Artículo Periodístico 4.411º: “La riqueza del anonimato”.
Casi todo el mundo quiere tener
fama o ser famoso, en su campo de actividad, casi todo el mundo quiere ser
reconocido y conocido por la mayoría de la sociedad.
Quizás, ese conglomerado genético
que llevamos dentro de ser el macho alfa y la hembra alfa, presente, parece ser
en las cuatro clases de primates, quizás, más dulcificado en la nuestra. Lleva,
siempre lleva o intenta arrastrar a los humanos, a una jerarquía a y en todos
los sentidos. No solo dónde vayas, como diría, el viejo maestro Hegel, hay dos grupos, sino vayas donde
vayas, al grupo social en el que existas hay una jerarquía, escrita o no
escrita.
Quizás, de ahí surge, esa
necesidad profunda de ser y estar, en las escalas más altas, de su grupo o de
los entes sociales que recorren sus huesos o su vida, o en los trabajos, etc.
Por tanto, casi todo el mundo intenta destacar, para vivir y sobrevivir. Sea en
el propio oficio o especialidad, sea a nivel general…
No estamos hablando aquí, de las
personas que están en la fama, las famosas, no como antes por la música, sino
porque realizan programas en televisión, los famosos “realidad social o
realismo social de la fama”, en una mala traducción, y, pueden acabar siendo
conocidos a nivel nacional, incluso otorgándoles títulos y titulaciones de la
fama –no deseo citar a nadie, pero se me ocurren varias y varios…-.
Pero en el fondo, mientras la
población conoce a unas docenas de estas personas y personajes que construyen
una obra de teatro y son actores con un personaje. Pero por todo el mundo, las
elites económicas, las más altas y las altas, las más altas que están a y en la
sombra, y, las altas que son los que representan a los primeros, apenas son
conocidos por casi nadie. Diríamos, usted hoy comprará o consumirá decenas de
aspectos de la realidad, y, al final, existen grupos empresariales y, al final,
personas de carne y hueso, que son propietarios, totales o por parte,
accionariado. Pero usted no los conocerá… y, los céntimos de las ganancias
terminan en esas personas…
Pero disponiendo de bienes
suficientes, de tener paz social y política, de disponer un trabajo suficiente
y si es posible, según la vocación. Pues debemos indicar que la “persona
anónima”, que puede caminar por la calle y no es conocida, que puede entrar en
las entrañas de un bar o restaurante y no es conocida, que puede sentarse en un
autobús y no es conocida. Las personas que nadie vuelve la cabeza a mirarlas, o
solo un instante, y, cada uno vuelve a sus negocios y sus preocupaciones… La
persona anónima, pero que dispone de una vida suficiente en todo, creo que es
una de las mayores riquezas que una persona pueda tener y disponer y ser y
estar en el mundo…
Porque al ser una persona
anónima, una más, entre muchas, y, vivir con suficiente en todo, puede observar
la realidad con tranquilidad y sosiego. Se acercarán a ellos y a ellas las
demás personas, mostrando lo que son, no haciendo teatro, no representando un
papel, no habiendo pensado las palabras, no buscando algo, no pidiendo algo, no
intentando evaluar a esa persona, al menos en principio… Nadie tendrá que hacer
el teatro ante esa persona, porque no es un personaje famoso…
Esa persona anónima podrá mirar
el mundo con la realidad del mundo, nadie cambiará sus discusiones y sus
diálogos; podrá escuchar el silencio y el ruido de los demás, será capaz de oír
la calle, sin engaños y sin mentiras, las grandezas humanas y las bajezas
humanas. No será reconocido por nadie, no reconocerá a la mayoría con los que
se cruza. Podrá ver y oír y pensar en la calle con sosiego y tranquilidad… Le
dejarán a usted ir por la calle con tranquilidad, salvo tenga un accidente de
coche, o quieran quitarle los calcetines, vivirá en la sabiduría del anonimato.
Imagine, usted que es un famoso
político, que es un famoso empresario, que es usted un famoso cantante, que es
usted un famoso novelista… ya, ya ha cambiado todo. Si una parte de la
población lo reconoce, porque usted sale en televisión de vez en cuando, o, por
menesteres similares. Pasará a un bar de carretera porque se traslada de
Puertollano a la Luna, y, habrá diez personas. No todos lo reconocerán, pero
solamente con que le/o reconozca uno, se pasará esa noticia, posiblemente por
dos o tres del resto de los habitantes temporales de la bebida o del café en la
mano.
¡Y, ya lo mirarán de una manera o
de otra, ya alguno se acercará y le criticará su actitud o aptitud política, o
quizás, que usted tuvo que cerrar una planta o fábrica, o quizás, que su novela
última no les gusta, o quizás, que no están de acuerdo con su ideología, o su
último artículo o su última viñeta publicada el viernes pasado es errónea en
varios sentidos o en contra de sus intereses…!
Olvidamos, la enorme riqueza, de
ser anónimo en la sociedad, vivir con suficiente bien/bienes en la sociedad,
del propio trabajo y de la propia vocación, pero caminar por la calle y ser
anónimo, no ser reconocido, solamente por amistades y por los que te cruzas
todos los días. En tiempos, que tantas personas quieren ser reconocidas, hoy,
rompemos una lanza y levantamos una bandera, por la riqueza de ser anónimo, para
poder oír y observar y mirar con sosiego y tranquilidad. Para poder mirarse y
observarse y pensarse a sí mismo con sosiego y tranquilidad… Para ser y estar
en uno mismo, para habitarse a uno mismo, para hablar con uno mismo, para
conocer el silencio y las voces de uno mismo, como nos diría, reinterpretándolo
a Benito de Nursia, uno de los
santos patronos de Europa, con Edith Stein, Cirilo y Metodio, Catalina de Siena, Brígida de Suecia.
Para que nadie ante ti, haga
ningún papel, represente a ningún personaje, para que los demás, presenten y se
representen lo que son y como son, sin engaños y sin mentiras, o al menos con
los menos posibles… Paz y bien…
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (29 agosto-08 septiembre 2024 cr).
Fin artículo 4.411º:
“La riqueza del anonimato”.
E.
08 septiembre