Artículo Periodístico 4.156º: “El hombre/mujer solo/sola: cinco millones en España”.
No
vamos hablar aquí de El Hombre solo de Mingote, aunque hagamos referencias
inconscientes, pero el ser humano tiene que aprender a vivir en compañía y
sociedad y en soledad.
Somos
esa doble realidad, unas veces, la soledad nos vendrá sin buscarla nosotros,
otras veces, deseándola nosotros. Unas veces o ratos o momentos ansiamos una
realidad, otras veces, otra. El ser humano es un ser biológico y psicológico
–algunos piensan que también tiene alma-espiritual inmortal- complejo y simple
y ambas cosas. Además de social y cultural y en la Naturaleza y metafísico…
Pero
quizás, nos enseñan a vivir con otros y junto con otros, generalmente, en una
familia –socializar, se dice ahora-, aunque no todos, y, al mismo tiempo, no
nos enseñan suficiente a vivir con nosotros mismos. Siempre ha sido este un
problema de la realidad humana. Pero durante siglos, un hombre estaba en el
campo, generalmente horas y horas, generalmente solo y en soledad, y, por
tanto, le daba tiempo a que su interior fluyera a su exterior, su mismidad más
profunda a la exterioridad de su ser, y, por consecuencia le daba tiempo a
pensar, meditar, reflexionar, orar, dolerse de actos o ideas del pasado. Se iba
curando a si mismo.
Ciertamente,
también trabajaba con otras personas, en grupos, según las épocas del año,
según las circunstancias, según las realidades del yo. Porque cada yo, es
individual, y, cada yo es su historia. Aquel axioma: “nunca habrá otro ser como
tú”, todos somos iguales en lo esencial, pero diferentes en aspectos
biológicos, genéticos, fisiológicos, sociales, culturales, históricos, etc.
Y,
ahora se complica aún más, percibes a las personas, más de la mitad van con los
móviles, hablando/escribiendo con ellos, pocos y raramente, miran el paisaje
urbano, se miran a sí mismos, todos están entretenidos con el viaje interior de
las ondas electromagnéticas. Ha cambiado el paisaje, supongo que irán cambiando
los hombres, si el fuego hizo cambiar el cerebro, al cabo de muchas generaciones,
el móvil y lo que venga después de éste nos cambiará también el encéfalo.
Según
el INE, a 01 de enero del 2021 cinco
millones de personas viven solas en España. Lo que se denominan hogares
unipersonales. Según el monstruo de Internet, una de cada cuatro personas en el
mundo se siente sola –no acabo de comprender o entender, que hay diferencia
entre vivir solas y sentirse solas, pero esto lo dejo para que usted realice
las investigaciones pertinentes-.
En
España existen 4.849.900 personas viviendo solas en el año 2020. No continúo
con las cifras por edades y por géneros –antes se denominaba por sexos, quizás
palabra menos fina, pero más inserta en siglos de evolución, sin entrar en las
connotaciones que significan utilizar un término o vocablo o palabra u otra, no
solo en este tema sino en todos…-.
Supongo
que las realidades serán muy complejas y difíciles, no será lo mismo la persona
sola que ha perdido a su conyugue, hombre o mujer. No será lo mismo si vive
sola pero tiene a algún hijo o algún nieto, que siempre puede llamarlos y
existe un cordón umbilical psicológico profundo o menos profundo. No será lo
mismo si el hijo o hija o nieto o nieta existe en la misma ciudad o en la
comarca. No será lo mismo si vive sola o solo y no ha tenido hijos. No será lo mismo
si ha tenido uno o varios desamores que han terminado en esa posición. No será
lo mismo si siempre intentó encontrar una pareja para tener un hijo o una hija
y la realidad no fue posible. No será lo mismo…
Pero
estimado lector/a soy un modesto articulista de opinión, de los que se llaman
literarios o de opinión personal, no de análisis de datos, ¿qué puedo aportarle
yo a usted en este tema? Lo primero, modestamente, que empiece a acostumbrarse,
a tener algunos hábitos de vivir y existir consigo mismo, vivir consigo mismo,
habitarse consigo mismo, saber vivir con uno mismo, según el grito y axioma del
patrón de Europa, uno de ellos, Benito
de Nursia, santo, también es patrón de Europa, santa, Edith Stein, filósofa y judía y mártir y carmelita de Teresa de
Jesús.
Ir
empezando a tener formas y maneras y actos y tiempos y hábitos de empezar a
vivir solo/a, aunque exista en una casa con diez hijos e hijas y el conyugue
pertinente. Y, si llega esa situación de vivir en soledad y sola, un tiempo
cada día, que cierra su puerta, y se encuentra en el silencio de sus
pensamientos y de su soledad y de sus recuerdos. Intente vivirlos en paz. No
caiga en la desesperación, ni en la angustia, ni en la pena en grado máximo.
Piense
que muchos seres humanos viven en situaciones de guerra, hambre, conflictos de
mil modos, en situaciones de hospitales, carcelarias, y, mil otras maneras. Y,
no encuentran la paz de estar en soledad y solo o sola. Piense que también es
una realidad humana que tiene que vivirla positivamente. Dentro de su casa
puede realizar cosas diversas, dentro de su ciudad y pueblo, también. Y, puede
juntarse con otras personas, para realizar distintas actividades…
Existen
según el INE dieciocho millones de
hogares en España, también hay que decir, que existen personas que dentro de
esos hogares, con una o dos o tres o cinco personas, también, existen tiempos
de sentirse solas y en soledad.
A
esas personas, les decimos lo mismo. Pero no olvide que este escribiente es un
modesto articulista escritor de opinión, no es sabio, ni experto en este tema,
ni en otros. En esto el consuelo del Buen Dios, es un instrumento a tener en
cuenta. Cuándo algunos desean que la sociedad se convierta en atea o agnóstica,
también deberían pensar en los millones de personas que están solas, y, que la
idea o realidad o concepto del Buen Dios, puede ser una buena almohada en la
que llorar y apoyarse. Paz y bien.
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (02-15 abril 2024 cr).
Fin artículo 4.156º:
“El hombre/mujer solo/sola: cinco millones en España”.
E.
15 abril