirán estando todas, supongo que alguna se habrá
añadido. Recuerdo todo esto, y, a raíz de la escultura colgada de Chillida fue cuándo se me ocurrió las
pinturas colgadas, vistas por los dos lados. Expuse algunas en plástico, en una
exposición de 1982, y, con ese incentivo y por otras causas y motivos y
razones, inventé-diseñé-descubrí, lo que denominé Manifiesto del Biperspectivismo.
Es decir, un cuadro o dibujo o pintura visto y dibujado y pintado por los dos lados.
Con ese manifiesto artístico y
otros, unos cuarenta, estuve enviándolos y mostrándolos y publicándolo durante
lustros. Pensé, siempre pensé, ahora también, que una decena de esos manifiestos
artísticos abrían nuevas tendencias en el Arte. Quizás, era la vanidad o
ilusión o idealismo o soberbia, pensé que habría un Arte antes y después. Pero,
a miles de personas, les envié esos manifiestos, según iban haciéndose y
publicándose, y, construyendo obras, especialmente, dibujos y pinturas y libros
de artista en papel… A miles les envié, en forma de carta postal, enviándoles
obras originales, correos electrónicos, textos e imágenes en DVD.
Pero todo resultó el silencio.
Recuerdo cuándo me sentaba debajo de aquellas piedras-esculturas, después,
ascendía por el escalón de otro autobús, hacia Atocha, allí, el lugar de
partida hacia la Mancha. Todo esto me lo ha re-recordado, cosa que de vez, en
cuando lo recuerdo, al leer un artículo de Josep
Massor, publicado en El País, el 19 de agosto del 2023,
titulado El simbolismo de la ´Mère Ubu´ de Miró,
Dónde se une escultura y plástica
y pintor y literatura y Miró y Jarry y recuerdos y… -ahora, en estos
días, este mismo día de la publicación de este artículo de El País, hace treinta y
un años que falleció mi madre…-. ¡Muchas madres, hijos, hijas, nietas, abuelos,
abuelas, padres se ha llevado la enfermedad, la condición humana, se ha llevado
el cáncer, los tipos de cáncer…, durante generaciones y siglos… -esta columna,
es un homenaje, a todos los que se han ido, los que se han ido al lugar dónde
todos iremos, al lugar dónde están la mayoría, cómo decían los griegos y
romanos antiguos…-.
Muchos, miles, decenas de miles,
cientos de miles de cada generación en un territorio-sociedad-país desean ser
artistas, autores creativos, en algún terrenos, sea en algunas de las artes, en
las letras, en música, en danza, en teatro, en diseño y en mil cosas y
realidades. Decenas de miles. Pero debemos admitir la evidencia, pocos llegan a
ese estadio, en el cual, pueden realizar obras, ser libres en la producción,
obtener dividendos económicos, y, después saber que sus producciones
culturales, la inmensa mayoría se cuidan, se valoran, se revalorizan, se
restauran. Eso es aquello muchos llamados a beber agua, pero pocos son capaces
de conseguir agua suficiente durante su existencia.
Es obvio, hemos hablado/escrito
en otros lugares y páginas, es obvio y evidente, que hoy, ya se tendría que
estudiar-abordar este tema con más sosiego y tranquilidad y paz, y, ofreciendo
alguna solución, a los decenas de miles de autores y autoras y creadores e
inspiradores, que al menos, sus obras, aunque sea en forma de imágenes quedasen
para el futuro… ¡No es tanto pedir…!
Aquel sujeto, después de mirar-remirar-admirar
un rato, volvía a la estación de Atocha,
ya lo hemos dicho y expresado, pero lo reiteramos, se montaba en su tren, y,
esperaba que la enfermedad no fuese definitivamente una sentencia de muerte.
Aquella esperanza y aquella espera, de un año y otro, de diez años, desde el
diagnóstico.
Y, también, aquel individuo, que
empezaba desde el barrio de Salamanca, desde los alto y llegaba hasta el
Retiro, en dos o tres horas, visitando galería, entonces, quince o veinte, ya
se las sabía de memoria. Intentando conocer y entender. Creyendo que alguna
vez, alguna vez, se le abriría alguna oportunidad en ese deseo de vivir y
existir con el arte plástico. Un autor modesto y humilde pero viviendo de
aquella disciplina.
¡Ha pasado ya mucho tiempo de
todo aquello, mucho tiempo, ahora, ya aquella persona, que entraba en la
madurez, ahora, ya está entrando o está en la tercera edad…, ahora, ya
preparándose para el encuentro con la Metafísica…!
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (21 agosto-12 sept. 2023 cr).
Fin
artículo 3.789º: “Recuerdos: Museo Escultura al Aire Libre/Madrid y una madre”.
E. 12 septiembre
E. 19 sept.