Artículo 4.873º: “Reflexionemos sobre la democracia e I. Sánchez-Cuenca”.
Es necesario reflexionar y
analizar el tema y la cuestión de la democracia y semidemocracias, la gran
pregunta, ¿están en crisis, caerán las grandes democracias del mundo?
Son
preguntas enormemente graves, pero no son baladíes, no son irrisorias, no son
sin importancia. Lo primero es que hay que hacerse, aunque resulte duro y
grave, ¿es si la mayoría de la población que dispone y vive en una democracia,
con sus limitaciones posibles, si desea continúe funcionado el sistema de la
democracia?, en segundo lugar, ¿la mayoría de la población, si es que entiende
o comprende, que no vive bajo la democracia, sino semidemocracias o
no-democracias, si desearía vivir bajo el techo de la democracia…?
Sobre
la democracia, han existido multitud de definiciones y descripciones de lo que
es o puede ser, pero una de ellas sería o es “el equilibrio entre todos los
poderes de la sociedad y del Estado”, que “ninguno predomine excesivamente
sobre los otros, y, que todos tengan la capacidad de entender, que hay que dar
a los otros poderes su lugar”. De ahí, deriva el equilibrio del Estado, con las
teorías de Montesquieu, por ejemplo,
el equilibrio de la Sociedad entre sí, los estratos sociales y capas y clases
sociales deben llegar a acuerdos para vivir en paz bajo el mismo Estado; y, por
último el Poder y los Poderes del Estado tiene que estar y ser en armonía o en
equilibrio o en un funcionamiento correcto con la Sociedad y sus Poderes…
De
ahí, que es enormemente difícil el equilibrio y la armonía mínima. Porque la
historia está formada por cientos de vectores y factores, y, uno, o varios
pueden cambiar toda la estructura de equilibrio. Por ejemplo, la población, el
aumento o descenso; o, la tecnología, en este caso la informática y la
teleinformática; o, cualquier factor o variable puede cambiar el equilibrio.
Por eso, la democracia siempre tiene que irse haciéndose/rehaciéndose y siempre
tiene que irse adaptando/readaptando, siempre in fieri, siempre evolucionando.
Y, desde luego, todas las partes, tienen que saber el papel que juegan, sus
límites. Ningún “poder” de la sociedad o del Estado puede inflarse de tal modo,
que apague al resto de poderes…
A
lo largo de la historia siempre han existido relaciones de entrelazamiento y de
competitividad, entre sistemas, que a grandes rasgos podríamos denominar de
“más democráticos” y otros de “menos democráticos”. Aunque parezca una
contradicción, pongamos el caso del emperador Felipe II, dueño de medio mundo, siempre su poder estaba, en cierto
modo, limitado, por las tradiciones históricas, nacidas de la edad media, de la
contraprestación del poder, entre nobleza y rey y pueblo, y, por otro lado, de
la perspectiva de la influencia de la religión cristiana, especialmente, el
factor del “derecho natural y de la moral natural”, que durante siglos, ha sido
un límite que el poder, ni ningún individuo podría sobrepasar, ni siquiera el
rey. Cosa que olvidamos.
En
estos dos últimos siglos, aparece un fenómeno contradictorio, por un lado
emerge el concepto de democracias modernas, nacidas de la Ilustración, y, mirando al mundo griego de reojo, y, por otro lado,
nos vamos limando y limitando y debilitando el concepto de “derecho natural y
de “moral natural”. Con lo cual, ha aparecido un fenómeno, como jamás habíamos
visto.
Porque
aunque durante siglos, han existido sistemas más democráticos y menos
democráticos, sin ser anacrónicos, monarquías más democráticas o menos, pero
siempre limitadas por esas realidades y otras, que antes hemos indicado: el
derecho y la moral natural, aplicable a todo ser humano –el vasallo más pobre
del emperador Carlos V y el mismo
emperador, eran esencialmente iguales, porque ambos tenían “alma inmortal”, y
ambos creían que existía “Dios” que estaba por encima de ellos y dentro de
ellos, y que ambos serían juzgados por la misma regla por la Ley Divina y ante
la Ley Divina…-.
Pero
al desaparecer en una parte de la población y en una parte de las ideologías
dominantes y filosofías, ese concepto metafísico de Dios, de alma inmortal, de
eternidad buena o mala para cada hombre, y, por tanto también de derecho
natural inviolable, por encima de la ley natural, y, moral natural inviolable,
por encima de toda moral racional inventada7descubierta por los humanos.
Entonces,
esos conceptos ponían límite al ser humano, al poder y poderes de los seres
humanos. Como han desaparecido en parte, por eso hemos visto que en el siglo
veinte, han surgido, bajo la luz de diversas ideologías sociopolíticas, las
no-democracias más duras y más graves que se han visto en toda la historia.
Porque Gengis Khan y otros líderes
del pasado, eran sistemas no-democráticos y autoritarios en grado sumo, pero
solo permanecían en el poder un tiempo, y, también, disponían de un límite en
su capacidad de poder –es más la tecnología del momento no permitía más-. El problema
es y ha sido el siglo veinte esa mezcla de “nuevas tecnologías”, y, sistemas
“no-democráticos”, y, sucedió lo que sucedió…
Desde
Grecia, siempre estamos en lid, de muchas maneras, Atenas y Esparta. ¿Ahora, la gran pregunta, quién ganará la partida?,
¿la democracias y democracias occidentales caerán en crisis o serán capaces de
resurgir de sus cenizas…? Toda ciudad-Estado o comarca-Estado, como me gusta
más definirlas, siempre han tenido el problema irse hacia sistemas más
democráticos o menos. Así, en el mundo antiguo, cientos o miles de
ciudades-Estados tenían que ir decidiendo. Es la gran pregunta y es el gran
dilema de toda la historia humana, más democracia o menos o casi ninguna…
Todas
estas preguntas y algunas más, me han surgido al mirarme en el espejo, ya saben
que voy haciendo un viaje por el articulismo ibérico, de estos dos últimos
siglos y medio, podría terminar aquí el artículo, y, no mencionarlo, pero creo
que es de equidad y de justicia, citar al pensador y profesor universitaria de ciencia
política Ignacio Sánchez-Cuenca,
titulado: El ´grado cero´ de la democracia, publicado en El
País, el día 13 de mayo del 2025. Bien haría usted en leer dicho
artículo, y, bien haría usted en reflexionar de y sobre la democracia.
Porque
la democracia es un árbol muy fuerte y es un árbol muy débil. Puede ser, que
queriendo o no, dándonos cuenta o no, estemos debilitando tanto la democracia,
que la estemos secando o segando, usted y yo, y su vecino, y, muchos otros
poderes. Mire usted el actual panorama de la Piel de Toro, y, creo que es fácil
entenderlo y comprenderlo, al abismo que nos estamos asomando… Paz y bien.
https://muckrack.com/jmm-caminero-1
©
jmm caminero (14-17 mayo 2025 cr).
Fin artículo 4.873º:
“Reflexionemos sobre la
democracia e I. Sánchez-Cuenca”.
E.
19 mayo