Artículo Periodístico 4.746º: “Arrastrar los pies y HMC”.
Decía mi progenitor, padre, aquí
mi homenaje, que cuándo uno arrastraba los pies al andar, ya había llegado a
una etapa de la vida. Y, ahí se quedaba.
Diríamos que en la Tercera Edad o
en la Etapa de Jubilación, algunos la denominan de ser Mayor, porque pocos
quieren denominarse a sí mismos abuelos o viejos, que son otros nombres. Pues
decíamos que se puede, a grandes rasgos, aquí podrían venir sociólogos y
antropológicos y psicólogos y que nos expresen con sus métodos científicos cómo
se podría dividir la Tercera Edad en etapas.
Pero desde el punto de vista de
la literatura y de la experiencia que es el campo en el que me muevo. Diríamos
que existen las siguientes fases, que no todas las personas las recorren. La
primera, la de la jubilación oficial o de la edad de jubilación oficial,
algunos la alargan, porque disponen de trabajos liberales, en sus casas y
personales. La segunda etapa es cuándo se arrastran los pies –es una etapa que
ya existen achaques importantes-, y, la tercera etapa, es cuándo el caminar se
hace difícil, apenas algunos caminan, ya van ayudándose de andadores o
artilugios… Es obvio, que es una clasificación por el andar y el caminar, solo
disponiendo de esa variable. Y, a esa se une otras…
Ahora, que diríamos
personalmente, ya estoy en la Tercera Edad, digamos en la primera fase que
hemos indicado. El otro día me recordaron que a una persona muy cercana a mí,
otro familiar, le había indicado y recordado la frase que nuestro
progenitor-padre expresaba. Y, que él, el familiar ya estaba en esa etapa, de
“arrastrar los pies al caminar y al andar”. Y, uno, uno recuerda ciertas cosas.
Recuerda la biografía o la vitagría o algunos hechos, no todos, de sus
progenitores o personas muy cercanas, que han llevado una vida, una vida que ha
tenido episodios de todo tipo, que tú, tú solo recuerdas algunos. Y, en algunos
entornos familiares, se narran muchos o solo algunos, o solo pocos…
Cuántas historias de las vidas de
millones, de cientos y de miles de millones de personas, que les han sucedido,
que se olvidan. Los héroes y heroínas anónimos. Millones, cientos de millones,
miles de millones de seres humanos, cada siglo nacen, y mueren, antes y
después, y, en medio una vida. Una vida que ha sido más moral o menos, más
larga o menos, más exitosa o menos... Algunas vidas, claramente han sido no
morales, en muchos o algunos aspectos. Unas vidas han dejado heridas profundas
en otros, otras vidas apenas ninguno.
Otras, si lo han sido… De ahí, la enorme necesidad humana, de que exista
el Buen Dios, y que exista Juicio Particular, para que todos, todos al menos
una vez, nos enfrentemos de verdad a nuestros hechos, palabras, actos, deseos,
intenciones, escritos, ya sin engaños y sin mentiras…
Cuántos miles de millones de
hechos y recuerdos y acontecimientos que a las personas les han sucedido, que
han tenido que vivir y existir, que han devenido de fuera, y, han tenido que
jugar a ese teatro a la fuerza. Otras, han surgido de dentro, y, han tenido que
realizar esos actos. Cuántos millones o miles de millones de actos buenos
moralmente, cuántos cientos de millones de actos no buenos moralmente. La misma
persona que hace diez actos buenos cada día, hace uno malo. O, una persona hace
cien actos buenos ese día, realiza uno malo…
De los progenitores no sabemos
todo, solo algunas cosas. Se van alejando de la memoria en el tiempo. A los
nietos y biznietos, solo se cuentan algunas cosas y algunos hechos y algunos
datos y algunos actos y algunos recuerdos y algunas frases y algunas ideas. Esa
es la historia. Algunos, les van haciendo a sus descendientes, hijos y nietos
que piensen y sientan como ellos en mil temas. Otros, no les narran las
historias y realidades, para no influirlos mucho.
En todo, si en todo, en todo hay
clasificaciones, hay formas de actuar. Hay progenitores y padres y abuelos y
abuelas, que no cuentan mucho de sus vidas y sus experiencias, para no
condicionar mucho a sus descendientes, otros, otros en cambio si lo hacen, para
condicionar a sus descendientes. Como en todo, existen distintos grados de conciencia
moral y de libertad y de responsabilidad y de mil realidades… Pero pocos,
narran varios puntos de vista sobre los acontecimientos –y, éste, lo he dicho
algunas veces, es el drama de la Piel de Toro, desde la batalla de Munda, cuándo Julio César se enfrentó a los hijos de Pompeyo, si Munda, que estará a unos cientos de
kilómetros de usted…-.
En esta tercera etapa de mi vivir
y existir, que ya llevo unos años, antes y ahora, de decirme, he tocado todos
los instrumentos y géneros de la literatura, multitud de tendencias y estilos y
lenguajes y temas. Pues ahora, en estos últimos años de mi modesto existir en
este mundo. Voy a centrarme, especialmente, en un género que siempre quise
tocar y besar, el articulismo de opinión, pero de joven y de mediana edad,
jamás se me abrió ninguna redacción de periodismo o prensa en papel. Ahora,
ahora Internet, me ha dado dicha posibilidad. Y, ahora, ya hace una década, lo
hago de forma constante y cíclica y rutinaria, hasta ahora semanal. Hasta que
siga pudiendo realizarlo, incluso, espero que “cuando arrastres los pies,
todavía la cabeza, siga en alto, observando y analizando y simbolizando y
escribiendo”.
Pero no escribo este artículo
para recordar nada de mí, sino para homenajear a aquel que “arrastraba los
pies”, que se denominó, en siglas, HMC,
y, ya también, a VMR, que tuvo una
enfermedad larga, los últimos diez años de su existir, y, que falleció, nos
pareció que adulta joven –alguna vez, tendría que atreverme a redactar un
artículo en su homenaje, pero ese rubor tan destacado de no citar lo personal,
aunque no se crea, me lo impide o, y, quizás del recuerdo dolorido de la
ausencia-, y, por extensión un homenaje a toda la humanidad, que se llama
anónima...
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (20 febr.-09 marzo 2025 cr).
Fin artículo 4.746º:
“Arrastrar los pies y HMC”.
E.
09 marzo