Artículo Periodístico 4.670º: “No sé si se valora el trabajo de los demás”.
La
vida y la experiencia y el hablar y observar a unos y a otros, me ha llevado a
preguntarme si de verdad, valoramos el trabajo que hacemos, si valoramos el
trabajo de los demás.
Puede
que todo el mundo exprese, que si valora su trabajo, pero no estoy seguro de
que todo el mundo lo haga, que el noventa por ciento, al menos, de verdad
valore su trabajo y valore su persona en su trabajo, siempre que sea legal y
moral. No digo, ni expreso que todo el mundo, piense que el trabajo que realice
sea el mejor que deba hacer, ni que sea su vocación, ni que esté en relación a
su formación académica o profesional o preparación. No, sino ya que realiza un
trabajo, tiene que realizar un trabajo, esperando que le llegue el que busca o
desea o es su vocación o su preparación, o ya siéndolo, si se siente contento
con lo que realiza y ha realizado y está realizando…
No
voy a contar la historia del trabajador y la famosa catedral medieval: el que
hace el trabajo por un salario, el que lo hace porque no tiene más remedio, y,
aquel que sabe que las dos realidades anteriores son ciertas, pero que también
lo hace porque está haciendo “un algo, en este caso, una catedral que supera su
individualidad”, y, que con su pequeña aportación, esa edificio puede perdurar
siglos, porque además puede representar simbólicamente realidades conceptuales
y morales y espirituales, por mil razones…
La
actitud y la aptitud y la finalidad del trabajo, sea modesto o de gran relieve
es de una enorme importancia. Todo trabajo que sea legal o moral, toda persona
debe sentirse orgulloso, sea preparar un café, realizar pasteles, preparar la
comida familiar, dirigir empresas, curar a enfermos, enseñar a otras personas,
dibujar y dirigir puentes, ser representante de la política, ser padre o madre
como un trabajo, aunque no solo es un trabajo –no entramos aquí entre trabajo
remunerado y no remunerado….-. ¡Y, en todo trabajo hacerlo con la moralidad
correcta, con la legalidad correcta, no engañar, no mentir a la persona a quién
va dirigido el trabajo, no manipular…!
Sentirse
orgulloso del trabajo que se realiza, reitero si es legal y moral, es una
necesidad humana, y, aunque se esté esperando, o se esté preparando para un
trabajo superior y mejor o más vocacional. Ciertamente, una parte de la
población no puede laborar en el nivel que desea o que está preparado o qué
tiene vocación. Porque la vida y la realidad es muy simple y muy compleja
–quizás, en la sociedad faltan los sistemas de gestión de los recursos humanos
de forma más eficiente, real, científica, racional, justa, equitativa-, y, por
otro lado, las circunstancias de la vida y familiares, también son complejas,
además de las políticas, económicas, sociales, geográficas…
Pero
también, ocurre, que podemos hablar mucho de dignidad de la persona y del
trabajo, pero la vida y la experiencia y los años, te muestran y demuestran,
que existe un número, no pequeño, una proporción no pequeña de personas que
desprecian, no quizás otros trabajos, pero si a personas que elaboran ese
trabajo o esos trabajos, porque consideran que son inferiores a los suyos.
Pueden llegar de alguna manera a apartarlos de su realidad vivencial y, pueden
existir, que no lleguen a negarse a hablar con ellos, o a saludarlos, o,
incluso a tomar un café si es necesario. Pero, si a sentirse superiores a esas
personas, o su estrato social al que pertenecen, sentirse superiores a otras
personas… Olvidando, que el azar y las circunstancias en la vida son diversas y
diferentes, y, que en la vida existen muchos factores y muchos baremos, que
nadie es el hombre o la mujer cien, que la mayoría de personas, en algunas
ponderaciones o vectores de la vida, están por encima de la media, en otros por
debajo, y, en otros, la mayoría en medio como todos los demás…
Si
se observa solo un factor social, pues es evidente, que unas personas,
pertenecen a un estrato social u a otro, unos considerados por encima y otros
por debajo. Pero esas dos personas o cinco o diez personas, si se analiza otro
factor de la realidad, puede que estén, unos más arriba y otros más abajo. Y,
así con las decenas de realidades humanas. Alguien puede tener un nivel
económico más alto que otro individuo o familia B. Pero en el aspecto cultural,
el individuo o la familia B, estar por encima del individuo o la familia A. En
otro factor, digamos la salud psicológica, puede ser de otro modo o de otra
manera, etc.
Pero
sobretodo, quizás debería ser un objetivo moral y ético, incluso religioso,
pero también político y económico, que toda persona valorase más su trabajo, el
que haga, si es legal y moral, sin menoscabo que aspire a otro mejor, y, que
toda persona valore el trabajo de los demás, siempre que sea legal y moral.
Valorar el trabajo de los demás, valorar el propio trabajo creo que es una
asignatura pendiente en nuestra sociedad. Porque valorar el trabajo del otro y
el trabajo propio es aumentar la dignidad humana. Tanto que se habla de
dignidad humana…
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (14-26 enero 2025 cr).
Fin artículo 4.670º:
“No sé si se valora el trabajo de los demás”.
E.
26 enero