Artículo Periodístico 4.675º: “Todos los hombres se hacen preguntas”.
Da
lo mismo, la clase o estrato social, el color de piel, la edad, el sexo, la
cultura, la sociedad en que viva, el tiempo y todo lo demás. Todo ser humano se
hace preguntas.
Sea
cual sea la situación, todo ser humano se cuestiona la realidad de mil modos,
sea alfabeto o analfabeto, sea considerado de un pueblo más cultivado o menos,
todo ser humano, algunas veces, en la vida, se hace preguntas, tenga hambre o
esté totalmente satisfecho. El ser humano debe llevar dentro algo, que le lleva
a hacerse pregunta. Algunos las llaman, preguntas últimas como últimas preguntas,
como preguntas raíces, como temas radicales, algunos las denominan filosóficas,
otros metafísicas, aquellos religiosas, muchos, pues una combinación de todos
esos métodos. Estén esos individuos en una situación existencial o en otra,
siempre se hacen esas preguntas, de un estrato social o de otro.
Podemos
admitir, que quizás, la psicología personal, las circunstancias personales, la
cultura personal y mil otras variables todos los seres humanos, quizás, unos
más que otros, se hacen preguntas profundas y esenciales, quizás un monje
benedictino o trapense o de la cartuja, estén
todos los días con esas cuestiones, quizás un filósofo esté todas las
semanas, y, quizás, el resto de seres humanos, según circunstancias, una o
varias veces al mes o al año. Quizás, la frecuencia si cambie. Pero no las
grandes preguntas.
No
porque alguien pase hambre, no piensen que no se harán esas preguntas y
cuestiones, quizás más, porque se cuestionarán porqué pasa hambre, porque sufre
esa guerra, porque esa enorme injusticia, porqué está en esa situación, porqué
los humanos no le acogen y le protegen y le consuelan…
Existen
dos tipos de preguntas, sintetizando todo lo que puedan: aquellas que los
métodos científicos y la ciencia, intentan contestar o medio contestan; y, las
preguntas que todavía el método científico no ha sido capaz de contestar, o,
incluso no se ha planteado, o no puede todavía. Al primer bloque están todas
las ciencias, avanzando mes a mes. En el segundo bloque, están las Humanidades,
palabra que sintetiza todo el resto de saberes, porque algo de verdad es y
existe, pero que no aplican el método científico: las filosofías, las
teologías-religiones, las culturas en general, las artes, la literatura. Y, las
ciencias sociales, sería un bloque de momento, entre las “ciencias puras” y las
“humanidades”.
No
infravaloren a ningún ser humano, cualquier ser humano, en cualquier situación
se hace preguntas. No lo duden. De esas preguntas que las humanidades llevan
milenios intentando responder, o al menos que sean más racionales. El que
escribe o el que regenta una cátedra o el experto en algo –sea ciencias, o
humanidades, o ciencias sociales-, es lo que hacen, intentan contestar
preguntas radicales y de raíces, y preguntas menos trascendentes o secundarias
–todo son preguntas-. Preguntas que nos pueden parecer muy simples, pero que
son muy complejas. Todo lo que usted sabe, dónde está acumulado en su cerebro o
en su cabeza, en qué lugar, y, cómo vuelve a fluir. Sin olvidar los temas
eternos del bien o del mal. Del buen gobierno y del regular gobierno. De los
principios esenciales del derecho jurídico. Del amor y del desamor. De Dios. De
si tenemos alma inmortal. Y, de mil cosas más…
A
veces, me digo a mi mismo, que una de las definiciones posible del ser humano:
“es animal de preguntas”. Somos y estamos hambrientos de preguntas. Preguntas
que nos surgen de la Naturaleza, naturaleza exterior e interior, preguntas que
surgen de la misma sociedad, preguntas que fluyen de la misma cultura o
acumulación de contenidos de interpretación que los hombres heredan. Preguntas
de mil modos y mil maneras. Somos y estamos hambrientos de preguntas. Algunas
no somos capaces de contestarlas en toda la existencia.
Algo
tenemos dentro de nosotros, alguna conformación neurológica interior, psicológica
interior, cerebral interior que nos lleva a ser y estar ebrios de preguntas. En
todos los grupos sociales y culturales e ideológicos que he estado, en todos
los estratos sociales que he tenido contacto, en todos los ámbitos y en todas
las edades he notado el ansía de preguntas que el hombre tiene.
A
veces, me digo a mi mismo, me pregunto, si hemos inventado todo el ocio y el
turismo y los viajes y mil otras cosas, para apagar un poco ese tormento y
torbellino interior de mil sinfonías que nos nacen de dentro, porque estamos
embarazados y llenos de preguntas. Vivir con mil preguntas no es cosa fácil. No
creamos que sea fácil…
Vivir, preguntándose si existirán
seres inteligentes y civilizaciones inteligentes en la galaxia, otros aparte de
nosotros. Vivir, si alguna vez entraremos en contacto y qué sucederá. Vivir, si
seremos tan ignorantes que nosotros a nosotros mismos nos extinguiremos, porque
las seis o siete grandes culturas y civilizaciones del mundo no se ponen de
acuerdo. Vivir si existe Dios. Vivir si nuestros actos serán y seremos juzgados
ante el Tribunal de Dios. Vivir con y en… No es fácil. Pero esta es la
condición que somos, esta es la condición humana. A veces, me digo si todo o
casi todo lo que hacemos, es para aliviar las heridas de esas preguntas....
Hoy, he querido enseñarle, que
aunque usted no se lo crea, el mendigo que está en la acera, se hace las mismas
preguntas que usted. Hoy, he querido enseñarle, que el alto ejecutivo de una
multinacional, se hace las mismas preguntas que usted. Hoy, le he querido
mostrar que su hijo o su abuelo o su padre se hacen las mismas preguntas que
usted. Hoy, le he querido mostrar que aunque no lo crea, usted también se hace
las mismas preguntas, aunque las tape o esconda. Hoy…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (18-26 enero 2025 cr).
Fin artículo 4.675º:
“Todos los hombres se hacen preguntas”.
E.
26 enero