Artículo Periodístico 4.435º: “Rutas literarias en Guadalajara, II”.
Hoy,
que tantos sueñan atravesar la redondez de este ovoide planeta, para observar
un mundo diverso y diferente, hay que narrar y contar que a cien mil metros de
tu casa existe Tu Lugar.
No
vamos a negar y renegar de los viajes a lejanas playas y lejanas montañas y
lejanos techados de edificios y lejanos corazones con otros vestidos externos.
Pero hay que reivindicar el viaje, muy cercano a nosotros, sé de personas que
han visitado el Museo de Arte de Nueva
York o MOMA, o la Tate de Londres, o el Arte Modernos de Los Ángeles, no sé
el nombre especial, -ahora de pasada, a todos los cultos y listos del arte,
están hablando y sueltan una frase o media frase en inglés, les pasa como
aquellos grandes teóricos del pasado que en sermones, contaban una frase en
latín, y, los labriegos y pueblo, no comprendían-.
Pues
a diez mil metros de tu casa, a cien mil metros de tu casa, incluso a
doscientos mil metros de tu casa, existen lugares que has atravesado en sus
nervios y venas y arterias actuales, viaductos de vehículos, pero nunca te has
detenido. Y, uno de ellos, es este trozo de terruño, que se llama La Comarca de la Alcarria. Recuerdo y
me viene a la memoria, de conversaciones, no solo propias o pensamientos
propios, sobre estos lugares, sino visitar las tascas, y, encontrar allí, tres
o cuatro personas que citan un verso o una obra de literatura. Recuerdo en el
viaje de novios, visitamos entre otros lugares León capital, aquella ciudad con tantos recuerdos para mí, por
diversos motivos, y, en una mesa, tres o cuatro comensales, que parecían
profesores, de mediana edad ya cercana a la jubilación, recitaban versos de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, que
habrá sido de esas personas. A mí, me sucede lo mismo, algunas veces, recuerdo
y relaciono personas de la calle, como yo, personas de la escritura, y,
personas que recuerdan trozos literarios, de cualquier siglo y tiempo. Viaje
a la Alcarria es uno de ellos… Cela
también. Bueno es que al maestro, Cela
y al discípulo Umbral, lo saquen ya
de la dormición literaria que lo han metido en una bodega del insomnio…
Dejamos
Brihuega, y los corazones. Todos
esos corazones que ya sabrán si existe el Buen Dios o no existe. Les hizo un
retrato que perdurará durante siglos, si la informática cuántica no lo impide…
encontró aquel poeta, aquel poeta que la Mancha debería rescatar, si es que
está olvidado, porque El Viaje a la Alcarria, si hubiese
dispuesto de una segunda edición, dos libros, uno, la primera, otro la
hipotética e imaginaria segunda edición, dos libros diferentes, con el mismo
tema, y, con parte semejante, quizás Viaje a la Alcarria sería un Quijote
atravesando la Alcarria. Ese poeta
que cita Cela, aunque todo el mundo
es poeta. Siempre se ha dicho que en todo pueblo de la Mancha, siempre existe
un cura, el tabernero, el veterinario, el farmacéutico, los riquillos, algún
poeta… Y, todos tienen sus tertulias, lo demostró Azorín en Argamasilla de
Alba, lo mostró Antonio Machado
en la tertulia andaluza de su periplo de profesor y poeta.
Cifuentes, cien fuentes, por muchos de
estos pueblos, los dos viajeros, no ya Cela,
sino este escribiente y su media naranja, lo atravesaron en cuatro ruedas,
hace, hará dentro de unos meses, veinte traslaciones solares o años. Esos
recorridos por lugares, incluso ahora, hace unos lustros, que ha llegado algo
de la modernidad, pero no completa. Esos viajeros que son todos los humanos que
pueden caminar y meditar, porque eso es la Castilla profunda, la mística y la
ascética y el mundo presente y real. Esa mezcla de realismo e idealismo y
divinismo. Cosa que es o será todo ser humano, de forma diversa y diferente… Cifuentes con su sinagoga… aquello de
las Tres Culturas, ahora, se está creando el crisol, no de Tres Culturas sino
posiblemente, de Cinco o seis culturas en la Cultura, pero eso, estos ojos que
escriben no lo verán…
Caminando
hacia Trillo, lugar que se recuerda
por la lepra en el pasado. Hoy, apenas nadie recuerda que duró dicha epidemia
siglos y milenios, afectando a todos los estratos sociales y a todas las capas
del corazón social. En El Evangelio cuentan milagros y
signos portentosos de curación sobre esta enfermedad. Yo, modesto escribiente
me digo, si la humanidad ha sabido superar algunas epidemias, que nos han
azotado durante milenios, digo yo, que sabremos resolver epidemias sociales,
como la guerra, el hambre, los abusos a niños, y, mil otras realidades
negativas. Me digo a mi mismo, que el bien y la verdad y la justicia y la
bondad triunfarán, poco a poco, sobre los males y la maldad, al menos, poco a
poco, y, sobre muchos individuos y grupos y colectivos. Otros piensan o
pensarán, que surgirán otros males nuevos. Pero esto, es ya un horizonte muy
lejano para este polígrafo. Eso ya lo dejaremos a otras generaciones.
De
Cela, todos recordamos muchas
realidades, pueden que la población, millones de este terruño de la Tierra de los Conejos, que es otro
nombre que hemos tenido, no hayan leído ninguna de sus más de cien obras, de
sus miles de artículos, de sus cientos de entrevistas y de conferencias, él se
decía, que era el único escritor que había dormido, al menos, una noche, en
todas y cada una de las capitales de provincia. Cela, era un hombre muy trabajador, démosle ese mérito que lo
tenía. Recuerdo mucho a Cela, porque
recordaba, aquella máxima clásica, “quién aguanta gana”. Muchas traducciones ha
tenido la frase, aplicado a la literatura y al escritor, expresaba, que en España
quién soporta y aguanta, al final triunfa como escritor. Debo indicarle al
maestro Cela, que yo recuerdo y
conozco a uno de esos seres escribientes, que llevan más de cinco décadas
dándole al lápiz, después a la tecla de la máquina, y, después al ordenador que
vive en el silencio y ostracismo y exilio interior cultural y literario más
profundo. Puede que no tenga talento, ni ingenio, ni capacidad estética
suficiente… Pero no ha obtenido en toda sus cincuenta y más años de darle a las
palabras y a las ideas y a las formas de ambas, nada mas que un pequeño premio
de poesía, hace ya cinco por diez años…
Atraviesa
La Puerta, dedicado al carbón y a la
huerta, y, tiene dificultades para encontrar pan. Ese encontrar difícil pan, es
y vale más que todos los manifiestos de todos los colores. Dicen, algunos
autores, que las viñetas de los periódicos y los relatos de ficción, y, este
viaje es algo real y algo de ficción, pueden contar realidades. No permitirían
en aquel tiempo, ni en muchos tiempos, una crítica indicar por escrito que
existía hambre en ese momento, en los periódicos, pero si entra en forma de
estética, al final, como alguien decía y expresaba, España está llena de seres
humanos que están entre ser Lazarillos
de Tormes y Teresas de Jesús, en esas dos realidades, los humanos se
mueven, entre la espiritualidad y la sensualidad, entre la trascendencia de la
Trascendencia y la inmanencia de intentar vivir y sobrevivir. Todos los días
necesitamos una cantidad de energía, en forma de alimentos para vivir y existir…
Me digo yo, porque los alcaldes de hoy, invitan a escritores de media carrera,
como dicen los estetas del arte plástico aplicado a artistas, e invitan a sus
territorios, que los recorran y que redacten novelas o relatos o cuentos o
teatro o viajes… porqué los manchegos no espabilan ya de una vez… y, ya
existen, pero unos pocos más. Porque soñar que lo hagan con cine y películas es
más difícil. Tienen los de Castilla derecho a tener un trozo de aire y un lugar
bajo el sol, también, también tienen derecho…
Recorriendo
las azoteas del suelo de Budía,
tierras y aires y corazones. Siempre es la misma historia desde aquellos
relatos en tablillas cuneiformes mesopotámicas, pasando por los jeroglíficos
egipcios, siempre es la misma historia, da lo mismo el idioma o el alfabeto que
tenga esa lengua. Siempre es lo mismo, contar historias, posiblemente desde las
cuevas de la prehistoria. Es contar historias y relatos para entendernos
nosotros mejor. Somos historia, somos relato y relatos. Siempre que sean buenos
y positivos y verídicos, al menos lo más posible. Porque las letras y la
literatura, y, todos son letras y palabras, aunque no solo eso, pueden servir,
como los cuchillos para trocear pan y jamón o crear espadas que se utilizan…
En
Durón, recorre la simpatía de los
del lugar, en recorrido hacia Pareja,
lugar del buhonero que vende coplas. Imaginad la edad media en el siglo veinte
rozando la mitad. Es un misterio y un enigma el ser humano, pero es también
este hombre y mujer de Castilla, son un enigma histórico y psicológico. Quizás,
ahora se han mezclado muchos los vientos y las piedras de los corazones, y, ya
somos todos algo de Europa, algo más de Europa, porque siempre hemos sido de
Europa, desde que las botas de las legiones romanas estuvieron por aquí, y, el
viejo Cesar, cambió en Munda
el destino de Roma, y, por tanto el destino de nuestros antecesores de hace
veinte por cien años…
Cada
libro nos enseña algo de su objeto o tema, pero también del escribiente, en
este libro Cela y su Viaje
y su viaje exterior, nos narra algo de su viaje interior. Pienso a veces, me
pregunto a veces, los expertos tienen la definitiva palabra, que creo que Cela con este viaje estaba intentando
olvidar sus demonios interiores. Todos tenemos demonios. Unos, unos los sabemos
más o menos, otros a medias, todos los padecemos…
Fin artículo 4.435º:
“Rutas literarias en Guadalajara, II”.
E.
22 septiembre