Artículo Periodístico 4.701º: “Todo cambia, el comercio también”.
De
las miles de tiendas en ciudades grandes, regidas por personas particulares, se
fue pasando a supermercados medianos, de estos a hipermercados, y, ahora la
venta online…
¡Qué
va a suceder de continuar este proceso del mismo modo…! ¡Pues que al final, se
reducirán las empresas que fabriquen un tipo de utensilios, mercancías,
servicios, y, por otro lado, se vayan reduciendo las empresas que los vendan…!
¡Se irá, acumulando cada vez más, en menos manos, más cantidad de producción y
más cantidad de venta o de servicios…! ¡Nos iremos acercando cada vez más, a la
realidad, de que quinientas grande megaempresas del mundo, controlen la
propiedad y el comercio de más del cincuenta o sesenta o setenta por ciento de
toda la economía y riqueza mundial…! ¡Se tardará diez o cincuenta años, pero se
llegará a esa realidad…! ¡Si es que ya no se ha llegado…!
He
planteado los anteriores enunciados en admiración, pero podría haberlo hecho en
forma enunciativa, o en forma interrogativa o en los tres modos al mismo
tiempo… Estoy, simplemente, narrando o relatando un hecho, una historia, ahora
se dice relato. No estoy indicando si es bueno o no es bueno, para la sociedad,
para el Estado, para los diversos poderes existentes, para las personas, para
los grupos o colectivos, para… Siempre está en el horizonte detrás de la
montaña, que salga el sol, la realidad, que quinientas grandes megaempresas
controlen la riqueza del más del cincuenta o sesenta por ciento del planeta. En
todas sus formas y maneras… Algunos, algunos indican que ese es el espíritu de
los tiempos, siempre sonando detrás de todo la campana de las ideas de Hegel. Al final, diríamos se ha hecho
un enorme experimento social y sociohistórico y sociopolítico mundial, algo muy
parecido a tesis, antitesis y síntesis, aunque no nos guste mucho esta
explicación…
De
millones de negocios pequeños en el planeta, regidos por las personas privadas
y gestionadas por ellas, se pasó a que la propiedad pasó al Estado. Y, ahora,
se va en el camino de que unos cientos de hiperempresas controlarán cada vez,
más la riqueza planetaria… Las tiendas y sus entradas y sus imágenes están
quedando como fotografías. A cualquier ciudad que vayas, encontrarás tiendas
con sus fachadas, cada una distinta, de hace cincuenta o setenta años, casi
siempre cerradas. Es cierto, los procesos históricos son muy complejos, nada
desaparece totalmente, siempre van quedando ejemplos o residuos del pasado.
Siempre se van uniendo formas antiguas a modernas, tiendas particulares
anexionadas a grandes superficies.
Los
Mercados de Abastos, cada ayuntamiento tenía su edificio, han ido pasando,
salvo excepciones a otras funciones y finalidades municipales… Hoy, se podría
hacer un recorrido y reportaje por los cientos de mercados de abastos
municipales, en casi todos los casos, que tienen otras funciones y finalidades
y actividades. Entrar hoy en un Mercado de Abastos en funcionamiento es casi un
tesoro arqueológico, que bien vale entrar e introducirse en ese mar de colores
y productos y voces y sonidos y olores, para entender y comprender el pasado.
Muchas ciudades grandes, todavía tienen en funcionamiento alguno de los que
tuvieron en sus tiempos…
No
nos vamos a asustar de los cambios históricos, pero suele suceder, que pensamos
que unos cambios nos favorecen o nos perjudican, en un primer momento a
nosotros, pero después, quizás, también a todos. Es fácil, indicarlo, que el
comercio pequeño haya sido restringido y desaparecido, de cientos de miles de
pequeñas tiendas, pequeños y medianos comercios, pequeños puestos en los
mercados, se ha ido reduciendo –como la evolución de las especies de Darwin-.
Parece
que solo perjudica al principio a esas familias. Pero después van pasando las
décadas, y se va viendo, que el dinero de ese comercio se quedaba en el pueblo
o la ciudad. Pero el dinero de la compraventa de los grandes comercios, cada
noche va a la ciudad de origen y de la sede de la gran empresa. Y, esto a la
larga, los pueblos y las ciudades medianas, por lo general se van
descapitalizando. Dirán que este es el signo de los tiempos. Y, serán. No
podemos cambiar la evolución de la historia. Pero podríamos haberla ralentizado
o haber disminuido su impacto, o que hubiese ido más despacio. Porque a la
larga, cuándo te das cuenta, una entidad geográfica, va quedando y reduciéndose
el número de industrias medianas y pequeñas que tenía antes, el número de
pequeños y medianos comercios que disponía hace tres décadas. Cierto, las
consecuencias son menores, porque todo el país, casi todo el país, se está
convirtiendo en una Fiesta y Feria de Turismo, un Disneylandia de todos los
colores y formas, mezclados con el agua del verano y las playas. Esta es la
realidad, con todos los matices que se quieran…
Ahora,
ahora ya se hacen reportajes fotográficos sobre fachadas de las tiendas
particulares, esas realidades que estuvieron con nosotros un siglo u ocho
décadas. Se hacen reportajes sobre Mercados de Abastos que tenían esa función y
ahora, salvo excepciones, son y están dedicadas a otros menesteres, cuestiones
culturales, oficinas de los propios ayuntamientos, y, mil otras cosas y maneras
y formas… Cada vez menos manos, controlan más industrias y más servicios. Será
el espíritu de los tiempos… Pero, pero, pero…
¡Dejemos
aquí el discurso de palabras e imágenes y conceptos y preguntas…! ¿¡Cada vez
más empleados por cuenta ajena, cada vez menos propietarios de sus medios de
producción!? ¡¿Es eso lo que se busca, es esa la meta que se busca, es ese el
espíritu de los tiempos de Hegel-Marx,
es el signo de la historia, o es el signo de los poderes reales…!?
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Fin artículo 4.701º:
“Todo cambia, el comercio también”.
E.
09 febrero