Artículo Periodístico 4.673º: “Sobre el fracaso laboral y vocacional de algunos”.
Raramente se lee y se oye, textos
y discursos sobre el fracaso de algunas personas, no sé el tanto por ciento,
quizás no en todos los campos de la realidad, pero si quizás en suficientes.
Raramente
oímos o leemos dialogar sobre el fracaso de algunas personas, reitero, no sé el
tanto por ciento, que sufren el fracaso personal a nivel vocacional, a nivel
laboral, a nivel profesional, a nivel afectivo, a nivel equis…
Se
oye, mucho y con razón del fracaso de la actual generación, que ronda la
treintena de años, y, no van a poder vivir como sus padres, pero se olvida que
personas que están ya rozando la Jubilación y la Tercera Edad, sienten y han
sentido el zarpazo del fracaso: que han fracasado en lo vocacional, en lo
profesional, en lo laboral. Que estudiaron oficios y profesiones, y, queriendo
estar en ellos, las circunstancias de la vida, de dentro y de fuera, les han
impedido. De esta generación anterior a la actual, no sé el tanto por ciento
que se sienten que han fracasado. Quizás, en tiempos de alegrías económicas y
sociales y de progresos en todos los sentidos, se ha olvidado a esas personas,
que estando toda la vida trabajando y estudiando, no pudieron alcanzar su nivel
profesional o laboral o vocacional, o algo semejante a su preparación,
capacidad, titulación, etc.
Todo
el mundo siente y padece y se echa las manos a la cabeza, al narrar, la
situación de esta generación, digamos que ronda la treintena de años, que están
en una situación muy compleja, todo el mundo sabe y conoce sus límites y sus
limitaciones: trabajos no acordes con su preparación, el problema de la
vivienda, la cuestión de la afectividad tan difícil para que sea más estructurada,
el enorme problema del deseo de tener hijos o no tenerlo, y, mil otras razones.
Pero
olvidan, quizás los padres de esta generación, que tuvieron éxito, que
florecieron en sus vidas el éxito, quizás, no en una gran cantidad y calidad,
pero si lo suficiente, se puede indicar que pasaron de un nivel económico
familiar a otro superior, de un nivel social familiar a otro. No entremos en
razones y mecanismos del éxito. Pero que lo tuvieron, ahora se han dado cuenta
que a sus hijos e hijas, ya no se les abren tantas puertas, que incluso
teniendo más formación que ellos mismos, más bien solo se le entreabren algunas
puertas.
Pero
esta generación de padres, que rozan la jubilación o que ya están, que ellos si
tuvieron ese éxito económico o social o laboral o profesional o vocacional.
Olvidan, que ya personas de su generación, se pasaron años y lustros y décadas,
intentando que sus vocaciones se hiciesen realidad, cristalizasen, que sus
preparaciones y titulaciones fructificarán en las vocaciones reales y materiales
y en los puestos de trabajo y sociales que correspondían con su formación. O,
ellos y ellas creyeron que les correspondían. No, quizás, al año siguiente de
terminar sus titulaciones, fuesen de un nivel o de otro, sino quizás tres o
cinco o diez o quince años después. Pero fueron pasando los años, y, nunca se
hicieron realidad. Quizás, por motivos de mil modos y maneras, no todos hay que
achacárselos a la realidad social y económica y política, pueden existir
realidades personales, familiares, afectivas, sanitarias y mil otras cosas que
la vida se va escribiendo con sus partituras y sus músicas…
Ahora,
esa generación que ascendieron social y económica y laboralmente, esa
generación que triunfaron y tuvieron puestos similares a sus títulos y formación.
Cuándo le decían, es que existen personas que están, casi en la estacada de la
historia, en la cuneta de la historia, están al lado y se han quedado al lado.
Cuándo sucedía eso, y, se les decía, pero que los que sufrían, ni siquiera se
atrevían a indicarlo o expresarlo. Quizás, por otras decenas de razones. Pues,
les achacaban la culpa a ellos mismos.
Pero
ahora ha cambiado, ahora la generación de los treinta años, más arriba y más
abajo, hijos o nietos de los que ascendieron en la escalera o el ascensor
social. Ahora, ya no son un número, no sabemos qué proporción, ahora les toca a
ellos, no a todos, pero si a muchos de sus descendientes. Y, ahora, ahora si ya
son conscientes, ahora ya si existe un problema. Antes, cuándo la feria y la
fiesta les iba bien, todo iba bien, y, los que se quedaron rezagados, no unos
años, sino décadas, pues era por otras razones, incluso por culpa de ellos o
ellas mismos y mismas.
Pero
ahora, les toca a sus hijos y nietos, ahora, ya si es culpa del sistema o de la
realidad social o económica o política o de mil otras razones. Ahora, sí, ahora
si hay que quejarse. Ahora, que se empiezan a marchar de sus casas a otros
territorios, de dentro de Iberia o de fuera de Iberia, ahora sí, ahora si tiene
la culpa el sistema. Pero durante veinte y cuarenta años, incluso casi
cincuenta años todo estaba bien, porque a ellos les tocó la tarta y a otros los
garbanzos. Ahora, sí, ahora si son conscientes del fracaso de las personas,
fracaso laboral, profesional, vocacional, social, económico, etc. ¡Ahora sí…!
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Fin artículo 4.673º:
“Sobre el fracaso laboral y
vocacional de algunos”.
E.
26 enero