Artículo 4.840º: “Fernando Pessoa y Enrique Vila-Matas”.
Pessoa es una
figura trágica. Sabemos de su dipsomanía, pero no sabemos, al menos este
escribiente, cual es la razón que le llevó a esa realidad, que personalidad,
qué trauma…
De
los grandes hombres y mujeres, de los que se escriben las vitagrafías y
biografías, terminamos conociendo algo de dentro de ellos y de ellas, y,
después nos entendemos mejor a nosotros mismos. Da lo mismo sean grandes
políticos, empresarios, artistas, santos y santas, escritores, filósofos,
pensadores, etc. Al conocer algo de sus biografías, conocemos algo profundo de
ellos, y, al conocer algo de ellos conocemos algo profundo de nosotros mismos…
Por ejemplo, pondré un ejemplo, Aristóteles
el gran filósofo, se casó la segunda vez, con una liberta –debemos pensar que
como Pericles, debió y debía de
tener grandes valores-.
Fernando Pessoa (1888-1935) quién sabe si la tristeza,
la angustia, la pena, la soledad, el temor a la enfermedad mental, la ebriedad
le llevó a una muerte prematura, quién sabe, si al quedarse huérfano, lo que le
sucedería en su infancia, quién sabe si jamás se adaptó a Sudáfrica, quién
sabe, si tendría de base una personalidad compleja, algún pequeño síndrome, que
ni los de alrededor, ni él mismo fue capaz de entender. Porque cuántas
personas, digamos están en los límites de la personalidad, y, sufren por ello,
durante toda la vida. Si hubiese vivido veinte años más, quizás habría juntado
no un baúl de escritos sino dos. En estos días y meses estoy leyendo que
personas adultas norteamericanas están descubriendo a edad adulta, repito, que
sufren un autismo o que sufren TDH –y, han estado toda la vida en los
límites y sufriendo sin saber el qué y el porqué y el por qué…-.
Quién
sabe, si parte de su dolor del mismo Pessoa,
es sentirse un escritor o un gran escritor, y, en su tiempo apenas tener
sombra/luz en su sociedad y en su cultura. Cuántos nos preguntamos pueden que estén en la misma
situación, pero que jamás nadie publique sus manuscritos. Cuántos se
quedaron/quedarán sus hojas en los baúles/ordenadores/cajones que al final, se
irán tirando de generación en generación, para no quedar nada… Pessoa, que para mí, es comparable a Dante, Shakespeare, Homero, Whitman,
Goethe, “Salomón”, Virgilio, Cervantes… que vive/vivió al lado nuestro, a
unos cientos de kilómetros pero que rellenó hojas con otra lengua. Solo esa
diferencia, pero es hijo también y nieto y biznieto de esta Península Ibérica,
como usted y como yo…
Hoy,
me he encontrado con el artículo titulado: Nos abrigamos mal. Fernando Pessoa,
del notable escritor y articulista Enrique
Vila-Matas, con fecha del 16 de junio de 1996. Cuando un escritor habla de
otro escritor, siempre habla del otro escritor y de él o ella como escritor.
Puede que en este caso, existan tres espejos, tres escritores que se están
hablando de alguna manera entre ellos. Uno, Pessoa que de vivir más, de vivir en otra ciudad/país/lengua,
debería haber sido publicado, debería haber alcanzado el Nobel, el otro es Vila-Matas que en otro artículo, he
indicado que merecería que le presentasen las Autoridades Académicas al Nobel,
y, otro que es este modesto escribiente, que está en un trayecto de la vida, ya
el último, que sabe que de continuar así, todo su trabajo literario se perderá,
porque no encontrará ninguna mano que después de dejar de respirar pasen a
publicación sus letras de su baúl.
Personalmente,
cuando hablo del fracaso, es obvio que en vida, Pessoa sufrió muchos fracasos, no solo literarios sino personales y
afectivos y profesionales, acompañados de muchos temores. No solo hablamos del
fracaso de esa persona en concreto, en este caso de Pessoa, sino que de alguna manera, estamos hablando de una realidad
que es el éxito y otra que es su segunda dimensión el fracaso.
Todo
el mundo fracasa en algo, unos en su vocación o en su profesión o en sus
amores, o en su escritura o en su literatura o en mil cosas de la realidad.
Alguien debería enseñarnos a intentar no fracasar tanto, o, al menos fracasar
menos, o al menos, enseñarnos a superar los fracasos. Dicen que todos los
libros de autoayuda sirven a esa función. Y, ahora, muchos libros de filosofía,
de frases de pensadores sirven para eso. Durante siglos, la religión era el
gran Prozac y ansiolítico para superar las heridas de la vida, las muertes de
hijos y padres prematuros, para soportar el vaivén de las tormentas del mundo…
Deberíamos, aunque solo sea por eso, no olvidar las grandes religiones…
Hoy,
estamos hablando de dos grandes escritores, Pessoa es el Everest de la literatura del siglo veinte, creo que
mucho mejor que muchas figuras del mundo anglosajón y germánico y francés
–nadie se ofenda-. Siempre conecto/interrelaciono a Pessoa con Dickinson,
dos poetas, que vivieron en sus tiempos olvidados, escondidos, agazapados,
heridos... Debo indicar que me he informado que la montaña más alta del mundo,
no entiendo de esto, ni de casi nada, no es el Everest sino que es una montaña volcánica que está en una de las
islas de Hawai. Por tanto, Pessoa es como ese monte volcánico de esa
isla.
Y,
también estamos hablando de Enrique
Vila-Matas, que considero que es como el pintor cubista de las letras, cada
libro, trata una dimensión de la realidad. Porque las cosas tienen dimensiones
diversas. Y, él con distinto tipo de narración, distinto tipo de estética,
intenta darnos luz a algún trozo de la realidad. Vila-Matas, que en otro artículo lo he titulado como el
Picasso de las letras, por su afán de nuevos estilos, y, en otro
artículo he indicado, que merece ser presentado por España al Nobel de
Literatura. Háganlo ya, háganlo pronto, háganlo por ejemplo, para el próximo
octubre. Mientras tanto sigan leyendo a ambos autores, a Pessoa y a Vila-Matas…
Paz y bien.
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jmm caminero (27 abril 2025 cr).
Fin artículo 4.840º:
“Fernando Pessoa y Enrique
Vila-Matas”.
E.
27 abril