Artículo 4.836º: “Hablemos de la gente normal y Francisco Umbral”.
Escribamos
de la gente normal, de la gente corriente, hablemos de todos nosotros. Porque
al final, que somos todos nosotros sino gente normal. Yo y usted somos gente
normal.
Puede
que usted piense que porque tiene un alto cargo y una alta carga no es de la
gente normal. Porque sabe mucho de una especialidad o porque tiene determinado
poder en una entidad o por mil otras razones. Pero si usted se analiza un poco,
se dará cuenta, que usted es en algo especial, solo un grupo, grupo pequeño o
grande participa de su especialidad. Pero en el resto de cosas y realidades es
como la mayoría, es como todos. No se deje engañar… No se deje autoengañar...
Pongamos
un ejemplo, ya han pasado unos cientos de ministros de y en la democracia.
Bueno es que alguien se dedicara a contar cuántos ministros han sido ya,
ministros de España, sin contar todos los cientos de consejeros de todas las
regiones. Cuándo estaban en el cargo, querían y creerían que eran algo esencial
e importante y únicos. Y, es cierto, necesitamos tener ministros que sean
expertos en sus ramas de saber. Necesitamos expertos en los altos cargos y
altas cargas. Pero son especiales, si así quieren que lo expresemos y deseamos
que sean en ese campo, pero en el resto son como todos los demás, gente normal,
gente corriente… Salga a la calle, y, pregunte cuántos nombres de ministros
recuerdan los que viven a su lado. Cuántos de estos casi en cincuenta años de
Democracia, contando la Transición.
Todo
esto me lo ha recordado esta mañana, al ir repasando noticias, noticias de
varios medios, repasando artículos de varios medios, actuales y del pasado. Y,
me doy cuenta, que una gran parte de las columnas de opinión son sobre cosas
pequeñas, un viaje del articulista a una ciudad, una persona que surge en
televisión, un cigarro de los antiguos, alguien que vende algo en la calle, y,
mil otros temas, normales y rutinarios. Puede ser que dentro de cien años, no
tengan importancia esas crónicas, ese programa de televisión, ese pequeño viaje
a una ciudad, esa conversación, o las mil cosas que componen la vida diaria y
rutinaria…
Pero
algo de importancia debe tener, porque empresas, medios de comunicación, lectores/as
dedican un tiempo y un dinero, en leer crónicas o comentarios de ochocientas
palabras, sobre cualquier tema. Algo debe tener el ser humano que necesita que
alguien le recuerde y escriba y piense y obtenga alguna reflexión sobre un
cenicero, o una frase que alguien ha dicho, o un afecto o sentimiento… Quizás,
la historia esté llena de grandes hechos y acontecimientos, pero la verdadera
historia, la microhistoria se decía en mis tiempos, está formada por cientos de
realidades pequeñas. El nieto que sale por primera vez cantando en una fiesta
escolar. Y, abuelos y bisabuelos, quién los tenga, se le agranda los ojos y el
corazón. Quizás, sea el misterio de la vida, unos vamos dejando el testigo a
otros…
Hay
quienes piensan que el periodismo, tal y como se ha ido dando y desarrollando
en estos tres últimos siglos, está a punto de desaparecer. No sé, no sé lo que
sucederá. No puedo prever tanto, aunque yo no creo que desaparezca solo
evolucionará como todo. Pero si desaparece el periodismo, tal y como lo
conocemos, o las evoluciones que se exigen, también desaparecería un género
literario y periodístico como éste, el artículo o la columna de opinión.
Si
desaparece, no podrá existir o no podremos volver a leer, un artículo, como el
que el viejo maestro, Francisco Umbral,
escribió y publicó, el 02 de mayo del 2002, en El Mundo, titulado: Rosa.
Rosa que era y es una cantante
notable y excelente. Una sinfonía de voces, del pueblo para el pueblo, lo que
somos todos, la inmensa mayoría. Recordar cosas pequeñas que son grandes,
recordar cosas grandes que pueden ser pequeñas, eso es el periodismo del
artículo de opinión. O, al menos un tipo de periodismo…
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (21-27 abril 2025 cr).
Fin artículo 4.836º:
“Hablemos de la gente normal y Francisco Umbral”.
E.
27 abril