Artículo Periodístico 4.743º: “Sobre al anonimato y la escritura”.
Hay personas, aunque no sea
creíble que quieren el anonimato, que lo tomen como un ciudadano/a igual que a
tantos otros y a tantas otras. Porque creen que es lo mejor.
En
unos tiempos, que tantos desean fama o notoriedad en tantas formas y campos,
que quieren que sus retratos y figuras y fotos destaquen, y, que algunas
personas se queman en las piras funerarias de la fama y notoriedad, pasando por
unos meses en los programas televisivos, para alcanzar esa fama, a veces,
enseñando partes de su anatomía sin necesidad. Pues, en todo ese mundo, también
existen personas que desean actuar en sus oficios, pero no destacar por fama o
notoriedad, o no más que sus profesiones les obliguen, que añoran un cierto
grado de anonimato…
Usted,
hoy, consumirá cien productos, directa o indirectamente, no solo de
alimentación sino de otras realidades… Acaso, usted conoce a los propietarios
últimos de los yogures que degusta, quizás si su marca, incluso, si es muy
entendido, quienes son las empresas con sus nombres y sus siglas, pero
raramente usted conocerá, la carne y nombre y ojos y figura e imagen de los
propietarios últimos, que se esconden, en diez sociedades últimas, que intentan
no salir, ni en libros, ni en revistas, ni en periódicos. Y, la mayoría lo
consiguen…
Pero
en la escritura-literatura, sucede algo intermedio, el mundo cultural está
organizado sobre el rostro y la cara y la tez, el dandi, en mayor o menor grado
de ese escritor o pintor o filósofo o artista o músico. Y, todo el mundo que
está en ese oficio, cae en esa tentación, que por otro lado, parece que es, es
en muchos sentidos necesaria. Pero también han existido grandes escritores,
norteamericanos especialmente, que se han escondido en su imagen. Que han sido
capaces de tener los dos extremos, ser muy importantes en su literatura, y, ser
anónimos.
Creo
que ser anónimo, no ser un dandi tiene muchas ventajas, algunos inconvenientes.
Hoy, la literatura también es la marca. Pero creo que no es bueno, pongamos el
caso de un articulista, que vayas por la calle, y, entres en un bar, y halla
diez personas o cincuenta, y, la mitad te conozcan, y, tú a lo sumo, solo a una
o a dos… Creo que esa relación o interrelación no es buena, para el articulista
de opinión. Puede que la fama, la figura, la notoriedad le ayude a ser más
leído, tener más audiencia, para que los periódicos vendan más, para que se
fijen más en tu sección y en tu artículo. Y, otras razones más…
Pero
pienso que el articulista con la fama y notoriedad pierde anonimato, y, por
tanto, pierde capacidad de observación. El resto de mortales, cuándo se
acerquen a él o a ella. No lo harán como otro ser humano, anónimo como ellos,
sino como alguien que tiene alguna audiencia, algún eco en la sociedad, y,
representarán un papel, querrán convencerte de alguna opinión, querrán que expreses
algo, te darán un argumento y un dato, pensando en que te influya, no como
hablando entre conocidos, hablando de cualquier cosa. En definitiva,
conscientes o no, representarán delante de ti. Es cierto, que no es lo mismo,
frente a Umbral, que decía que algunos
artículos lo leían un millón de personas, que ante este modesto escribiente que
tiene ante sus ojos, que no pasará de unas docenas de personas…
Personalmente
opté, deseé, cuándo me lo han permitido, publicar bajo el semiseudónimo, no es
seudónimo del todo, pero tampoco deja de serlo en parte, e, intenté no me
pusiesen la foto, siempre indicaba me pusiesen un dibujo de un rostro
desconocido. En algunos periódicos lo he conseguido, en otros solo una parte de
las dos, en muy pocos ambos deseos… Ahora, después de diez años de publicar
artículos de opinión, en varias docenas de marcas y cabeceras, a lo largo del
tiempo, algunas ya del pasado, otras todavía vigentes. Algunos, pueden pensar,
que es un error, no haberse hecho una imagen de marca, porque al final, es
necesario en este mundo. Otros, otros dirán, si al final, tu lugar en la
cultura periodística es muy modesto, totalmente desconocido, por tanto, da lo
mismo, y, encima no recibes dividendos en dineritos…
Pero
sigo pensando dos cosas, que tienen relación y no. Una sobre periodismo, antes
cuando en papel, ibas a la biblioteca de tu ciudad, y, podías pedir, tal
periódico de hace diez años, y mirar una cosa. Ahora en digitales, nadie puede
ser socio o suscriptor de cinco o siete periódicos –salvo los profesionales o
algunos departamentos ministeriales-. Por lo tanto, ahora, no se puede
consultar algunas noticias o artículos de periódicos, si estos tienen todas sus
informaciones cerradas. Bien, pregunto, que lo hagan para el último año, si así
lo desean, pero creo que no deberían hacerlo, a partir, digamos de dos o tres
años antes del hoy. Aquí, les canto una canción con una campana de sugerencia.
En
segundo lugar, creo que es o trae más beneficio para la cultura y los que la
hacen, un buen y justo y equilibrado y moral anonimato. Verán mejor la
realidad, y, por tanto, se verán mejor a sí mismos. Alguien con tan enorme
fama, como han tenido algunos escritores y artistas y pensadores, no pondré
nombre, alguien cree que los demás se acercaban a ellos, con suficiente
sosiego, imparcialidad, razonabilidad… o, los querían también manipular, en
cierto grado.
Al
final, es la escultura del poder cultural, en su alto poder, sola y en soledad.
También ocurre en los humanos y humanas de la gran cultura… la soledad de la
cultura… Al final, todos representan su papel ante el Nobel de la Cultura. Esta
es la realidad… al final, acaban viviendo en un solipsismo con sus libros y sus
obras de arte o de la cultura o de la literatura. Eso es lo que creo, por eso,
por eso pienso que lo ideal sería como el propietario del yogurt que lleva diez
años degustando, que usted no conoce, su nombre, solo consume su producto… Eso,
sería lo ideal en la cultura, consumir su producto, que el autor viviese
dignamente de ello, pero que estuviera tomando café a su lado, y, usted no lo
conociese… Ese sería el ideal del intelectual, eso creo… ¡Pero dicen, que no es
posible…!
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (21 febrero-09 marzo 2025 cr).
Fin artículo 4.743º:
“Sobre al anonimato y la escritura”.
E.
09 marzo