Artículo Periodístico 4.684º: “Donde esperamos y re-esperamos…”.
Se
ha preguntado usted en todos los lugares donde tenemos que esperar: para subir
al autobús, en la sala de consulta hospitalaria, en el salón del hotel, en la
fila para tal y cual cosa…
Me
he preguntado muchas veces, si existe algún estudio, supongo que tendría que
ser de alguna rama de las ciencias sociales, y, sobre ese estudio después
vengan los artistas, los filósofos, los pensadores, los ensayistas, los
teólogos y nos digan su parecer. Primero, se perciba la realidad, sitios dónde
esperamos, segundo, las ciencias sociales nos aportan datos, lugares y tiempos,
tercero, estas ciencias sociales deduzcan e induzcan sus conclusiones, con sus
metodologías científicas, cuarto, vienen la manada de pensadores, filósofos,
artistas, teólogos, hombres de cultura, y, articulistas y ofrecen sus
conclusiones con sus metodologías…
Dicen,
que la función del artículo periodístico de opinión y literario y personal –no
entramos en los famosos de datos o análisis o anglosajones-, se buscan tocar
todos los temas posibles de la realidad, unos de actualidad rabiosa, hoy sería
qué va a pasar con el mundo y con la geopolítica, porque parece ser que el
planeta se está dividiendo otra vez en dos bloques; y, después, multitud de
temas, que están con nosotros. Como éste.
Hoy,
seguro que tengo que esperar, varias veces, y, por distintas razones: el
esperar en la puerta del colegio, esperar en la oficina del Registro de
Propiedad Intelectual, el esperar en la oficina del banco, el esperar que la
descendiente sea vestida por la madre, para llevarla a su colegio, esperar en
algún comercio, esperar si asciendo las escaleras del autobús hasta que llegue,
esperar una llamada, esperar minutos que tengo vacíos, -expresión no buena,
para realizar un acto…-. Siempre el esperar… Pero existen multitud de tipos de
esperas… la de todas y cada una de las realidades que hacemos, en cada lugar
que vamos, hay que esperar. Ahora, con Internet, los tiempos de espera han
disminuido, pero también hay que esperar… Esperamos una llamada telefónica o un
correo electrónico que nos otorgan un alto responsable de un periódico
nacional, para una entrevista a ver si me contratan como articulista de opinión
o viñetista…
El
otro día, otra semana, me llamó mucho la atención, dos datos, decían que los
free-lance del periodismo: primero, que cobraban muy poco, segundo, que en uno
de los comentarios, una persona había calculado cuántos textos periodísticos,
de media publicaba y escribía cada semana, e, indicaba unos sesenta, entre
diversos tipos de géneros periodísticos y para distintos medios. Pero lo que me
llamó la atención, es que calculaba también los textos, además de esos sesenta,
las contestaciones a los correos electrónicos, es decir, las cartas en
definitiva, cartas electrónicas, algunas de dos líneas, dadas por el móvil,
porque eso también lo consideraba escritura.
Hoy,
se está produciendo un fenómeno, que no sé, si seremos conscientes, no solo el
peligro del desierto documental que se puede producir, según los expertos y
entendidos, que millones de millones de informaciones se pierdan por un apagón
electrónico –y, estos potencialmente se pueden producir por muchos motivos,
posiblemente, se pierdan cada día, millones de datos-, especialmente por un
accidente informático, se puedan perder en el futuro por cuestiones nucleares en la atmósfera, virus
masivos en los sistemas de almacenaje, deterioro de la información en los
sistemas electrónicos.
Pero
lo que deja claro, ese concepto y opinión, es que todo el mundo, cada día, debe
leer mucha información, por lo tanto, puede pasar por delante de sus ojos, un Quijote,
un Neoquijote
y no percibirlo. Por tanto, aunque todo el mundo diga que hoy no se pierde o
perdería un Quijote, quizás hoy, haya
más posibilidades, porque al final, no somos capaces de valorar tanta
información que recibimos cada día.
Quizás,
hoy, este modesto artículo le presente a usted, una realidad, que quizás no
haya pensado casi nunca. Usted va a un lugar y espera. Espera en el bar que le
ofrezcan el café, espera la llamada de un negocio o amistad, espera en mil
realidades cada día. Pero quizás, quizás usted, no haya sido tan consciente
como ahora puede hacerlo. Si tiene tiempo, mentalmente, hoy, piense en todos
los sitios que hoy irá, y tendrá que esperar… Cuántos sitios diferentes, y,
cuánto tiempo en cada sitio, aproximadamente, y, cuánto tiempo en total…
Para
esto, esto sirve las columnas periodísticas, parecen que tratan temas baladíes,
obvios, sin importancia, no actuales, los temas de la Castañera del Retiro, o,
a mí me gusta indicar, temas de la Tortilla. Lo obvio y pequeño es lo que está
y es realidad en cada vida. Este es uno de ellos. Invitamos a estudios más
científicos, para que nos ofrezcan, cuánto tiempo de espera dedicamos de media
cada día. Cada vida. Cada vida…
Al
final, podríamos indicar, que una definición existencial, en sentido estricto,
sería que el humano es el animal que espera. Espera físicamente, espera
psicológicamente. Siempre está esperando, aunque no lo crea, sea física o
materialmente, sea psicológicamente. Esperamos un ideal, una vocación, un deseo.
Incluso esperamos, si existirá Dios, y si tendremos eternidad… Muchos, esperan
si este concepto será realidad o no lo será… Paz y bien, en las esperas de hoy
y de mañana…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (22 enero-02 febr.25 cr).
Fin artículo 4.684º:
“Donde esperamos y re-esperamos…”.
E.
02 febr.