Artículo Periodístico 4.445º: “Qué se puede decir, qué no se puede decir”.
La vida enseña, que unos pueden
decir lo que quieran y hacer casi lo que quieran, y, que otros, no pueden decir
lo que crean, ni hacer lo que crean…
Esto,
no crean que es solo en un ámbito de la vida y de la sociedad. Es en muchos,
pongan ustedes nombres. Unos, que critican una actuación equis, ahora, por
determinados intereses y fines, hace equis tiempo, actuaban así. Unos, que
predican tal cosa, ahora dicen que no. Otros, creen que solo puede aplicarse a
ellos, ese grado de libertad y de hablar y de decir y de hacer, y, los otros
que no. Unos y otros… Esta es la realidad, siempre el problema que se puede
decir, y, que no se puede decir…
Existe
un ámbito enorme o restringido de lo que se pueda decir o no decir, hablar o no
hablar, y, diríamos, que todo el mundo está de acuerdo. Algunos están en
desacuerdo. Pero entonces, empiezan las restricciones concretas, empiezan grupos
o colectivos, que hablan, y dicen, e intentan aprobar y aprueban que quién se
meta con las personas que tienen zeta característica, tendrá una sanción o culpabilidad o cualquier
cosa o potencialmente un juicio...
Por
otro lado, se empiezan a poner restricciones de unas formas tan sutiles con las
palabras, escritas en artículos jurídicos o normativizados o reglados, por los
cuales, se queda en un campo o paisaje de la duda. Y, ante la duda, un
colectivo o grupo o tanto por ciento deja de hablar o de escribir o de publicar
o de quejarse o…
Después
y al mismo tiempo están que se admiten las normativas de poder hablar y decir y
expresar, pero después y antes y en el medio y al lado, están los poderes
reales y fácticos, y, estos al final condicionan, cerrando puertas, etc. Pero
no crean, le reitero que esto solo puede suceder en áreas o en ámbitos de tal
esfera, sino en todas. En mayor o menor medida, en mayor o menos número de
personas y realidades y grupos…
Miren
ustedes, pongamos por caso con todas las tormentas que esta Piel de Toro está
cayendo en estos últimos lustros, miren ustedes, existiendo cientos de
periódicos que existen, de mayor o menor audiencia, y, existiendo miles de
catedráticos de todas las ciencias sociales y humanidades, y, existiendo miles
de políticos en activo y en pasivo, qué poca proporción hablan y escriben y
publicar. Sabiendo ellos y ellas todo lo que saben, de teorías y conceptos y
prácticas. Los que saben, aunque sea parcialmente, callan y no hablan, y, los
que escribimos artículos de opinión, que no sabemos, hablamos y escribimos y
publicamos. Los que saben callan, y los que no sabemos hablamos un poquito…
Cuándo
los tiempos son movidos y están en crisis y en grave crisis, pues siempre se
empieza a hablar de este problema. Algunos creían que en algunos ámbitos esto
no se producía o estaba muy reducido, en áreas especialmente, afectivas
sentimentales, o en grupos de amistades, pero que en los demás, si en los
macrogrupos o en los lugares de trabajo, o en fin. Miren y vean. Cómo en todos
hay restricciones de hablar y de decir, unos por prudencia, no hay que hacer
mal o daño. Otros, porque no es conveniente, tampoco la realidad-verdad haya
que expresarla de forma muy dura y contundente contra otras personas, en fin,
la moralidad y la bondad y el bien y la veracidad, debe primar. Pero la
realidad es tan compleja. Que uno, no sabe muchas veces, cual es el límite. Con
lo cual, lo mejor, es detenerse en una línea y en un lugar y en un ámbito y en
una pared. Quedarse corto…
Los
que han pasado ya unas décadas por las espaldas y los ojos, son o somos
conscientes, que hubo tiempos, aquellos de la restricción del hablar, de la
restricción del decir, en el lenguaje oral, especialmente, con extraños, y sin
extraños, pero también en la escritura. Aquellos se pensaban que eran tiempos
del pasado o de siglos anteriores, o del Antiguo Régimen, o quién sabe, de
principios del siglo veinte o…
Pero
siempre parece que resucita el dragón y el ogro de lo que se puede decir y de
lo que no se puede decir –y, no solo de temas de legalidad justa y equitativa,
y moralidad racional y prudente-. Parece que los humanos estamos condenados a
eso, a que el chamán del grupo de cromagnones que están pintando Altamira, ha pensado con algunos otros,
que no se deben de hablar de determinados temas, que no se pueden hacer
determinadas pinturas en la pared, que no se deben hablar en la entrado de la
cueva o caverna de determinadas cuestiones o personas… Parece ser, que en mayor
o menor grado, las civilizaciones humanas y los grupos humanos, siempre tienen
presente, con mayor o menor grado, de lo que se puede decir, o de lo que se
puede hablar, de cómo hay que hablarlo o cómo decirlo, hasta dónde se puede
hablar o decir, qué conceptos e ideas y argumentos y razones se pueden expresar
y cuales no…
¡En
fin, usted estimado/a lector/a sabe de lo que estamos hablando, porque yo, yo
no lo sé…!
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (19-22 sept. 2024 cr).
Fin artículo 4.445º:
“Qué se puede decir, qué no se
puede decir”.
E.
22 septiembre