Artículo Periodístico 4.428º: “La realidad y las sombras no son lo mismo y Landero y Arias…”.
He visto en un libro una
ilustración de Raúl Arias, que está
inserta en un libro de artículos de Luis
Landero, en que una vaca dibujada, tiene un pájaro y un gato en el lomo…
Pero
la proyección en la sombra o en sombra, es todo negro. Me parece una
ilustración notable, excelente, maestra, genial… Es un dibujo, que si los
humanos no fuéramos tan propicios a recibir ingentes cantidades de información
y de datos culturales, podría quedar para generaciones futuras...
No
conocía a este autor, o, supongo que habría visto ilustraciones suyas, pero no
reconocía ni el nombre, ni la firma, pero he encontrado una decena, varias en
un libro que ilustra de Luis Landero,
un libro antológico de artículos periodísticos, titulado, ¿Cómo le corto el pelo,
caballero?, que me parecen también de un alto nivel estético y
conceptual.
Pero
hoy, no solo alabaremos los artículos del notable escritor Landero, sino también las ilustraciones de Raúl Arias, que el interlocutor de Internet, me indica que nació en
1966 en Madrid, y, es poliilustrador o ilustrador en diferentes carreras y
técnicas y géneros…
Pero
creo que la ilustración de la vaca, una vaca en blanco y negro, una vaca que en
su lomo, tiene pintado un pájaro y un gato, y, proyecta su sombra, y la sombra
es la sombra de una vaca totalmente negra. Creo que es un símbolo y metáfora de
lo que somos. Todo lo que existe en este mundo proyecta sombras, al menos todo
lo que tenga un cierto tamaño, y, la sombra no es lo mismo que la realidad.
Unos seres humanos proyectan sombra, muy pequeña siendo grandes, otros
proyectan sombras muy grandes, siendo muy pequeños…
Han
observado ustedes esas montañas o picos, que al atardecer, proyectan sombras
según la caída del sol, sombras que se mueven y conmueven y remueven, es como
si el monte o pico fuese andando por la superficie de la tierra… En la cultura
japonesa, leí ya hace lustros, un artículo largo, en el que explicaba que todo
estaba hecho pensando en las sombras, luces de velas que se iban proyectando en
los objetos, y, al moverse se removían, iban cambiando los objetos de forma. Y,
de alguna manera servía para entenderse y comprenderse, para meditar y reflexionar
y pensar en el sosiego…
Quizás,
hayamos perdido el concepto de sombra, el concepto del movimiento de la sombra,
el concepto de entre luz y sombra y negrura y grises y movimientos de sombras y
grises. En todos los matices de la sombra. Ahora tenemos luces eléctricas,
enormemente potentes, tanto de noche en lugares colectivos o paisajes o en
lugares internos e interiores o familiares o habitaciones.
Quizás,
en cierto sentido hemos dejado y olvidado la capacidad de pensar, que el pensar
nos piense y repiense. No de pensar racionalmente, sino no dejamos al interior
que nos piense, que nos envíe mensajes de recuerdos o de ideas, de sombras.
Quién sabe si el gran Descartes,
hubiese tenido la intuición de noviembre, si el frío del invierno de noviembre
en un campamento militar, la sombra que producía la lumbre y el calor, el
movimiento del pensar interno, en definitiva, de la sombra. Quizás, todo el
pensar occidental moderno, nace del “pensar bajo la sombra de una habitación,
al calor de un invierno en noviembre, en algún lugar de Europa”. Si pienso o
pienso luego existo. En todas sus formulaciones, el cogito cartesiano…
Nos
dice esa vaca, esa realidad-vaca que es un ente que tiene significados y
significantes diversos y profundos, nos muestra que lo real, siempre es
polisemántico y polisignificativo y poliestético y poliédrico, tiene muchas
variantes. Pero las sombras de lo real, las proyecciones de lo real, es más
sintético y más simplificador.
Estudien
cualquier fenómeno humano o social o cultural o político o económico, entran
docenas de variables, después, la sombra explicativa, es sintética. Estudien la
famosa Transición de hace cinco décadas, si entramos en ella y
estábamos en ella, existían decenas de factores y variables. Después, las
explicaciones se simplifican, se limpian de muchos valores, muchos hechos han
quedado olvidados, otros semiolvidados, otros se consideran que no son
relevantes para la explicación de esos fenómenos. Hasta que de vez en cuando,
surgen baúles de algún protagonista de aquellos tiempos, con cientos de notas y
fechas, y, entonces, todo se nubla y se deshiela y se mueve y conmueve un poco,
pero entonces, enseguida vienen las interpretaciones de siempre que hay que
creer, y, se olvidan las nuevas… -hay que pasar tres siglos para conocer el
presente, como nos diría el maestro Cunqueiro,
pero el problema señor Cunqueiro, es
si los documentos quedarán dentro de trescientos años…-.
El
tiempo te enseña muchas cosas, porque olvidas muchas cosas, y, quizás,
recuerdas algunas cosas de algunas variables, que no eran tan importantes en
aquella época, pero ahora sí. Vivimos en la memoria, de alguna forma, la
memoria es verdad y la memoria es falsa. Por eso, algunos teólogos decían,
cuándo todavía la población creía mayoritariamente en los teólogos, o en los
sermones de los teólogos en sus púlpitos, que solo en Presencia de Dios, conoceríamos la realidad, la realidad de
nuestras vidas y la de los demás. Hasta ese momento, nos moveríamos en sombras,
en un mundo de sombras… De momento sigan a Raúl
Arias, ilustrador, y a Luis Landero,
escritor y articulista, porque nos hacen el milagro de que las sombras no sean
tan sombras… Paz y bien.
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (10-15 sept. 2024 cr).
Fin artículo 4.428º:
“La realidad y las sombras no son
lo mismo y Landero y Arias…”.
E.
15 septiembre