Artículo Periodístico 4.413º: “¿La escritura es una pequeña enfermedad o hipergrafía?”.
¿En algunos casos la escritura,
pintura, filosofía, etc., es una enfermedad, una persona que se pasa toda la
vida trabajando en ello y no alcanza un mínimo de aceptación?
Como
en todo, no sabemos si es una pregunta retórica o de la oratoria, o es una
cuestión real e imaginaria. Debemos pensar que una persona que dedica diez o
treinta o cincuenta años a una actividad de creación y autoría cultural, y, ha
producido mil o diez mil páginas, si es escritura, o miles de dibujos o pinturas,
o, otra realidad cultural, y, apenas obtiene nada, apenas publica en entidades
culturales, públicas o privadas, o, y, su trabajo no existe en la sociedad
cultural, o, y, el silencio es, diríamos su impronta y recepción y aceptación
más importante…
¿Una
realización cultural de ese tipo, es de algún modo, un síndrome o una patología
leve, pero una especie de enfermedad y enfermedad cultural…? Puede que una
persona haya llevado una vida normal y rutinaria, con su trabajo y en su
familia y en el orden social, pero ha podido dedicar una gran parte de su
tiempo a esa búsqueda de la realidad y de la realidad-verdad a través de la
observación y del pensamiento, y, lo ha ido expresando por la escritura, por
los textos escritos, materializados o cristalizados en diversos géneros…
Ha
podido estar dándole al cobre del pensar y del observar y del escribir durante
décadas, ha podido producir miles de páginas, ha podido mostrar y escribir y
enviar cartas y escritos a miles de personas y entidades, y, siempre ha
recibido el silencio. Todo se ha estrellado en los muros de la incomprensión y
de la casi-nada.
Puede
que sea esa persona, el escritor o escritora de menos calidad de todos los
tiempos, de menos esencialidad, de menos genialidad, de menos innovación, de
menos capacidad cultural o literaria o estética o conceptual… Pero una persona
que ha dedicado una parte de su existencia, no solo a la escritura, sino a la
formación, al estudio, a la búsqueda de lo real-verdad, a la difusión… Y, solo
ha recibido nada más que silencios y resilencios, salvando alguna excepción…
Andar
un paso más, a ver, si en la siguiente esquina, hay alguna aceptación del
trabajo, caminar un poco más, a ver si el año siguiente que empieza en enero, a
ver si con la nueva temporada, a ver si esta nueva editorial, a ver si aquella
revista, a ver si aquel autor o autora o crítico o y o… Así, una y otra vez.
Algunas veces, a la misma persona, al cabo de diez o cuarenta años, o a la
misma institución o a la misma entidad, pública o privada, se le ha enviado
tres o cuatro o cinco veces…
Y,
qué decimos del correo postal, miles y miles de cartas y envíos, y, qué decimos
del correo electrónico, miles y miles de envíos, aquí en este terruño ibérico y
europeo, allá pasando el Atlántico. Una y otra vez…
Hablamos
de escritura, pero supongo que existirán personas que les suceda esto con las
artes plásticas, el ensayo, la filosofía, la fotografía, la música, y, las mil
actividades o áreas culturales artísticas y estéticas existentes… Es como
aquel, que horadó una y otra vez, en un pozo para encontrar diamantes en
Sudáfrica. Y, así durante muchos años, en distintos periodos de tiempo, y, ya
al final, después de arruinarse dos o tres veces, lo dejó. Se marchó, creo a
Inglaterra, y, falleció pobre y olvidado de todos. Al cabo de unos años, otra
persona y otra compañía, continuó en ese mismo pozo, horadó un metro más, y,
encontró la mayor mina de diamantes del mundo, hasta ahora…
Con
esa esperanza, un año y otro año, un semestre y otro semestre, y, puede haber
pasado la vida, o una gran parte de la vida, o estar ya en la tercera edad, y,
ya saber qué pronto la campana sonará, aunque no se conozca cuándo, ni cómo. Y,
ahora, se han acumulado miles de páginas escritas, que nadie valora, que el
mismo autor/a no sabe qué valor tienen, qué no sabe lo que va a suceder con
ellas…
Hoy,
que tanto se habla de reciclaje, cada año, cada diez años, miles de productos
culturales se pierden, para qué decir y hablar y recordar, que podrían existir
formas que pueden mantener esas realidades culturales para el futuro, archivos
especiales o algo semejantes, reales o virtuales, que puedan acumular para el
futuro, el trabajo, de cientos o miles de personas, que por territorio han
estado laborando el campo de la cultura, durante diez o cincuenta años, y, que
ninguna puerta o casi ninguna se les ha abierto…
Y,
solo queda una pregunta, ¿esto de la escritura ha sido una enfermedad, una
pequeña enfermedad, un pequeño síndrome, una pequeña patología…?
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (31 agosto-08 sept. 24 cr).
Fin artículo 4.413º:
“¿La escritura es una pequeña
enfermedad o hipergrafía?”.
E.
08 septiembre