Artículo 5.167º: “Atacar y vandalizar un cuadro”.
De vez en cuando, gracias que es
de tarde en tarde, algún grupo o colectivo, que será muy pequeño ataca con
pintura o de otra forma o manera un cuadro o escultura de un museo.
La Piedad de Miguel Ángel fue atacada el 27 de mayo
de 1972, ya hace cinco décadas, en la fiesta cristiana de Pentecostés. No sé si
ambas realidades tienen relación, o le ofreció una serie de connotaciones
añadidas. Y, desde entonces, en toda Europa de vez en cuando surge, un robo con
matices de reivindicación o un vandalismo a una obra de arte. No sé, si antes
de esa fecha de 1972 se desarrolló algún otro caso –aquí, aquí no cabe las
obras de arte perdidas por los conflictos armados, suponemos no adrede, porque
los bombardeos sobre museos o las cremaciones, serian una megavandalismo sobre
el arte, pero no estamos hablando de esto-.
El concepto vandalismo se
determinó en 1794, por un obispo o abate francés después de las consecuencias
de la destrucción de obras de Arte en la Revolución Francesa.
En estos días/semanas se ha
producido en Madrid, otro de estos
hechos, no voy a dar notoriedad, ni fama, ni ser altavoz, ni diré el museo, ni
el cuadro, ni el supuesto grupo ideológico, ni las dos personas que lo
perpetraron. De momento, ese cuadro tendrá que ser arreglado, digo adrede dicha
palabra y dicho concepto, porque la restauración, me parece una cosa seria y
profunda, hecha a una obra de arte, por las dificultades del paso del tiempo.
El arreglo costará tiempo, dinero, preocupación, y, además habrá que situar en
dicho museo, quizás en todos, más seguridad, con lo cual, nos costará a todos
más mantener dichas entidades, que son las bodegas que nos cuentan algo de la
historia, no todo, no mucho, pero si algo.
Si nos gastamos más dinero en
conservar las obras de cientos de museos de España, oficialmente, mil y pico.
Pues habrá menos dinero para vacunas o para pruebas de detección del cáncer
–así de sencillo-. Eso es lo que van a conseguir, que todos nos perjudiquemos,
porque los presupuestos de la Administración y del Estado, incluyo todas, son
limitados y las necesidades de la población son muchas…
Parece ser que el cuadro ya se ha
restaurado. Siempre se ha indicado que a más número de personas en una
sociedad, pues más personas diferentes y diferenciadas, individuos y grupos. Es
decir, que más posibilidades existen que de individuos y colectivos, surjan
cosas buenas, y, también, más posibilidades de que surjan cosas no buenas. Ésta
es una de ellas. Si este tipo de actos, se mantiene en un grado mínimo o micro,
supongo que con el sistema actual de evitar y evitación será suficiente. Si por
causalidad o casualidad se amplificase, ya enseguida se pensaría en cambiar
normativas para hacerlas más duras o graves o sancionables. No entro tampoco en
este tema…
Pero su me ocupa y me preocupa,
unas líneas al menos, cómo unas personas, que serán un grupo mínimo dentro de
una sociedad de casi cincuenta millones de personas, se les ocurre, que para
reivindicar lo que sea –no voy a indicar la hipotética causa y motivo, que en
otras condiciones si lo diría, por ejemplo, si hubiesen regalado manifiestos en
papel a la puerta de dicho museo-, tienen que destrozar otra cosa. Para
defender una causa o un motivo, que puede ser social o político o cultural o
natural o histórico o lo que sea, una realidad unida a un conjunto de ideas,
halla que vandalizar otra realidad o ente, casi siempre un monumento cultural o
histórico. Romper una idea con otra idea. Cómo una persona o tres o cinco
pueden llegar a ese nivel de, no sólo vandalización de un ente cultural o
social, sino cómo se puede llegar a esa idea, esa idea de hacer ese acto.
Hay que preguntarse, que como
hemos indicado, al existir tantos millones de personas, pues existen personas,
grupos o individuos que serán muy pocos en el conjunto, que hayan perdido,
digamos su horizonte, su equilibrio racional esté temporalmente afectado.
Porque vivimos en un tiempo que existen redes sociales, si esa persona o ese
grupo social-cultural-ideológico, no es capaz con esos mecanismos o autopistas
de comunicación que hoy tiene todo el mundo. Si no son capaces de convencer a
cien mil o un millón o diez millones de personas, que al menos tengan diez
millones de seguidores entre todo el grupo o colectivo o un millón.
Quizás, si no son capaces de
convencer y de dar información, no tienen un millón de personas que les siguen,
quizás deban preguntarse el porqué y el por qué… Quizás, la población tenga
tantas obligaciones y deberes y problemas y causas distintas, que no pueden
ocuparse de “su reivindicación” que posiblemente sea justa y racional y con
sentido común. Pero si lo es, que lo será, haciendo esos actos, lo único que
demuestran es que su reivindicación y sus motivos y sus causas no están bien
defendidos. Y, que ellos o ellas, son un problema para esas ideas, son un
problema añadido…
De vez en cuando, menos mal que
es de tarde en tarde lejana, la prensa nos enseña un acto vandálico de estos.
Un acto que no sirve para nada, salvo pensar, que tenemos que plantearnos si la
salud psicológica y moral y mental de la población, de todos nosotros, sin
darnos cuenta, se va deteriorando, si esto es un ejemplo, del deterioro.
Imaginen ustedes si cuando robaron La Gioconda de Leonardo Da Vinci, en 1911 no hubiese aparecido. Pregunto.
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (13 octubre 2025 cr).
Fin artículo 5.167º:
“Atacar y vandalizar un cuadro”.
E.
26 octubre