Artículo Periodístico 4.708º: “No entiendo-no comprendo de nada y el móvil borrado”.
Como una excepción voy a tocar el
tema de barrido de datos de un teléfono, de hace unas semanas, o la destrucción
o barrido de la memoria de un ordenador de hace unos años.
Todo lo que exprese, espero se me
tenga como algo dicho por alguien que no entiende y no comprende nada, ni de la
realidad legislativa, ni de la realidad jurídica, ni de la realidad política
real, ni de la realidad política de las Altas Instancias…
No entiendo de nada, no comprendo
de nada. No existen cálculos en este modesto artículo, no escribo para
favorecer a unos o para favorecer a otros, no deseo ninguna finalidad previa,
ni una finalidad teleológica concreta, por utilizar un palabra-término técnico
filosófico, que viene a ser lo mismo que la filosofía de los fines. No hay nada
de todo ello, no quiero favorecer a unos o desfavorecer a otros… Pero…
Pero, en mi desconocimiento de
grandes ramas de la realidad sociopolítica, y, en mi desconocimiento de la
realidad sociopolítica práctica, creo que hay que incidir en algunos puntos,
que no se hace lo suficiente –bueno, quizás, cuando este artículo vea la luz,
quizás ya si se haya hecho-.
- Primero, los del móvil va a
terminar en nada. Ya habrá algún tribunal o Tribunal de algún tipo, que eche tierra
encima. Y, con eso se terminará toda la partida. Esa es la sensación o
percepción que yo dispongo o tengo o me surge del interior. No entro, de
suceder eso, si es justo o no. Sino que creo que eso es lo que va a suceder… Y,
de momento la partida de futbol o de toros del móvil, olvida otras temáticas…
- Segundo, digo yo, me digo yo,
si existe “el principio que alguien a sí mismo, no se debe acusar o echar la
culpa de una actuación si no le conviene”. Es decir, nadie se tiene que echar
la culpa de un robo, como principio filosófico jurídico de todo el sistema
occidental. Por tanto, a toda persona, se le achaca el principio de inocencia,
ante que el Juez dicta sentencia, segundo principio. Digo yo, me pregunto yo,
alguien que roba un banco que está en el satélite de la Luna, puede y debe, si
cree conveniente destruir pruebas, para no achacarse el robo que hizo en la
sucursal de la Luna. Este dicen, que es el principio de “la propia inocencia en
el sistema occidental jurídico”. Y, si no quisiesen este principio, pondrían el
polígrafo a todo el mundo, en cualquier tipo de sentencia o juicio, o al menos,
en algunos tipos –y, no se hace-.
Y, en seguida, vienen la cascadas
de puntualizaciones, pero no es lo mismo una cuestión que atañe al
comportamiento de una persona en una temática personal, y, otra en una
instancia de orden de la Autoridad Política o de la Política. –Debo confesar
que ante esta cuestión, no sé que contestar, porque el paisaje es tan complejo,
y, dispone de tantas consecuencias diversas, y, se pueden dar tantas
concreciones diferentes, que mi inteligencia y mis conocimientos no son capaces
de abordar todos los casos posibles, que se podrían dar en el futuro en esta
temática-.
- Tercero, digo yo, me pregunto
yo, me cuestiono yo, percibo yo, intuyo yo, considero yo… lo siguiente, en mi
móvil, que apenas utilizo, y, que es de la era, antediluviana, no encontrará
secretos. Pero me digo yo, que un Alto Cargo de la Administración Política
Equis, de este país o de la colonia que se está formando en el planeta Marte,
me digo yo, que existirán decenas, si no es cientos de conversaciones,
diálogos, envíos de material de información, de cientos de cuestiones, de altas
cuestiones, no solo la del caso concreto que se quiere averiguar…
Y, digo yo, me pregunto yo, que
soy un don nadie, un sujeto del pueblo, que no sabe de nada casi nada… si, se
expone a la comisión equis, la que sea, la comisión equis la que sea, aunque
ésta tenga la mejor buena voluntad del mundo, si se expone toda esa
información, acumulación de cientos de datos, de cientos de conversaciones, que
pueden haber hablado o conectado con cientos de personas de todos los niveles,
con cientos de temas posibles, con muchos, ser de esos temas, de grave secreto
o discreción por el Estado.
Digo yo, aunque la “comisión o
grupo de investigación sea lo más secreto y discreto posible”, no solo si
conociesen todo el arsenal de comunicación de ese Alto Cargo de la
Administración Política, si se conociese, quizás no solo saldría el “misterio y
el enigma y el desciframiento de lo que se expone y busca” sobre esa persona
que se quiere investigar o saber o conocer… sino otras docenas, si no cientos
de otros temas, que pueden ser más graves aún. Y, que desde luego, tiene que
estar bajo el Secreto del Estado, sea ese Secreto en mayor o menor grado…
Porque si se conociese todo ese
saber, todos esos conocimientos, todas esas conversaciones, aunque sean legales
y sean morales, aunque sean el ejercicio normal de la Actuación Política en sus
Altas Instancias, dejarían al Estado en una situación de desnudez completa e
indefensión completa. Es decir, el Estado podría caer en la hecatombe más
profunda. En la disgregación más profunda, en el seísmo más profundo.
Y, lo que empezó, siendo un
problema “de unas filtraciones de unas noticias sobre una persona y ciudadano
concreto”, que no digo que no sea grave, que lo es… podría convertirse en que
el propio Estado se suicidaría, porque se conocerían, o se podrían conocer,
cientos de informaciones, datos, conceptos, conversaciones, que un Alto Cargo
de la Administración Política, uno de los Altos Cargos que sustentan las Cargas
del Estado, con todas las conversaciones posibles que haya tenido, en estos
meses o años… Es o sería, el suicidio del mismo Estado, en definitiva, el
suicidio político, de millones de personas, con consecuencias imprevisibles…
He indicado soy un lego, no me
quiero saltar ninguna ley o norma de ningún tipo. Si todo está confundido,
permítanme que me equivoque. Permítanme que nadie se ofenda, con este modesto
articulista de opinión…
Y, para terminar, no podrían los
Altos Cargos Políticos con Altas Cargas Políticas, ese grupo de veinte o
treinta o cuarenta Personas, que gestionan y rigen el Estado hoy y ahora, y,
siempre. No disponer de un móvil para sus funciones públicas, sino disponer de
varios –además de los personales y familiares-, varios con todas las
seguridades posibles, y, cada uno, tuviesen contacto con unos departamentos y
unas personas, y, otros con otras. Porque como en el famoso cuento infantil,
“el equis no se puede decir, ni quedar desnudo, aunque lo esté”. Al final, los
altos cargos de las altas cargas políticas, llevarían cinco o seis móviles,
como los cowboys llevan dos o tres pistolas en la cintura. Paz y pan y bien.
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (13-16 febrero 2025 cr).
Fin artículo 4.708º:
“No entiendo-no comprendo de nada
y el móvil borrado”.
E.
16 febrero