Artículo Periodístico 3.911º: “Los nombres de las personas y Mariano Calvo”.
Siempre
me he preguntado, si el nombre de una persona, le influye en su psicología y en
su alma, aunque sea poco. Ahora, también me pregunto si los apellidos.
Podría hacer el mismo artículo
sin citar al escritor y articulista de Toledo, Mariano Calvo, porque llevo muchas décadas pensando en esta
cuestión, algunos años pensando en construir un artículo. Pero pienso que ya
que me he encontrado con esta columna de este toledano de las letras y de la
observación sagaz, que evidentemente no conozco en persona, aunque supongo, que
tantas veces he ido a Toledo, que quizás, alguna vez, me haya cruzado con él,
él con sus obligaciones y preocupaciones y ocupaciones, y, yo con las mías.
Ya saben ustedes que he ido
recorriendo, es imposible, que sea universal, una especie de homenaje al
articulismo de estos dos últimos siglos en Ibería, citando nombres y citando
artículos. Hoy, le ha tocado a este autor. Pero creo que como en las citas
científicas, en el articulismo queda bien este procedimiento, es agradecido y
de agradecimiento, es de modestia y humildad, porque ya antes que tú o yo,
hayamos tocado un tema, otros seres humanos lo han podido hacer. En este caso
también, es la revalorización del articulismo de provincias, también de nuestra
región…
El señor Puigdemont, si mis datos son ciertos, significa traducido
Monte-monte, por lo cual, me pregunto, si ese apellido influye en su psicología
profunda. Y, busca grandes metas, si desea en su interioridad y en su
inconsciencia llegar a los libros de historia, y ser recordado como el Fernán González, en vez de Castilla de
Cataluña. Es un misterio y un enigma eso de los apellidos. Dicen que los indios
de Norteamérica, sus padres les ponían dos nombres, uno, el público, otro, el
que era secreto para la familia. El público iba cambiando según las hazañas y
comportamientos en la vida –bueno en América del Norte había muchas tribus, no
sé, en cuántas habría esta costumbre-.
Hay oleadas de costumbres por
nombres, según lustros y épocas y modas. Ahora, incluso se sabe cuánta
proporción hay de un apellido en el país, región, provincia, incluso con los
apellidos. Hemos avanzado en el conocimiento de todo. La estadística ha
cambiado en muchos sentidos el modo de sentir y pensar y comprender y entender
el mundo… Es más pienso que la estadística ha proporcionado la posibilidad de
que no existan revoluciones, o al menos que existan menos, porque los poderes
saben exactamente de casi todo conocen casi todo. Y, ponen remedios…
El escritor y articulista Mariano Calvo, publicó un artículo que
ha reunido en un libro sobre el articulismo, titulado, creo que acertada y
sagaz y sutilmente: Teoría de Toledo y otras teorías. Y, dentro de esa compilación
una columna titulada: La generación de las Vanessas, en
las que nos habla de estos temas. Como cada autor o autora, nadie se ofenda,
cada uno se acerca al tema de modos diversos y diferentes. Por eso, la
costumbre de citar a otros articulistas, si es para bien y con bondad y
veracidad creo que es un ejercicio bueno y necesario…
He defendido en otros artículos,
la necesidad ahora imperiosa, buscas en Internet un autor/a, nombre y dos
apellidos, y te encuentras, que al menos en español, te puedes encontrar con
tres o cuatro autores, entre América y España. Y, tienes que dilucidar. Por lo
general, no hay problema, pero en algunos casos sí. Me he encontrado que
buscando algunos datos de algunos articulistas, no he sido capaz de encontrar
el hilo de Ariadna. Por eso he defendido la necesidad del nombre de una persona
y fuese obligatorio cuatro apellidos de cada uno. Ya sé que si son compuestos
serían un problema. Pero en fin. Si continuamos aumentando la población, creo
que sería una medida lógica y racional.
Las personas en la calle, se
induce, que tienen dos teorías generales sobre el nombre, que podríamos resumir
y sintetizar del siguiente modo: unas personas, que quieren que el nombre de su
descendiente hijo o hija, sea muy original. Para que tenga desde el principio
un lugar y sea reconocido. Otros por el contrario, quieren nombres normales y
que no destaquen innecesariamente, que puedan ser admitidos por una tradición
regional. Que no destaque el nombre. Quizás, porque comprenden o creen que la
originalidad de la persona, está en otros factores. Y, que no es bueno, que
solo exista en una escuela de quinientos niños y niñas y adolescentes y
adolescentas, solo exista el nombre de su
hijo o su hija, porque no hay que hacerse notar tanto…
En España han existido durante
siglos, poner el nombre del hijo o hija, casi siempre el nombre del abuelo o de
la abuela o del padre o de la madre. Otros, han puesto el nombre, de alguna
forma como homenaje al abuelo, porque el padre o la madre del niño, querían
darle esa especie de recuerdo. Otros, han tenido muchas razones. Otros, no han
querido poner a su hijo su mismo nombre, para que no tuviese un reflejo o
competencia innecesaria con el progenitor. Otros, en América, hacen sagas Peter
I, Peter II, Peter III…
Durante generaciones, algunos
padres no querían ponerles el nombre de los abuelos o suegros, y, de ahí surgió
el doble nombre, copiando quizás a Carlos
III, rey de las Españas, que disponía no sé, si de casi veinte nombres de
pila, para que todos los santos y santas le defendiesen de la vida, no
olvidemos que el sistema sanitario no estaba tan avanzado como ahora…
Has pensado alguna vez, si tu
nombre o tus apellidos, te influyen de forma consciente o semiconsciente, para
tu forma de ser, en algún aspecto. Lo has pensado…
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (11 octubre-28 noviembre 2023 cr).
Fin artículo 3.911º:
“Los nombres de las personas y Mariano Calvo”.
E.
28 noviembre