Artículo Periodístico 4.155º: “Una noticia sobre el mal y la maldad”.
Dicen que en Arabía Saudí quieren
hacer el rascacielos más alto del mundo, y, solo la noticia te impacta, pero
existen noticias de la realidad que te rompen por dentro...
A
raíz de unas jornadas que el Grupo Hercritia de reflexión
filosófica bajo la perspectiva de la Hermenéutica Crítica, unas Jornadas
tituladas: El problema del mal. Consideraciones filosóficas, históricas y
estéticas, celebradas el 20 de
abril del 2018, uno de los ponentes en la reflexión sobre el mal, ha ofrecido
varias imágenes, de mal o males reales, y, ha dado una noticia o información,
que solo conocer que un hecho así, puede darse en la humanidad, aunque solo sea
un hecho, es como llegar a un límite. Es ponerse todo el interior enrevesado.
Cómo es que la naturaleza humana, algunos individuos pueden llegar a realizar
un acto así. Tanto temor y temblor me produce que ni siquiera soy capaz de
escribirlo o redactarlo, ahí tienen la Jornada en Internet, si quieren
buscarlo...
Es
un acto, pero creíamos que con los campos de concentración, miles que se
crearon en Eurasia, en el siglo veinte, y, creíamos que con los genocidios, a
decenas que se han criado en estos últimos siglos, creíamos que se había
terminado, se había llegado al límite de la maldad y del mal humano. Pero no ha
sido así. Aunque ese acto, hasta donde sé y conozco solo se realizó o
materializó con un ser humano. Solo con eso, uno le pone en el límite de todas
las preguntas sobre el ser humano, como conjunto o general, aunque admitimos,
que esos actos horrendos solo es una excepción de excepción de personas en el
mundo, que lo pueden hacer o los hayan hecho. O, eso esperamos.
De
ahí, que he dicho al principio, que si se hace ese rascacielos de casi dos
kilómetros, si es que he entendido bien, jamás esa noticia como posible, ya
jamás se me olvidará, lo mismo, esa noticia o esa información sobre ese mal o
esa maldad, jamás se me olvidará, estará en mi conciencia y consciencia sin yo
desearlo recordar, por el mal que representa, hasta que me muera, como está en
mi conciencia otros actos, ocurridos en el siglo veinte, en esos campos de
concentración-exterminio ocurridos en el siglo veinte en el mundo, algunos
actos realizados, no solo en Eurasia.
Dicen
que no todo el mundo sirve para ser presbítero-cura, para ser
psicólogo-psiquiatra, ni para ser pensador-filósofo –creo que ocurre lo mismo
en otros oficios y profesiones-, pero siempre se indica de estos tres áreas y
oficios. Porque te encuentras con multitud de cuestiones profundas de la
esencialidad o de actividad humana. En el terreno de quién quiera jugar al
futbol del pensar-filosofar, si se acerca a la parcela de la moral, tiene que
plantearse decenas de cuestiones teóricas, pero también prácticas, y, una de
ellas es la del bien y la del mal.
Y,
si uno se acerca a estas parcelas, no solo tiene que arar con el ejemplo y
casos de los pensadores teóricos, sino con los casos prácticos que se producen
en la realidad. Uno, tiene que beber y mirar con sus ojos, las personas de
bien, que se pueden cristalizar en grandes personas de gran bondad, y, también
en grandes santos y santas, que han pasado por este mundo, intentando hacer el
bien.
Pero
por desgracia también tiene uno que acercarse a personas y actos que no tienen
calificación, por la maldad que representan. Y, eso es doloroso, enormemente
doloroso. Que existan seres humanos, que en determinadas situaciones son
capaces de realizar esos actos. Seres humanos que pueden no hacerlos, pero lo
hacen –otra cosa, es la obediencia debida, pero incluso en ese caso, se puede
mostrar un grado de humanidad, en la medida de lo posible, véase casos de
Humanidad y humanidad en la tragedia más enorme de algunas personas, el
Jardín de los Justos de Yad Vashem…-.
¡Créanme
hay informaciones de casos que algún ser humano ha hecho, o algún grupo de
seres humanos ha hecho, que te pone en los límites de todas las preguntas, no
solo éticas, sino de todo tipo… aquí, en estas jornadas, una ponente nos ha
situado, en alguna de ellas…!
¿Qué
decir ante el mal? Creo que la solución se ha ido diseñando durante milenios,
todas las religiones antes que todas las filosofías, llevamos milenios
haciéndonos estas preguntas. Creo que ante el mal y la maldad, además de otras
soluciones, es enseñar a cada individuo, que existen una moralidad mínima que
toda persona tiene que cumplir. Unos mandatos o normas mínimas universales, que
toda persona tiene que cumplir, sea cual sea su etnia, religión, cultura,
lengua, edad, género, situación… Unas normas mínimas, que se han ido
cristalizando en mandatos religiosos y filosóficos durante siglos y milenios:
no matarás, no robarás, no adulterarás, no mentirás, no… Con esas normas y unas
cuantas más, miles y decenas de miles y cientos de miles de sufrimientos se
evitarían cada día en el mundo y en el planeta.
Normas
mínimas universales que todas las religiones y filosofías y culturas y
metafísicas e ideologías, deberían juntarse y firmar, todas. Quizás, ocho o
diez normas mínimas universales. Y, después, que los medios de comunicación,
cada día, nos las recuerden, cada día, cada mañana, cada tarde, cada noche…
¡….!
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Fin artículo 4.155º:
“Una noticia sobre el mal y la
maldad”.
E.
15 abril