Artículo 4.857º: “La Alta Política también se puede equivocar”.
Creo que se tiene dos tablas de
medir, en casi todo, y, esto es muy peligroso. Usted en su trabajo se puede
equivocar, por tanto, los Altos Cargos de la Política también.
Quien
no haya cometido ningún pecado tire la primera piedra. Esto está escrito en un
texto religioso esencial en Occidente, pero si usted o su vecino no es
creyente, tome ese texto como un libro de literatura o un libro al estilo
sapiencial, pero sigamos aprendiendo. Pero no tengamos dos varas de medir o dos
medidas. Creo que este es el grave y gravísimo problema de nuestra sociedad. No
digo que sea hipocresía, es quizás automentiras. Es cómo ir al futbol, y, no
darse cuenta, de las grandes jugadas que el equipo que a ti no te gusta tiene y
hace y realiza…
Evidentemente,
para rectificar este error social y colectivo tienen que aplicar la misma
medida todas las ideologías, grupos, colectivos. No digo que si alguien tiene
una responsabilidad y haya tenido un error, no tenga que aplicársele las normas
jurídicas que existan. Lo que expreso, es que es casi de escándalo que unos
colectivos aplican unas reglas para ellos y otras para los demás. La realidad
de la vida, nunca es semejante. Lo que sucede nunca es lo mismo. Porque la
variedad natural de la naturaleza, y la variedad natural de los individuos, y,
las circunstancias y actos posibles que los humanos pueden hacer son casi
ilimitados.
Pero
se ha insertado e incrustado en la Política y Sociopolítica española un grave
error. Cuándo no son los míos, lanzo a mis huestes a la calle, a hacer
manifestaciones, y, muevo todos los resortes de los medios de comunicación.
Cuándo son los míos el silencio se impone, y, mil razones, que más que aclarar
confunden más –que no sabemos que es lo que se busca-. Cuándo son los otros,
hacen algo semejante, quizás, no envíen a la calle sus huestes, porque las
suyas no saldrían a la calle, pero si mueven los pocos medios de comunicación que
les quedan…
Dicen,
unos tienen las fábricas y otros tienen la calle y los relatos-historias que se
cuentan y los medios de comunicación –es un misterio si los medios de difusión
de noticias, salvo los de la Administración, casi la mayoría son privados, cómo
muchos de ellos, una proporción de ellos, apoyan los intereses diríamos
contrarios a sus propietarios, quizás, porque el pueblo es siempre mayor, que
las elites, las clases medias altas son en número menor que el resto de la
población, no lo sé-.
Pero
es un enorme sonrojo, dolor, pena, angustia que cuándo sucede algo, en vez, de
mirar la realidad con sosiego y tranquilidad, esperar las investigaciones,
esperar las razones, se empiece una especie de lavadora de argumentos, datos,
confusiones, expertos y sus opiniones, razones, contrarazones, y, sobretodo en
muchos casos gritos y regritos… Uno, no llega a entender nada, no comprende
nada de los hechos, uno, no comprende nada de los humanos que intervienen en
esos hechos, uno no comprende-entiende nada en lo que esto puede terminar… Al
final, muchos en la calle, sienten, que hay dos medidas, dos reglas de medir.
Te encuentras más en la calle, personas, que todavía quieren utilizar la
racionalidad, que no tienen grandes intereses personales de que un equipo gane
y no el otro, que se preguntan, y se preocupan enormemente que así no se pueda
llegar a ningún lado…
Que
los hechos tienen que ser explicados con la realidad, que la realidad debe
explicar los hechos. Y, que los hechos son complejos. Y, que para explicar los
hechos hay que preguntar a todas las
personas, no a diez o doce, sino quizás a veinte o cincuenta. Que los teléfonos
no pueden ser de dos o cinco sino quizás de diez o quince o treinta o
cincuenta… Qué y qué…
Y,
mientras tanto hay que esperar. Hay que ofrecer datos y argumentos y razones.
Pero hay que esperar. Esperar con angustia o pena, pero esperar, si queremos
que la realidad y la verdad sean tenidas en cuenta…
No
se puede gobernar a un pueblo, aunque hasta ahora haya dado buenos réditos y
rendimientos e intereses y plusvalías con la emoción y los sentimientos y las
pasiones. No se puede remover el toro de las pasiones y los deseos y las
emociones ante los hechos. O, al menos, no solo, sino con la razón y la
racionalidad. La historia muestra y demuestra que la historia es una manada de
toros, que si se ponen a correr, después es muy difícil detenerlos y pararlos.
Por
otro lado, vuelvo a la tesis inicial, si usted se equivoca en su oficio, en la
gestión de su familia, en los amores que ha tenido, y, en mil cosas. Y, se
perdona a usted mismo, se le perdona a usted. Por tanto, creo que los que
ejercen la política y la alta política, sean de un color o del que sean,
también hay que perdonarles que tengan errores y fallos. Eso sí, también,
después cuándo se sepa que ha sucedido, qué hechos y cómo y porqué, se aplique
la normativa y la ley. Pero para eso, hay que esperar, para eso hay que
estudiar el hecho en todos los sentidos. Y, para eso, hay que preguntarse por
las llamadas telefónicas de todos, no solo de cinco, sino posiblemente de
cincuenta. Para eso, hay que tener la misma tabla de medir para todo y para
todos, y, para todos los asuntos y todos los temas…
Y,
mientras tanto hay que esperar, con sosiego. No saquen las manadas de toros a
las calles, porque después, después volverlas al redil es muy peligroso y
difícil –la historia lo demuestra mil veces-. Hoy, defiendo a la alta clase
política de nuestro país y sociedad, a toda, a las de un lado y a las de otro.
Hoy, lo hago, porque creo que no merecen tanta inquina, rencor, vituperio como
se está teniendo sobre/con/a ellos. Repito la misma tabla de medir, no lo ancho
para mí, y, lo estrecho para ti. Y, los hechos busquen la verdad. Y, tercero
esperen con paciencia a las investigaciones. Y, cuarto aviso para caminantes…
Paz y bien…
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jmm caminero (06-11 mayo 2025 cr).
Fin artículo 4.857º:
“La Alta Política también se
puede equivocar”.
E.
11 mayo