Artículo 4.859º: “Recordando a Rafael Arnaiz Barón”.
En
los telediarios y en los medios de comunicación fluyen y refluyen cuándo
aparece un episodio negativo o malo o pernicioso, sea del tipo que sea, pero se
olvidan los buenos.
A
veces, a uno le da la sensación y tiene la percepción que se difunde más lo
malo que los humanos hacemos, que lo bueno. Una madre hace algo mal a su niño
pequeño, posiblemente por un trastorno grave de la conducta y de la cabeza, y,
es noticia en todos los informativos,
pero esos mismos medios no nos dicen, cuántas madres, aproximadamente,
se han quedado con sus niños y niñas pequeños en los hospitales porque están
enfermos, en sus casas, al lado de sus camas, a medio dormir. Puede que una
madre cada seis meses haga una barbaridad a su hijo pequeño, pero no nos
cuentan, que en ese tiempo, seis meses, cientos de miles de madres, han estado
noches enteras, días enteros al lado de las cunas y de las camitas de sus hijos
y sus hijas.
A
veces, destacamos el no-bien, algún tipo de mal, y, no hacemos lo mismo con el
bien, algún tipo de bien, o al menos las dos cosas. Porque según la frase que
se le achaca a Pío XII, en aquellos
tiempos tan trágicos y dramáticos y aciagos de los años cuarenta: “el bien no
hace ruido, el ruido no hace bien”. Todo el mundo que sabe algo de periodismo,
dicen que se han intentado varias veces, cuándo existían periódicos en papel,
no sé si ahora en la era digital lo ha promocionado alguien, realizar un
periódico con noticias buenas y positivas a nivel internacional. Y, dicen, que
ese medio tuvo que cerrar por falta de venta…
Quizás,
quizás sea un mecanismo mental, en un paisaje desde la prehistoria si destaca
mucho un color, la capacidad humana lo detecta, porque puede ser un peligro, es una forma de
supervivencia. Quizás, quizás lo excepcional sea en una temática o sea en otra,
es una forma evolutiva de supervivencia, casi genética que hemos ido
perfeccionando para sobrevivir, durante cientos de miles de años, que nosotros
no éramos los cazadores sino los cazados, o ambas cosas a la vez…
En
este viaje por multitud de temas, que voy haciendo utilizando el género del
articulismo de opinión, hoy ha tocado a san Rafael Arnaiz Barón, (1911-1938), santo canonizado. Porque aunque
uno sea ateo o agnóstico o creyente en otra religión no cristiana, o en una
confesión cristiana no católica, es un ejemplo y caso de bien. Destacar el
bien, en este mundo es absolutamente necesario.
Usted,
usted puede leer lo que quiera, pero entre lo que quiera debería leer
biografías bien escritas, con datos y documentación suficiente de santos y santas
y beatos y beatas, aprobadas oficialmente por la Autoridad Católica. Se
enteraría mucho de cada tiempo, cosas que no se dicen en otros libros de
historia, se enteraría usted mucho del corazón humano, del suyo también. Leer
biografías de santos y santas, bien escritas histórica y religiosamente, creo
que es hoy una necesidad imperiosa –a los monjes que todavía quedan en sus
monasterios y a los frailes en sus conventos, a algunos que les atraiga la
historia, deberían hacer este trabajo y esta función, porque es necesario para
el corazón humano de hoy, hoy quizás más que nunca-. Podemos ser ateos o
agnósticos, pero leer la biografía de san Rafael
Arnaiz Barón, puede enseñarnos mucho del corazón humano, de las
profundidades humanas… O, al menos documentales bien hechos, desde la
historicidad de las personas y de la documentación religiosa verdadera…
Se
habla de siete mil santos en el último martirologio romano de 1.982. Desde esa
fecha se han aprobado más se habla alrededor de diez mil. Son diez mil
biografías, de personas de diversos siglos, con diversas circunstancias
personales, con diversas historias que reflejan un alto nivel moral y ético
racional, que cualquier persona puede aceptar, y, después, un nivel moral
espiritual –que supongo en este sentido no todo el mundo aceptará-. Es cierto
que el proceso de beatificación, es largo y serio y riguroso y profundo,
-proceso que aquí no puedo narrar, y, que usted debería enterarse, y vería que
es una cosa profunda y real, que no es un juego, es en definitiva un juicio, en
el que intervienen los humanos, e intervienen según la fe cristiana, también
Dios-.
Rafael Arnaiz Barón
le tocó vivir y
existir y respirar ese primer tercio del siglo veinte, que fue tan convulso en
toda Europa y en el mundo. Por lo cual, ante ninguna vida de ningún ser humano
podemos evitar olvidar sus realidades históricas, sociales, culturales,
económicas, religiosas, personales, afectivas, etc. No podemos dejar de
fijarnos en todos esos aspectos. Rafael
Arnaiz Barón le tocó una parte de la vida trágica en/de Europa, se habla
por parte de algunos historiadores que la gran guerra duró en Europa desde
1914-1945 con un intermedio de semipaz, los famosos años dorados de los veinte,
que quizás no fueron tanto…
En estos días últimos he leído
que de los monjes jerónimos, fundados por el gran famoso San Jerónimo, en la rama masculina, quedaban seis o siete en el
mundo, en un solo monasterio que está o estaba en Segovia. Es obvia y evidente
la crisis de vocaciones que toda la iglesia católica está sufriendo, pero en
general también todos los cristianismos… Se habla que en España se cierra un
convento o un monasterio o una casa religiosa, una cada mes, y, este proceso ya
lleva sucediendo unos lustros… Ante una crisis, como cuando el problema del Apolo IX o el Apolo XI, llegaban a la NASA
multitud de soluciones de multitud de ciudadanos…
Ante esta crisis, tan profunda
religiosa que sufre el cristianismo, indican que también el catolicismo en
Europa, a mí solo se me ocurre, que la solución es la perfección moral, la
santidad, en definitiva, el camino que Rafael Arnaiz Barón
fue capaz de
hacer o de seguir, siempre con la gracia del Buen Dios. Creo que ese es el
camino, supongo que cada uno en sus circunstancias y su biografía. A él, le
tocó una guerra civil, a él le tocó una grave enfermedad, a él le toco vivir
poco tiempo en esta vida, pero cada uno, cada uno sigue su camino, siempre
buscando el intenso y profundo y esencial amor de/para/en/con el Buen Dios.
Unos,
quizás sea haciendo pan, otros siendo cantantes, quizás otros estando en un
monasterio rezando y cultivando coles, aquellos otros en una biblioteca,
aquellas mujeres/hombres atendiendo a
sus hijos entre pucheros… Creo que debemos aprender de los santos y santas, con
biografías bien escritas, creo que tenemos que aprender de lo bueno que nos
enseña Rafael Arnaiz Barón. Recordar
el lema benedictino de san Benito de
Nursia, si no recuerdo mal, reinterpretándolo: “habitarse a sí mismo
correctamente, vivir consigo mismo adecuadamente, habitar en tu interior
veridicamente”. Paz y bien…
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Fin artículo 4.859º:
“Recordando a Rafael Arnaiz Barón”.
E.
11 mayo