Artículo Periodístico 4.112º: “Los placeres y los displaceres y los días”.
El ser humano es una substancia
esencial, es una unidad en sí, pero al mismo tiempo está formada y conformada
por multitud de realidades que inciden en su ser y surgen de su ser.
Esto que recuerda a la serie de
artículos del maestro del columnismo FU,
Umbral, Los placeres y los días. Esta es la cuestión cuántos placeres y
displaceres cada día soporta cada ser humano. Y, si unos placeres y otros
displaceres son más intensos o más profundos o más superficiales o son menos.
O, si constan de no solo diferencias en cantidades sino también en calidades,
porque por muy agradable que sea un café con hielo en agosto, existen otras
realidades más profundas y más gratas, no solo materiales, sino culturales,
espirituales, morales en sí, lo agradable de una buena moral, que tanto
obviamos/olvidamos…
También, la cuestión de si todos
los placeres y displaceres son saludables o sanos a nivel psicológico,
económico, y, un largo etcétera. Y, desde luego, si determinado placer o displacer
es moral o ético, con una ética y una moral correcta o no lo es. Además, la
dimensión si es espiritual-religiosamente correcto.
Como entenderán y comprenderán,
estamos fijándonos en un tema o cuestión, que tenemos cada día presente, “lo
que me gusta o disgusta”, pero que dispone y está preñado de muchas variables,
perspectivas, dimensiones, factores, funciones, interrelaciones… Como todo lo
humano es complejo y es simple-sencillo. Pero también debemos aceptar, que como
todo lo humano y en todo lo humano, todo lo complejo lo hacemos más simple y
simplificado, y, todo lo simple, demasiadas veces, lo complejificamos.
En casi todo, todas las
cuestiones y temas, en casi todo existen diversidad de intereses, y, es
difícil, encontrarse con personas que entiendan los intereses del otro. El
taxista debe defender su negocio, pero también debe comprender que quizás la
persona que ascienda a su buque de cuatro ruedas, debe tomar ese medio de
locomoción por razones que usted nunca va a conocer o saber. Con lo cual, usted
taxista debe ofrecerle un buen servicio, al precio más económico posible. Es la
manera de que usted vaya avanzando en el guión de vivir y sobrevivir, pero
también, avanzar moral y espiritualmente, irse haciendo usted mejor. Porque si
todos nos quitamos el ojo, todos nos engañamos, todos nos quedaremos ciegos.
Usted, me engañará en el taxi, y, yo en las frases e ideas y conceptos y
artículos, y, al final, no sabemos quién pierde más.
Pero los placeres y los días, se
complica más la cuestión cuándo tenemos en cuenta, en qué placeres son
necesarios, según edad y tiempo, cuales te harán más persona moral y mejor, y,
cuales te harán más peor persona. Poco a poco, nos vamos haciendo una escultura
de nosotros mismos. La moralidad es como un traje que te vas haciendo, en el
silencio de cada tarde. Te vas quitando un trozo de tela y colocándote un nuevo
adorno. Y, al final vas haciendo lo que los antiguos denominaban la
“personalidad moral”.
Dirá usted que este artículo no
tiene un tema de actualidad y de novedad y de noticia. Es cierto y no es
cierto. Porque usted dedica cinco minutos a leer una columna periodística, para
que le abra alguna puerta a su ser y a su estar. Algo que usted quizás, lleva
mucho tiempo sin pensar, se detenga un poco, y, piense y repiense, medite y
remedite que puede usted volver a reflexionar. Porque todos los días se viste
con sus ropas y todos los días se viste con los actos y actos morales que
realiza o no, con las emociones morales que dispone o no, con los pensamientos
y pensamientos morales que contiene o no…
Hoy, lamentablemente, todo el
mundo está a todas horas con el móvil en las manos, y, el gran móvil de su
cabeza de un kilo y pico de neuronas, no le deja que le hable. Tienes que en
cualquier situación y estado, dejar que te hable, de forma moderada y racional
tu encéfalo, y, él te recordará cosas del pasado, buenas y malas, te mostrará
ideas y conocimientos, te atravesarán emociones y sentimientos, buenos y malos.
Doblar esos caballos y amaestrarlos es difícil, pero hay que dedicar tiempo y
conocimientos adecuados-verídicos.
Quizás, el silencio ruido de un
metro o una espera médica o un rato en tu sillón. Que parece que no haces y
haces. No se necesitan enormes ejercicios de meditación, posturas orientales,
respiraciones según las metodologías clásicas, sino simplemente dejar que la
mente fluya, sin obligarla, sentarse si es posible, empezar a mirar/se con
sosiego… Y, entonces, todo ese volcán que llevas dentro, puede que vaya
emergiendo, poco a poco…
Valorar qué placeres son racionales
y lógicos y morales y saludables, y qué tristezas, que vienen también, cómo hay
que hacer para llevarlas y sobrellevarlas y curarla y recurarla. Escuchar a tu
móvil-cabeza, que lo tenemos casi olvidado…
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (06-19 marzo 2024 cr).
Fin
artículo 4.112º: “Los placeres y los displaceres y los días”.
E.
18 marzo