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Artículo 5.164º: “La creatividad y el libro”.

                         Artículo 5.164º: “La creatividad y el libro”.

Hay personas, sí las hay, que intentan trabajar remunerado en algo digno, y, al mismo tiempo dedican un año o tres o cinco a escribir un libro o realizar cien pinturas o…

Quizás, usted no lo pueda creer, pero en la medida de lo posible tienen que combinar, o lo han hecho, un trabajo remunerado digno y honesto, quizás por debajo de su preparación, preparar un libro durante dos o tres años, quizás, también crear-criar una familia, y, además todas las realidades sociales que todo individuo tiene que arrastrar, no sólo los tiempos en los que ha caído como árbol en medio de esa geografía, sino sus circunstancias familiares amplias, la ciudad que les ha tocado vivir-existir, y, todos los parámetros y variables del existir-ser-estar humano…

Usted, que es pragmático y tecnológico, o, una de las dos cosas, quizás no pueda concebir que alguien dedique uno o tres años, a hacer un libro –puede ser cualquier otra actividad del saber o de las artes-, para intentar tener un lugar en la cultura. Porque cree en su fuero interno que puede producir un cambio en ese arte o en ese saber, porque cree que puede expresar algo nuevo, porque estima que puede adelantar algo en esa actividad cultural. Porque además ha dedicado diez o veinte años a la formación general, y, suficiente para la vida profesional o laboral, pero además en ese nicho de la realidad, sobre el saber de ese “libro” –ya hemos dicho aplicable a  hacer cien o trescientos cuadros, o, cualquier otra cosa…-.

Llega el día, y, se dice doy por terminado el libro ahora, tengo que mostrarlo a la sociedad, para que lo acepte o lo niegue o lo apruebe o desapruebe. Y, empieza, el purgatorio de ir por las editoriales, una detrás de otra, enviando copias. Al final, se pone en comunicación con veinte o treinta o cuarenta. Y, espera las respuestas. La mayoría son/es el silencio, alguna le contesta. Raramente le comentan algo, menos le otorgan una esperanza. Más teniendo en cuenta, que es novel, que no es conocido o conocida, que no ha publicado ninguno.

Y, al cabo de dos años, después de la terminación del libro, se plantea, dos realidades al mismo tiempo, realizar una nueva versión, o, se plantea presentarla a concursos o premios. O, ambas cosas a la vez, realiza una nueva versión, y, con la primera la envía a concursos o premios. Y, pasan otra vez dos años. Y, dispone de la misma respuesta… el silencio silencioso que se silencia a sí mismo…

Y, ya que han pasado cinco o seis años, desde que empezó a construir ese libro. Su vida ya se va haciendo mayor, las necesidades privadas y personales también. Incluso quizás haya cambiado el estatuto de su realidad personal y familiar. Quizás, con más deberes y obligaciones, se mira al espejo una mañana. Y, se enfrenta también a otro dilema: empieza a realizar un segundo libro o quizás un tercero. Y, el primero o lo abandona en el cajón. O, busca la manera de autopublicarlo, en todas esas editoriales que ya existen en el mercado, que facilitan toda esa labor. Y, piensa, ya publicado quizás una editorial se fije, quizás, ya no de primera categoría, quizás sí de segunda… Las grandes editoriales están creando algunas secundarias dependientes de su grupo, con ese fin. Así, la promoción la hace el autor/a y el gasto y, ellas miran y ven y no invierten, no se equivocan… o, al menos lo hacen menos…

Y, y pasan los años y dicho autor/a ya ha escrito cinco o seis libros. Ya tiene una edad madura, quizás más de la treintena. Y, el éxito y aceptación, pongamos en un sentido medio, ha sido relativo. Ya es considerado un escritor, pero siempre en ciernes, ya ha hecho una obra mínima, esos cinco o seis libros, pongamos por caso. Y, se pregunta qué hacer. Ya ha ido perdiendo la esperanza. Puede publicarla con su dinero, o puede publicarla en Internet, sin cobrar nada, ni a  nadie y sin sello editorial, sólo con el registro de propiedad intelectual. O, se dice, quizás me haya confundido en el camino de la vida, tenga que intentar aspirar a ascender profesional y vocacionalmente en mis estudios iniciales, que de alguna manera los dejé al lado. Al final, dónde han estado nunca encajas, porque tú eres un escritor o eres hacedor de un libro, miras la vida con otros ojos. Y, y, siempre y…

Y puedes pensar que no has tenido suficiente creatividad, no has tenido suficiente ingenio, no has tenido suficiente talento, no has estado en los centros culturales como Madrid o Barcelona, no has tenido padrino, no has tenido suficiente innovación, no has tenido suficiente creatividad…

Y, puede suceder, que alrededor de la cuarentena, te dices, dejas en la práctica, aunque de vez en cuando haces algo, pero en la práctica, dejas de hacer libro y libros, y, o, dejas de hacer los cien o trescientos cuadros cada dos años… Y, te dices, y dices, bueno he perdido esta partida, como los maletillas de antaño, llega un momento que se retiran de estar en una puerta de una plaza y de otra. Se retiran a su pueblo, después de quince o veinte años habiendo probado, se retiran a un pueblo o a un barrio de una gran ciudad, siempre cercana a una plaza de toros, se retiran a algún trabajo… siempre mirando de reflujo a la gran plaza de las Ventas u otra semejante, bebiendo algunas vasos de vino y contando sus historias a amigos y amiguetes de años y años, sabiendo que su tiempo pasó y que su tiempo nunca llegó. Así hemos visto durante generaciones a personas –ahora ya existen escuelas de toreo, y, la cosa ha cambiado…-.

Y, sucede o puede suceder, que aquel ser humano, que escribió un libro, que tardó dos o tres años, que después hizo otros libros, y, que están todos o casi todos, salvo alguna edición institucional o alguna autopagada, están en su cajón. Y, sucede o puede suceder, que han pasado cincuenta años o sesenta años de aquel primer libro, tiene en el vientre de su ordenador unos treinta o cuarenta libros. Y, ya con canas, ya entre la Tercera Edad y la Cuarta Edad, se dice, que va a pasar de estos treinta o cuarenta libros. Ya, ya puede incluso tener nietos o puede ser que esté sólo y en soledad y en silencio y en resilencio. O, puede que ya desde el balcón de su casa, o desde un banco cercano al portal de su vivienda. Sale a dar un paseo. Y, en un banco se sienta, lee algún trozo de algún libro de los grandes maestros clásicos, y, también lleva una copia de uno suyo –para si encuentra a alguien que se interese y regalárselo-, y, repregunta, porque el mío y los míos no han merecido editarse y comprarse. Y, los clásicos sí…

Y, puede suceder, que una de las mañanas, en las que pasea, con dos libros, uno, una obra maestra, otro una copia suya, se sienta en un banco. Y, un joven con perro paseando se encuentra un ser humano caído de un lado sobre la madera y piedra dura, se acerca, y, nota que está enfermo. Llama por teléfono a la policía y al sistema de ambulancias. Y, se acercan aquellos dos policías, un hombre y una mujer, y, se dicen uno a otro: “ha fallecido, ha muerto”. Ha muerto con dos libros en la mano, uno de Sófocles, otro sin firma y a fotocopias.

http://youtube.com/jmmcaminero      © jmm caminero (11 octubre 2025 cr).

Fin artículo 5.164º: “La creatividad y el libro”.

E. 26 octubre 2025 a El Digitalsur.com.

Humor 4.151 a 4.156.

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