Artículo 4.830º: “Ruta Literaria de Fray Luís de León en la Mancha”.
Toda realidad se puede percibir,
analizar, sentir desde distintos puntos de vista, uno de ellos es mirar los
paisajes desde la literatura. La literatura del presente o del pasado.
Miremos
un trozo de La Mancha paseando de
alguna manera por los ojos y el color de Fray
Luis de León, diríamos ejemplo del intelectual, que no cabría esa palabra
en su tiempo, que de alguna manera está en ciertos modos en contra de su
ambiente social o cultural, o, como algunos indican, el ambiente social y
cultural está en contra, en parte, de esas personas.
Repito
mucho un concepto doble, que los de Castilla
La Mancha, nacidos o que habitamos estos lugares tenemos que intentar
movernos y conmovernos más con nuestro pequeño terruño, que no es tan pequeño.
Si el verbo y concepto amar, amar la Mancha es demasiado, por lo menos
quererla, estimarla, valorarla. Tenemos nosotros que valorar más estos paisajes
y su historia y su geografía y su tiempo y sus hombres. Valorar lo que se ha
hecho y lo que han hecho y lo que hacemos. Pues también visitarlo, en la medida
de lo posible. Muchas personas viven a un kilómetro de un museo y nunca han
pasado a visitarlos.
En
segundo lugar, que la Mancha, no solo sea tierra de paso, sino ir convenciendo
a los millones de vehículos y personas que los habitan que se detengan aunque
sea unas horas, cada vez en un sitio distinto. Que al menos unas horas, una
tarde o una mañana, y, que saboreen un poco, el pasado en el presente, algo del
presente con sabor al pasado, pasado y presente proyectándose al futuro. Que la
Mancha es más que vino, aunque sea muy importante, más que aceite, aunque sea
muy importante.
Empezamos
con Fray Luis de León, dicen que
descendientes de judíos, alguien nacido en Belmonte,
lo lógico es que se denominase Fray Luis de Belmonte. Pero quizás, intentaba
taparse y esconderse del concepto de la época de “pureza de sangre”. Fray Luis de León/Belmonte (1527-1591),
entre muchos de sus méritos fue el que edito las obras de Teresa de Jesús/Teresa de Cepeda y Ahumada, otra descendiente de
conversos...
Recorremos
Belmonte, Cuenca. Arribamos a esta
ciudad, todo pueblo es una ciudad, toda ciudad es un pueblo. Atravesamos la
Colegiata de San Bartolomé de Belmonte, un hueco lleno de aire y de
significados, piedras que envuelven al sujeto que se introduce, respirar
dentro, historia, piedras, arte, religiosidad… un edificio de varios siglos
encierra en sí muchos sedimentos de significados, es como una tarta hecha de
sedimentos de corazones humanos, cada generación deja algo, aunque sea
imperceptible. Cuántas decenas de miles, cientos de miles de personas habrán
pasado por estos lugares y tiempos y maneras y formas, cuantos cientos de miles
habrán llorado y reído dentro de este edificio…
Dentro
de ella está el que se considera el Primer Coro Historiado que se
construye en España. Belmonte tiene
castillo, castillo con historia, castillo que se puede visitar. Recuerdo hace ya
tiempo, cuándo todos, los cuatro viajeros llegamos a este pueblo/ciudad y
andamos por dentro de estos muros, por dentro de la ciudad/pueblo. Ya, ya hace
tiempo. Ya el recuerdo se aleja. Existían carteles en las calles, porque habían
hecho el día anterior, un programa famoso de televisión…
Arribamos
a Villaescusa de Haro, algunos con
sonrisa la denominan Villaescusa de los Obispos, porque emergieron y nacieron
muchos en esta ciudad, en la época moderna de nuestra historia. Queda todavía
un Convento
de Dominicos del siglo XVI. Los dominicos y franciscanos se extendieron
por estas tierras, quizás como ya estaban las órdenes de caballería, no se
extendieron las clásicas de benedictinos, cistercienses y semejantes –dicen que
en América, Felipe II, no sé si es cierto,
no permitió se creasen monasterios de monjes, solo de frailes-. El ayuntamiento
que fue el Palacio de los Ramírez, también del siglo XVI. Como toda
población queda el “Rollo de Justicia”. Alguna vez, me he preguntado si alguien ha
estudiado desde el punto de vista historiográfico los rollos de justicia que
todavía existen en esta Península Ibérica, o quizás por zonas. Me he preguntado
alguna vez, si existen tesis doctorales sobre este tema, libros…
Alarcón, llegamos a Alarcón. El viajero con la viajera, hemos ido varias veces a esta
ciudad-pueblo. Una ciudad/pueblo que merece ser visitada, pasear por sus
calles, tomar y degustar alguna comida típica. Allá en lo alto, una de las
veces, el aire que hacia era tanto, que lanzaba a las calles como barcos en
tierra los contenedores de la basura. Otra vez de las que fuimos ya habían
solucionado dicha cuestión. En una de las iglesias hay un mural de arte actual,
Mural
de Alarcón de Jesús Mateo. Alarcón como tantos lugares de la Península
surgió de la necesidad de la defensa. Todavía queda el Castillo como Parador. La
Iglesia de la Trinidad, se considera del siglo XIII. Alarcón abajo con
su puente y su embalse. Alarcón que podría ser un lugar como teatro de imágenes
para el cine actual. Alarcón debería venderse mejor como tablados y escenarios
para películas de hoy, que narren historias de ayer y de hoy.
Tenemos
Renacimiento, una de estas realidades es San
Clemente, pueblo de piedra y sueño y ensueño. También con Museo de Arte Gráfico de la Fundación
Antonio Pérez, en todo palacio o casona de la etapa moderna de nuestra
sociedad, siempre existe el blasón, existe el símbolo y signo de la nobleza.
Hoy, no entendemos bien, o que significan cada dibujo en piedra o en escultura,
pero en siglos pasados sí. Dicen, que hemos perdido el conocimiento de dos
realidades: estos símbolos-blasones-escudos nobiliarios y lo que significaban.
Y, las vidas de los santos y santas. La Plaza Mayor es digna de ser
vista, es digna de sentarse en ella. Es digna de pensar y meditar la historia
tan larga que tenemos, porque antes de la muerte, como dicen algunos filósofos
hay vida. Antes de Roma existía vida en estos lugares, en todo el planeta,
también en Europa y España y en La Mancha. Varias veces, hemos atravesado con
nuestros cuerpos estos aires y calles y aceras…
Todo
artículo de opinión, tiene sus limitaciones de tamaño de las palabras y de la
extensión de las palabras. Y, todo artículo sabe el articulista que el presunto
lector/lectora tiene un tiempo para degustarlo y beberlo. Dejo para el viaje
que debería hacer el presunto lector/viajero, tres localidades de esta ruta: El Provencio, con su Iglesia
de la Asunción, con el río Záncara. Y, llegamos a Mota de Cuervo y sus molinos. Dicen que
hace dos siglos había dieciocho molinos, hoy solo quedan siete. Queda a las
orillas de este lugar, la Ermita de Nuestra Señora de Manjavacas,
patrona. Porque todo lugar tiene su patrón y su patrona, su iglesia y su
ermita, su historia y su tiempo.
Terminemos
en Toledo. Ya que parece ser que Fray Luis de León estuvo un tiempo
estudiando en esta ciudad. Pero ya Toledo es un mundo en un micromundo, un
micromundo en un mundo…
Bueno,
sería terminar con Fray Luis de León,
visitar en un fin de semana, en dos o tres días, hacer esta ruta, leyendo los
versos, algunos textos de este poeta, pensador, escritor de hace varios siglos.
De este poeta, como aquellos de su tiempo, aquellos de herencia de judíos
conversos, en este caso por las dos partes, toda la vida estuvo tapándose y
escondiéndose de alguna manera. Aunque, para ser justos, se dice de su padre
que ocupó altos cargos en los oficios del rey y con el rey –pero en fin esto
sería otra historia-.
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Fin artículo 4.830º:
“Ruta Literaria de Fray Luís de
León en la Mancha”.
E.
27 abril