Artículo Periodístico 4.152º: “Orden y desorden global: El reloj del Apocalipsis”.
De todas las realidades y de
todos los hechos y de todos los conceptos, toda persona, sea Premio Nobel o sea
analfabeto tiene una idea, emoción, sentimiento, afecto…
La
cuestión es la realidad mundial tiene actualmente un orden o está más bien en
un desorden, es ahora en estos meses está con más orden o desorden. Exista un
orden o un desorden como se pauta y mide esa realidad, con qué vectores, qué
maneras, qué formas, qué entidades, qué organismos.
El reloj del Juicio
Final.
Sabemos
que existe el famoso Reloj del Punto Final, otros lo
denominan del Juicio Final o del Apocalipsis se mantiene actualmente a
noventa segundos de la media noche, que si llegara a esa situación el planeta
volaría por el espacio a trocitos –entiéndame, desaparecería la vida humana y
de miles de especies del rostro de este planeta azul-. Esté reloj tiene 77
años.
En
cientos de factores y vectores la sociedad, la humanidad ha avanzado hacia el
bien o mayor grado de bien, hacia mayor trozo de los grandes valores. Nadie
puede negar, que hoy, cualquier ser humano, con diferencias regionales o
territoriales, tiene de derecho y de hecho más derechos teóricos y prácticos,
más que su bisabuelo y bisabuela de hace cien años.
No
podemos negar este hecho, pero tampoco podemos negar, que quizás debido a la
tecnociencia, la demografía, conflictos económicos y mil otras realidades
estamos frente a una óptica que somos y tenemos la capacidad de extinguirnos a
nosotros mismos. César, Gengis Khan,
Alejandro Magno podían y podrían exterminar un pueblo, pero no podían
hacerlo con toda la humanidad. Pero nosotros, ahora sí.
Josep Plà.
El
maestro del columnismo Josep Plâ
redactó una columna titulada: El
desorden universal, en la revista Destino, el día 22 de mayo de 1975,
en la cual nos habla de esta temática, y, como todo articulista, pues se fija
en algunos hechos o ideas y argumentos y emociones, y, en otros no. Porque
ochocientas palabras como los cien metros de la carrera, solo permiten un
pequeño bocadillo de ideas y afectos.
Pero
la cuestión sigue en pie, no solo si existe más orden o menos desorden, sino
qué podríamos hacer para aumentar el orden mundial y disminuir el desorden
mundial. Siempre olvidamos que si para curar una enfermedad, se necesita
investigación básica en multitud de campos y áreas que después se unen y se
interrelacionan.
La
pasada epidemia mundial fue una demostración de dicho quehacer, se juntaron
cientos de investigadores en decenas de laboratorios, y, con lo que ya sabían,
y, lo que aumentaron su saber en esos meses, nos solucionaron en gran parte, el
grave problema de dicho virus. Hace tres siglos, posiblemente, una parte
importante de la población mundial habría terminado en las cenizas, posiblemente
quién sabe si el diez o el veinte por ciento, porque siendo tan virulento el
virus, la humanidad de ayer y de hoy, no estaba preparada biológicamente, solo
la tecnobiología nos ha salvado, aunque quién sabe si ésta nos llevo a los
prolegómenos de dicha realidad.
Planteamientos.
Lo
primero es que se creen y se desarrollen y se incentiven todos los centros de
investigación existentes, con estas temáticas del orden y desorden mundial,
sigan en funcionamiento, pero se incentiven sus programas, se añadan personas,
se inviten a cientos y miles de investigadores de las ciencias sociales y de
otras disciplinas, que además de ofrecer sus sabidurías en las universidades se
unan a estos programas de investigación y de diseño de la humanidad.
Que
se abra esta muralla y que creen planes Manhattan para resolver este
problema, a semejanza, como aquel nuclear. Creo que tantas mentes unidas
trabajando en decenas o en cientos de programas, que ya lo hacen, pero
incentivarlos podrían encontrar soluciones de todo tipo: filosóficas,
antropológicas, económicas, políticas, culturales, religiosas, sociales y de
toda clase para resolver el problema del
mundo, o al menos disminuirlo o ralentizarlo o debilitarlo…
Conclusiones.
Tenemos
que disminuir las guerras, el hambre, los conflictos territoriales entre
sociedades y Estados, tenemos que las culturas, las metafísicas, las religiones
las ideologías, las filosofías creen lazos y puentes y viaductos de
entendimiento, para que disminuya la tensión mundial. Que las dimensiones
arracionales e irracionales, de individuos y colectivos disminuyan y por tanto,
avancemos hacia el orden mundial, quién sabe, a ese sueño que algunos tenemos
hacia una Autoridad Política Mundial.
Disminuir
el sufrimiento, la angustia, la pena humana en todos los territorios del
planeta. Si hemos sido capaces de erradicar decenas de enfermedades y
patologías biológicas, creo que también seremos capaces si nos lo proponemos
disminuir decenas de males humanos sociales, políticos, económicos, religiosos,
culturales…
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Fin artículo 4.152º:
“Orden y desorden global: El
reloj del Apocalipsis”.
E.
15 abril