Artículo Periodístico 4.698º: “No entiendo a los hombres/mujeres de la cultura”.
Muchos y muchas tienen dos tablas
de medir y de valorar. No entiendo, no los entiendo. Nunca los he entendido. He
aprendido mucho de ellos y ellas, pero no los entiendo...
Esta es mi realidad y esta es la
realidad. El siglo veinte está lleno de ese no entendimiento y de esa no
comprensión. Han existido dos tablar de medir, el famoso embudo del refrán
castellano, lo ancho para mí, lo estrecho para ti. Y, se sigue con la misma
realidad… la misma forma de actuar y de valorar…
Si un hecho equis, es negativo, o
si es positivo, tiene que ser negativo y positivo para todos, para todos los
individuos, grupos, ideologías. No puede ser negativo para mí, y positivo para
ti. No se puede juzgar y valorar y evaluar lo mismo o casi lo mismo o lo
semejante, si el que lo dice o lo hace, pertenece a un grupo o pertenece a
otro…
Pondremos un ejemplo, que no será
equis, ni zeta, ni eme. Ahora que se celebran los ocho décadas de liberación de
Auschwitz. Es evidente, que esos
cinco o seis campos de exterminio surgidos en Centroeuropa en el siglo veinte,
en los años cuarenta, es una realidad que no tenemos adjetivos para evaluarla,
se sale de todas los límites de las palabras y de los juicios, es una crueldad
y barbarie sin nombre, que no somos capaces de encontrar palabras, ni
adjetivos, ni substantivos, ni verbos… Supongo que todo el mundo estará de
acuerdo en ello…
Pero en Europa, en Asía, en
Eurasia, en el siglo veinte, hubo cientos, miles de campos de concentración
–con distintos nombres-, pero distintos a los campos de prisioneros, que en
teoría estaban reglamentados por una Normativa Internacional. Hubo cientos,
hubo miles según los especialistas, en distintas décadas. Por tanto, no solo se
puede juzgar, valorar, evaluar, enjuiciar, criticar, analizar, solo los de un
lugar o un lado o época o tiempo, sino que hay que valorar y juzgar y evaluar y
enjuiciar los de todos, todos los lados, todas las banderas, todos los lugares…
Pero esto no se hace, o se hace a
medias o se realiza con muchos matices… Y, volvemos al tema de siempre, al tema
de este artículo, no entiendo, no comprendo a los hombres, ni a las mujeres de
la cultura del siglo veinte… tienen y han tenido y siguen teniendo dos tablas
de medir. Y, es imposible de esa forma, que la cultura avance, que la equidad
avance, que la justicia avance, que la verdad avance, y que la bondad avance…
Tenemos que aceptar una realidad de Perogrullo, una verdad como un camión, que
tal escritor, que tal pintor, que tal pensador, que tal filósofo, que tal… y,
tal… es un genio en su saber, pero al mismo tiempo, tendremos dos posibilidades,
o callarnos si su vida moral, no ha sido tan clara y racional y ética como
debería haber sido, o no tocar ese tema de la moral –en ningún autor o
autora…-.
Recuerdo, no diré el nombre, que
para mí, había un científico del siglo veinte, que casi lo tenía, lo había
tenido durante décadas, casi en un pedestal, casi en un semidios… Debo
confesarlo. Pero ya a una edad tardía, fui, por el tiempo y las lecturas y los
testimonios, juntando datos y argumentos y noticias, contrastadas o al menos lo
suficiente, que en algunos aspectos de su moralidad dejaban mucho que desear.
¿Qué puedo hacer? Para mí, no fue un jarro de agua fría, sino una montaña o un
camión de hielo sobre mi cabeza. Pero qué puedo hacer. Continuaré admitiendo
que era y fue un genio entre los genios, que fue, porque ya falleció hace
décadas. Pero también en mi corazón interno, sentir la tristeza, de que su
moralidad fue deficiente, aunque sus grandes discursos, parecían lo contrario,
al menos en algunos temas. Y, así, en muchas personas y en muchos campos, me ha
ido sucediendo. Aquí, está el tema, entre la ética y la estética y la verdad.
Lo ideal será un sabio y un genio que fuese santo también. Pero…
Todo esto me lo ha recordado un
artículo, de Jaime Campmany, autor,
dicen de unos veinte mil artículos, autor que sus herederos podrían hacer una
Fundación Virtual o una Web Virtual, intentando hacer enlaces a su producción
literaria y cultural y periodística. Un autor, que se esté de acuerdo o en
desacuerdo con sus tesis, ha sido uno de los grandes de la segunda mitad del
siglo veinte del columnismo de opinión en nuestro país. Un autor, que ya
deberíamos sacar del purgatorio y ponerlo al lado de Umbral, Ruano, Pemán, A. Sánchez, Tecglen, Plà, Martínez,
Cunqueiro, Montalbán, Alcántara y
todos los demás. Creo que hay que ser más generosos, con todos los articulistas
de opinión y literarios que ha dado este suelo ibérico en estos tres siglos.
El artículo de Campmany, se titulaba: Violín
rojo, y hablaba de Neruda…
publicado en Arriba, el día 21 de junio de 1966. Y, si he entendido bien, Campmany, defiende/defendía que se
recuerde y se lea, a Neruda, Rafael
Alberti, Miguel Hernández, y Federico, Federico García Lorca…
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (31 enero-09 febr. 2025 cr).
Fin artículo 4.698º:
“No entiendo a los
hombres/mujeres de la cultura”.
E.
09 febr.