Artículo Periodístico 4.404º: “Leer crónicas del pasado para hacerte humilde”.
Lees
crónicas, entrevistas, artículos, homenajes, reportajes sobre prohombres de hace
un siglo y algo más y menos, y, son elevados a categorías de genios y hoy,
apenas nadie los conoce.
Muchas
veces, ni quienes hicieron las crónicas o artículos o comentarios, muchas
veces, tampoco de quienes hablaban. No me gusta citar, pero de vez en cuando te
encuentras con esta realidad. Una crónica de las narrativas más importantes de
finales del diecinueve y de los autores y, algunas autoras, y, te citan diez o
doce nombres. Y, hoy, solo se recuerdan quizás dos o tres, a lo sumo, y, siendo
generosos con los nombres y números, cantidades y calidades...
Dentro
se sitúan todo tipo de personalidades, sean de unas artes o sean de otras,
especialmente, en pintura, literatura, teatro, etc., y, te encuentras que hoy,
en los manuales básicos de cada especialidad, a lo sumo, alguno ha permanecido,
otros como una nota a pie de página, la mayoría están durmiendo el sueño de los
justos culturales…
No
piense nadie, que me alegra dicha realidad, creo que es injusta, que alguien
tenga un lugar en la cultura, sea de primera o segunda fila en su tiempo,
pongamos por caso, el primer tercio del siglo veinte, y, después, después
ahora, quizás por las vicisitudes y encontronazos de esos tiempos, hoy, solo lo
conocen los especialistas y los expertos… Pero al mismo tiempo, esto nos llena
de humildad y modestia ya que el futuro cultural de un autor o autora, sea en
la especialidad que sea, son probabilidades e improbabilidades, que todavía no
podemos entender y conocer, quizás, cuándo se instalen los sistemas de
inteligencia con ordenadores cuánticos, quizás, entonces, se aproxime más y
mejor, apreciar y prever y prevenir el futuro…
También,
es cierto, que si aquellos que destacaron hace tres o cuatro generaciones hoy,
nadie los recuerda, con más razón, salvo alguna excepción que aquellos de hoy,
como este plumífero escribiente, que ni hoy, tiene sombra cultural en el mundo
de los colores y las palabras, pues este escribiente, debe saber, que su
trabajo cultural se perderá, no solo porque se olvide su nombre, quizás no sea
malo ese olvido, pero también se esfumará y volatizará lo trabajado.
Casi
todos los escritores, pensadores, autores plásticos, hombres y mujeres, que son
conscientes de un trabajo de toda la vida, y, que han llegado a un nivel alto
de reconocimiento de su obra, al final de sus vidas, son conscientes, del
llamado “purgatorio de los escritores”, pero también muchos se preguntan, “si
sus obras perdurarán o alguna/s de ellas en el futuro”.
Quizás,
quizás todo tenga un proceso, en la etapa adulta, primera o segunda fase, todos los autores y autoras desean tener una
presencia en el mundo de su actividad cultural, sea matemáticas o sea física o
sea ingeniería o sea dirección de empresas, se sea compositor de música o quién
sabe escritor o poeta o pintor… Pero cuando se alcanza un nivel o un estadio
suficiente, se intenta realizar obras que puedan ser consideradas geniales o
maestras o clásicas –sin entrar en las polisemias de esos conceptos-.
Y,
ya que están en la tercera edad o en un tiempo que saben, que la guadaña, ya
puede venir, esta tarde o dentro de unos años. Muchos seres con cabeza se
preguntan, ¿perdurará alguna de mis obras, de mis producciones culturales, o
económicas si son empresarios, se preguntan, si su empresa seguirá existiendo
dentro de cinco décadas, si sus teoremas matemáticos seguirán siendo
considerados de enorme importancia o serán unos más, entre tantos… si sus
pinturas o sus novelas, algunas perdurarán en el corazón de los humanos…?
Pero
si miras los suplementos culturales de los periódicos de hace veinte o treinta
o cuarenta años, sucede lo mismo. Obras que se alababan a niveles
estratosféricos, hoy, diríamos que se van reduciendo su valor. Por el
contrario, también tenemos que aceptar, que existen algunas producciones
culturales y autores, que en sus tiempos, han estado olvidadas, y, por las
razones que sea, incluso al final de las existencias de sus autores, menos
después de fallecidos se redescubren y se valoran hasta formar parte casi de
los pilares de la tierra. El caso famoso en fotografía es de V. Maier, pero en literatura,
tendríamos a Pessoa, Kafka, Dickinson,
que son los casos siempre citados…
Hoy,
conocemos, cientos de obras, cientos de autores, conocemos por referencias en
la prensa, suplementos culturales, por los blogs de Internet. Conocemos o nos
topamos con cientos de autores y autoras, en distintas especialidades
culturales y artísticas y de los saberes, sean filosofía, ensayo, narrativa,
pintura, dibujo, fotografía, etc., que intentan poner una pica en Flandes, en
el Flandes cultural de su tiempo y época, y, al menos, o al menos, que su
trabajo pueda perdurar, aunque siga siendo considerado de tercera, al menos no
se destruya, y, dentro de cien años, si algún especialista quiere leerlo o
percibirlo o verlo, tenga acceso a ese producto cultural, porque siga
existiendo.
Pero
esta es la duda, la duda de los que buscan nuevas verdades y nuevas preguntas y
nuevas respuestas y nuevas bondades y nuevas bellezas… la duda: “permanecerá mi
trabajo, permanecerá mi nombre”. Es la duda, de aquellos que han alcanzado y
puesto una pica en el Flandes cultural, los que no, saben que se perderá con
muchas probabilidades, tal y como hoy está organizado la industria cultural,
cosa que podría cambiar, pero no lo hace, ni siquiera directorios por especialidades
y territorios se disponen, directorios sin selecciones previas… Paz y bien.
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (26 ag.-01 sept. 24 cr).
Fin artículo 4.404º:
“Leer crónicas del pasado para hacerte humilde”.
E.
01 sept.