Artículo Periodístico 4.766º: “Amamos los libros y Carlos Marzal”.
Hay personas que estiman o
quieren o aman o valoran los libros. Sean antiguos o de coleccionista, sean de
viejo o de segunda mano, sean nuevos, sean de una temática o sean de otra.
Google
calculó hace unos años el número de libros, y, llegó a la conclusión que
existen 129.864.880 libros –cifras que están en Internet-, entendiendo que El
Quijote solo sería uno –y, las miles de ediciones serían como uno-.
No digo que todos los libros sean
veraces y verdaderos y verídicos, y, menos, que todos sean buenos, buenos en
cuánto a útiles, buenos en cuanto buenos morales, y, buenos a nivel de
espiritualidad. Pero creo que todos los libros, salvo excepciones, son y han
sido un instrumento y una palanca esencial para llegar a dónde estamos. No
vamos aquí a narrar las diversas fases por las que han pasado: hojas escritas
en piedra, hojas escritas en arcilla, hojas escritas en papiro, hojas escritas
en papel. Y, las dos formas esenciales: el rollo, libro de hojas en rollo, o
libro en códice, es decir, hojas cortadas y pegadas por un lomo.
Ahora que creíamos que la
Informática iba a sustituir al libro, no hemos encontrado, que un libro en
papel, que el papel sea bueno, puede durar varios siglos, sin cambios
esenciales, y, ahora, de la noche a la mañana nos hemos encontrado que todos
los libros escritos en informática, en los diversos soportes, pueden tener una
vida de una docena de años, y, por tanto, hay que pasarlos de un recipiente a
otro, de un sistema a otro. O, dicho de otro modo y otra manera, la gran
vulnerabilidad del libro en estos sistemas. Se podría hacer una historia de
todas las bibliotecas que se han ido quemando, y, no solo la de Alejandría, en las medianas y grandes
ciudades romanas y por tanto, también griegas, existía al menos una biblioteca.
La historia humana es la narración de la pérdida de libros, sea en la forma que
sea, a través del tiempo, perderse de muchas maneras y formas e intenciones y finalidades…
En este viaje que estoy haciendo
por el articulismo de esta Celtiberia ya con tantos achaques, no sé si vieja,
pero una Iberia o Piel de Toro o Tierra de Conejos o Hispania o España, en la
que habitamos y nos habita, en este viaje por el columnismo que voy haciendo,
de estos tres últimos siglos, nos hemos encontrado con un texto del notable
escritor y articulista Carlos Marzal,
publicado el 12 de marzo del 2025 –este día se celebra el día internacional del
respeto a las personas que cuidan de nuestra salud, dejo aquí un guante en su
apoyo-, en El Periódico de España, titulado: El libro viejo. Cada
persona tiene una relación con el artilugio o instrumento inventado o diseñado
o descubierto por el ser humano. De alguna manera también todo escribiente o
polígrafo o escribano o escritor. En el fondo cada autor, se preocupa y ocupa,
de vez en cuando le viene a su mente, si sus libros perdurarán, o una parte,
dentro de mil años. Esta es la gran pregunta para los plumíferos, también para
los articulistas…
Para muchos el libro viejo, son
aquellos tenderetes, que ya en la memoria, no recuerdo bien, que mi progenitor
y padre, aquí mi homenaje, alguna vez me llevó al Rastro de Madrid, también el
recuerdo de la Cuesta de Moyano con él y sin él, que pasábamos de forma
frecuente, en mi niñez o primera adolescencia, también, aquellos libros, ya no
sé con qué edad, en la Feria del Libro Antiguo de Madrid, en el Paseo de
Recoletos o Castellana, no recuerdo, y, no voy a mirar el dato, creo que frente
a la BNE, también pasar por fuera, casi nunca por dentro por esas bibliotecas
de viejo o de antiguo en el Madrid de los Austrias-Borbones y demás regímenes,
también esos puestos que en todas las ferias de este país se ponen en sus
fiestas, también y también…
Decía, Sánchez Dragó, que posiblemente tendría en su casa del profundo
Soria, no recuerdo el nombre del pueblo, casa que fue haciendo, de la unión de
varias casas, algo así como Dalí en
su tierra natal. Decía Sánchez Dragó
que tendría más de treinta mil libros, y, que posiblemente, muchos jamás podría
tener tiempo para leerlos –menos aún para pensarlos y meditarlos, porque los
libros se releen, son conversaciones que volvemos a la memoria-. Bueno,
lancemos un recuerdo a Dragó, los
que aman o quieren o estiman o valoran los libros, no pueden estar de acuerdo
en todo con todos los autores, ni con todos sus libros, pero ese amor al libro,
les lleva a tener un respeto a los autores.
Esos seres que se pasan meses
redactando un texto, que jamás sabrán el valor que tendrá, y, el valor que para
los humanos tendrá. Levanten ya del purgatorio de los escritores, al señor Sánchez Dragó, no sé la calidad de su
literatura, ni la que le pondrá los siglos, pero fue un amador de libros. Y,
tiene un mérito, fue capaz de evolucionar ideológicamente. Eso es importante
que un escritor, salga del lado A y vaya al B, porque considera que es más
equitativo, o salga del punto B y vaya al A, porque considere lo mismo, más
equitativo. Eso tiene un mérito especial.
A veces, me pregunto, cuales son
los grandes autores y grandes libros de la humanidad, de toda la Humanidad, en
tal género o especie, en novela o en teatro o en literatura. Hecho en falta,
que especialistas y expertos nos digan, los cien mejores libros de literatura,
de todos los tiempos, de todas las lenguas y de todas las culturas. Creo que
sería necesario se hiciesen estas listas, cada dos o tres años. Porque creo que
las personas leen, leemos, hemos leído muchos libros de quinta categoría, y,
quizás no todos, no todos de la primera categoría. Mientras tanto, siga leyendo
artículos y literatura de Carlos Marzal.
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (14-16 marzo 2025 cr).
Fin artículo 4.766º:
“Amamos los libros y Carlos
Marzal”.
E.
16 marzo